De la A a la Z: El Alma
La Materia es el vehículo para la Manifestación del Alma en este Plano de existencia, y el Alma es el Vehículo en un Plano más elevado para la manifestación del Espíritu; y los tres forman una Trinidad sintetizada por la Vida, que los interpenetra a todos.
Helena Blavatsky
Tras la proposición que ya se efectuó en el primer número de esta revista bajo este mismo título de “Esoterismo de la A a la Z”, mantenemos esta sección de Biosofía que continuaremos desarrollando en números sucesivos. En ella intentaremos dilucidar las realidades involucradas en palabras de uso más o menos generalizado en el ámbito de la Ciencia Espiritual. Siguiendo un orden alfabético, se procurará escoger vocablos que sirvan al objetivo de presentar y clarificar términos que permitan al lector interesado (quizás a veces confundido con nociones tergiversadas por la literatura comercial llamada “espiritulista”) una comprensión mas justa, más amplia y más rigurosa de la Sabiduría Universal y del Esoterismo 1. Comenzamos con la palabra Alma.
Algunas nociones vulgares y sus imprecisiones
Tal y como algunas otras veces ya hemos afirmado, los entendimientos comunes sobre las cuestiones de espiritualidad (o sobre la naturaleza, origen, formación, constitución, evolución y destino del Universo y del Hombre) son muy limitados y simplistas, incluso entre las clases consideradas cultas. Sin querer ofender a nadie, sobre todo a quien actúa generosamente lo mejor que le es posible, añadiremos incluso que, hasta en los medios religiosos y en los llamados espiritualistas, existen con frecuencia concepciones demasiado vagas y primarias. Tal vez, en contrapartida, se puedan considerar demasiado complejas algunas partes de este artículo. Por eso mismo, haremos un resumen sintético y simplificado a su final.
En el ámbito de los seguidores de las Iglesias Cristianas, es habitual pensar que Alma y Espíritu (o, también, Espíritu y mente) son términos sinónimos; que el ser humano se reduce a esa dualidad de Alma (o Espíritu) y Cuerpo; y que el Alma o Espíritu, que no se sabe bien lo que es (son), constituyen una “pertenencia” del Cuerpo, englobando lo que pensamos, sentimos, queremos y deseamos.
Ahora bien, esta es una desvirtuación simplista de la primitiva enseñanza del Cristianismo original que, incluso en su vertiente más externa y exotérica, distinguía (I) Espíritu, (II) Alma y (III) Cuerpo. Es eso lo que leemos claramente en la 1ª Epístola de San Pablo a los Tesalonicenses (5:23): “Que todo vuestro Ser, Espíritu, Alma y Cuerpo…” En la 1ª Epístola a los Corintios el mismo apóstol distinguió (XV, 44-45): “Si hay un Cuerpo psíquico, hay también uno espiritual. Como está escrito: el primer hombre, Adán, fue hecho Alma viviente (Gen. 2:7);el segundo Adán es Espíritu vivificante”. 2. En este último extracto, es manifiesta la referencia a dos Cuerpos –el espiritual y el psíquico-, no siendo ninguno de ambos, evidentemente, el Cuerpo físico.
Nótese que, en términos cabalísticos, el Cuerpo psíquico o Cuerpo-Alma es el Nephesh (el Alma Animal, o nivel de deseo, de la emoción personal y de la astucia, el Kama de la tradición oriental), siendo el Alma designada (también en la Cábala) Nephesh Chiah 3. El Cuerpo espiritual se refiere, en la terminología del ocultismo contemporáneo, al Cuerpo causal, que resulta del enlace de las energías de los niveles Búdhico (intuicional) y Manásico (mental) del ser humano.
En verdad, como ya hicimos notar en alguna ocasión 4, es necesario distinguir y jerarquizar, que integralmente el Ser humano ES:
El Cuerpo Físico que todos conocemos: el molde y las causas dirigentes de la formación de ese Cuerpo físico; la vitalidad que lo anima y mantiene cohesionado; los deseos, emociones y afectos personales, y la astucia propia de la mentalidad instintiva o animal; la capacidad intelectual analítica, que trabaja a partir de los datos observados y de las cosas sentidas o deseadas; la inteligencia creadora, que funciona en términos abarcantes y sin ser dirigida, de fuera para adentro, por los fenómenos y por las reacciones que éstas suscitan, sino por el contrario sobreponiéndose e incluso adelantándose a ellas, en un dominio de libertad; la capacidad intuitiva, i.e., de una sabiduría íntima, real y esencial, proveniente del contacto directo con la esencia de los seres y de las situaciones, que solamente puede ser concomitante de un Amor no-egoísta, fuerte, lúcido, y que no se ciñe a la propia persona y al que está próximo (distinguiéndose así de los afectos anteriormente referidos); una latente Voluntad incondicional de Bien, que se puede manifestar únicamente cuando no existe mácula alguna de egoísmo o de separatividad, y cuando se es unísono con el gran Plan Divino, con el extraordinario Propósito Inteligente que subyace a todo el Universo. Evidentemente, los dos últimos niveles existenciales referenciados están realmente activados en un muy escaso nivel de seres humanos todavía.
En todos estos Planos de manifestación humana, existe el Alma respectiva o nivel de manifestación del Alma, como veremos. Como consecuencia, en todos ellos está presente la relación entre la Vida que procede del Espíritu, y la Sustancia, organizada en la forma, en la cual se expresa. El Alma es, justamente, la resultante y la propiciadora de la relación entre los dos grandes polos de la existencia universal: Espíritu y Materia.
Otras Nociones Equivocadas
Encontramos en muchos diccionarios, tanto genéricos, como especializados en teología o en filosofía condicionada por los conceptos religiosos del Cristianismo común, la definición del Alma como “Parte inmaterial e incorpórea”, “naturaleza inmaterial”, etc.
Como ya hemos afirmado reiteradamente, uno de los errores de la mentalidad religiosa poco fundamentada, consiste en suponer que solo existe Materia Física y que todo lo que es supra-físico es inmaterial, desprovisto de Sustancia. Sin embargo, en un Universo manifestado, la idea de un algo sin Sustancia es insostenible. Una realidad cualquiera sin Sustancia sería una No-Realidad, un cero, una nada. Las Almas tienen Sustancia por más tenue o sutil que ésta sea en comparación con la Materia física. Los pensamientos y las emociones son cosas sustanciales, materiales –aunque de una materialidad diferente de la física-, así como sustanciales son los vehículos (mentales y emocionales) que los generan.
El Alma Universal y las Almas Individuales
En la 3ª de las Proposiciones (que constituyen una extraordinaria síntesis de todo el Sistema Oculto) de su obra “La Doctrina Secreta”, Helena Blavatsky, reiterando la Enseñanza Universal de todas las Edades, afirma: “La identidad fundamental de todas las Almas con el Alma Suprema Universal, siendo ésta un aspecto de Raíz Desconocida; y la peregrinación obligatoria para todas las Almas, centellas de aquella Alma Suprema, a través del Ciclo de Encarnación, o de Necesidad…” 5.
En esa esfera, y de acuerdo con la ley de las analogías, debemos de considerar ambos niveles: macrocósmico y microcósmico, universal e individual. Como es arriba es abajo…
Valdrá también la pena citar dos extractos, que de alguna manera se complementan, de libros del Centro de Unificación Cultural (CLUC). En “Cartas de Luxor” podemos leer: “Tanto en el Universo como en el Hombre, el Alma resulta del influjo de la vida espiritual –incondicionada y transcendente- en una forma material –circunscrita y limitada-. La cualidad que resulta de esa relación es el Alma (que, por lo tanto, está inmanente en la Sustancia y que está condicionada por ella, aunque tenga igualmente uno de los dos polos ligado al Sutrama, Hilo de Vida o Cordón Plateado)” 6. A su vez, en “Siete Llaves”, se escribe: “Tanto en el Universo como en el Hombre, el Alma es el factor mediador o el vínculo entre Espíritu y Materia; es el principio atractivo y cohesivo que mantiene unidas a las formas, posibilitando así que el Espíritu se pueda expresar a través de ellas” 7.
Polaridades del Alma
Sobre la base tanto de las citas de los libros del CLUC como de Helena Blavatsky podemos constituir un punto de partida para intentar comprender la naturaleza del Alma.
Ya vimos que Helena Blavatsky considera al Alma Suprema Universal –el Anima Mundi de los grandes filósofos griegos- como “un aspecto de Raíz Desconocida”. Esa Raíz Desconocida es el Absoluto, el Inefable, la Causa Incausada, o si se quiere, “la vida espiritual, incondicionada y transcendente” a toda manifestación (repitiendo la expresión del libro “Cartas de Luxor”). Podemos verlo, también, en otra perspectiva como “El Primer Logos (…) o Logos precursor de los Manifestado” 5.
Recordemos las palabras del Evangelio de San Juan (1:18): “Nadie jamás ha visto a Dios. El Hijo único, que está en el seno del Padre, fue quien le reveló”. El Espíritu (o “Padre”) nunca se manifiesta directamente en los mundos objetivos; lo hace a través del Alma (o “Hijo”), que resulta del influjo de vida que proviene del Espíritu en la Materia. Inicialmente tenemos la Materia Virgen, no organizada, precósmica. Sin embargo, cuando es fecundada por la actividad del Espíritu Santo, cuando es dinamizada por Fohat (el agente transmisor de la Ideación Universal), ella se organiza en formas, aptas para ser habitadas por la Vida interior 8. Una vez vertida en las formas sustanciales, la Vida que proviene del Espíritu pasa a estar “condicionada”. Así, el Alma es bipolar –ligada como está tanto al polo Espiritual (incondicionado, ilimitado), del que es vehículo, como al polo sustantivo (condicionado y limitador 9). Un excelente aunque poco conocido autor, Gordon Plummer, que aquí citamos a título de divulgación, expresó esta idea con palabras ligeramente diferentes: “Los Teósofos usan la palabra ‘Alma’ en un sentido muy técnico. No vienen a referirse a la consciencia íntima de una persona, que sobrevive después de la muerte del Cuerpo. Sino que se refieren a un vestido, un vehículo del Espíritu. Y cada Plano de consciencia en una persona es dual. Cada uno de ellos tiene su propio aspecto energético y su propio aspecto sustantivo” 10.
Desde el punto de vista de la Materia, el “Alma es un principio atractivo y cohesivo que mantiene unidas a las formas” (conforme leemos en “Siete Llaves”), por estar inmanente en la propia Sustancia. Y es también la propia fuerza de evolución en la Sustancia.
Desde el punto de vista del Espíritu, el Alma propicia las experiencias y la consciencia de relación que aquél, consciencia absoluta, indiferenciada, atestigua silencioso durante todo el largo proceso de manifestación, y que acabará por agregar a sí mismo al culminar la Magna Obra de la Evolución. Al continuar desarrollando la 3ª Proposición de “La Doctrina Secreta”, escribió Helena Blavatsky: “…ningún Buddhi puramente espiritual (Alma Divina) puede tener una experiencia consciente independiente, antes de que la centella, emanada de la Esencia pura del Sexto Principio Universal –o sea, el ALMA SUPREMA- haya pasado por todas las formas elementales pertenecientes al mundo fenoménico del Manvántara, y adquirido la individualidad, primero por impulso natural y después a costa de sus propios esfuerzos, conscientemente dirigidos y regulados por el Karma, escalando así todos los grados (…) desde el mineral y la planta al Arcángel más sublime (Dhyani Buddha). La Doctrina axial de la Filosofía Esotérica no admite u otorga privilegios ni dones especiales al hombre, salvo a aquéllos que fueran conquistados por el propio Ego con su esfuerzo y mérito personal, a lo largo de una serie de metempsicosis y reencarnaciones”.
Jerarquía
Como existen Siete Principios en el Hombre y hay Siete Planos en este Cosmos en el que “vivimos, nos movemos y tenemos nuestro ser” 11, habiendo en todos ellos una relación entre el influjo de vida irradiado por los polos espiritual y de la sustancia característica de cada Plano (de que están constituidos los vehículos del Hombre Espiritual), se deduce naturalmente que hay siete Almas, o, en otras palabras, siete niveles o diferenciaciones de El Alma. 12
En términos macrocósmicos, existen, de este modo, 7 diferenciaciones del Akhasa inteligentemente activado por el Alma Universal, desde el Maha-Akhasa hasta el nivel inferior, llamado “Luz Astral”.
También en el ser humano existe idéntica pluralidad de Almas 13. No en vano, por su importancia –desde el punto de vista de lo que es decisivo en su actual estado evolutivo- tres de ellas deben de ser destacadas:
- El Alma Animal, constituída por la naturaleza de Kama (deseo, pasión animal, emoción separatista, afectos personales) y por una porción o rayo de Manas (Inteligencia), así convertido en Mente Inferior (Manas Inferior), que en el hombre común, al enredarse en las reacciones a los fenómenos y estímulos externos, y al dejarse dominar por el deseo (Kama), se vuelve poco más de los que es la simple astucia. El Alma Animal es, pues, el agregado Kama-Manas, que es condicionalmente (in)mortal. Su quintaesencia sublimada puede ser conquistada para la eternidad. En el momento presente de su escalada evolutiva, el Alma Animal representa el más poderoso factor de negatividad, de densificación vibratoria, de ilusión, violencia y competitividad a toda costa.
- El Alma Humana, jerárquicamente encima de la anterior, en la escala vibratoria de la Consciencia-Vida-Sustancia. Es básicamente el principio Manásico, de Inteligencia Creadora –que caracteriza al Hombre como el Pensador-, iluminado y orientado por el Principio que está encima de él: Buddhi, la Intuición, o Discernimiento, la Sabiduría y el Amor Transpersonal. El Alma Humana representa nuestra ligación para con los mundos de verdadera espiritualidad y bienaventuranza. La Humanidad, más o menos como el adolescente en su maduración, aún camina hacia este tipo de consciencia de la Intuición. El Alma Humana es la conquista específica del Reino Humano, por lo que es identificada como el Hijo del Hombre. Recordemos que Jesús, discípulo sublimado y vehículo del Señor Cristo (El Maestro Universal), a Sí mismo Se llamaba “El Hijo del Hombre”. Todos conocen la frase que, según la leyenda, le fue dirigida, cuando fue entregado a Pilatos: “Ecce Homo”: ¡He ahí al Hombre! ¡El, sí, es de hecho un Hombre!
- El Alma Espiritual, que es Buddhi, como vehículo de Atman (o Yo Espiritual, la Voluntad Espiritual). Esta díada es la base operativa de los Maestros de Compasión y del Conocimiento Sagrado.
Podemos verificar, de conformidad con lo dicho anteriormente, la bipolaridad de cada una de estas Almas. El Principio o Plano Superior es positivo (+); el que es su inferior es receptivo (-) con relación a aquél.
El Alma es, pues, un vehículo de Sustancia y, por otro lado, la consciencia o cualidad 14 que ese vehículo permite manifestar.
El Alma Universal
El Alma Universal (Alaya en el Budismo Tibetano O el Anima mundi de las tradiciones que se desarrollaron más en Occidente) es la base de todas las operaciones inteligentes de la Naturaleza, la Mente del Logos Creador o Demiurgo. Es la animación (o es la animadora) del gran filme de la existencia universal, en el telón de fondo o tela que es Akasha.
Siendo el Alma Universal una irradiación de lo Absoluto –que no es el Espíritu en la Materia, ni el Hijo de ambos, sino la Pura Unidad-, ¿cuál es su polo espiritual (o Padre)? ¿Y cuál es su Madre o Materia?
Podemos decir que su polo espiritual es el agregado de los Dhyan Chohans o Unidades Monádicas (o dioses mayores) que desarrollaron sus poderes creadores espirituales en precedentes Manvántaras, en anteriores (largos) ciclos evolutivos.
En cuanto al polo Mater-Materia, es sin duda el Prakriti (Sustancia) Universal o, si se quiere ver bajo otra perspectiva, su potencialidad Akhásica.
El Arco Descendente y el Arco Ascendente
Consideremos por encima la bipolaridad del Alma: Espíritu y Consciencia por un lado; Sustancia y Forma por otro. Podemos ahora añadir que el Alma como vehículo y continente, es desarrollada predominantemente en el Arco Descendente; en cuanto que, en el Arco Ascendente, se procesa el llenado de esos vehículos o formas por el contenido de la Consciencia allí manifestada, experimentada y desarrollada.
En esta última polaridad, como Consciencia –Consciencia de relación y, en el hombre, Consciencia individual o autoconciencia- las Almas son, en cada nivel jerárquico, las mediadoras, las representantes, las que toman las decisiones en nombre del Espíritu. Primero, organizan la Sustancia del nivel respectivo. Después, habrán de ser subsumidas en el Alma que está jerárquicamente encima de ellas (lo cual implica confrontación, reajuste de valores, purificación y, por fin, subordinación de lo inferior a lo superior). De este modo, la Consciencia va subiendo de nivel en nivel. Vendrá el día en que el Alma más elevada en el ser humano –o sea, Buddhi, como vehículo de Atman-, será absorbida en el Espíritu Inmortal. Este, a su vez, habrá de ser subsumido en el seno del Absoluto, al final de este Inmenso Período de Manifestación.
Resumiendo y simplificando
El Alma es Sustancia sensible e inteligente. Es el resultado de la relación entre el Espíritu y la Materia y su mediadora. Está por tanto conectada a los dos polos –la Sustancia de cada nivel material y la vida que fluye del Espíritu hasta ese nivel. Como relación entre el polo espiritual y el polo sustancial se procesa en una pluralidad de niveles, el Alma tiene una pluralidad de diferenciaciones, tanto en el Universo como en el Hombre. En lo que a nosotros los seres humanos respecta, consideramos que hay tres Almas de capital importancia en el actual momento evolutivo. Recordemos, mientras tanto, que en una presentación más simplificada, y muy generalizada, se designa por Alma el Yo Superior 15, justamente por ejercer la función mediadora entre el Yo Divino o Mónada y la Personalidad o Yo Inferior 16. En otros casos, se pone el énfasis en los que denominamos Alma Humana, justamente por ser el producto añadido por el Reino Humano a la Evolución Global y por ser el nivel de encuentro entre la emanación descendente del Espíritu (procedente del 1º Logos) con las emanaciones, ya entonces en el arco ascendente, procedentes del 2º y del 3º Logos 17. Finalmente, diríamos que Buddhi es el Alma por antonomasia, por ser el vehículo de Atman, y así Buddhi es designado muy adecuadamente como “Alma Espiritual”.
Jose Manuel Anacleto
Además del hombre y del animal, cada diamante, cada cristal, cada planta y cada estrella poseen su propia Alma individual (…) existe un jerarquía de Almas desde la forma más inferior de la Materia hasta el Alma del Mundo.
Cartas de los Mahatmas a A. P. Sinnet
1 Al hablar de Esoterismo cometemos una ligera imprecisión. Lo que es verdaderamente esotérico no puede ser hecho público, Sin embargo, a partir de 1875, se inició un movimiento de exponer públicamente algunas de las enseñanzas de las vertientes esotéricas u ocultas (esto es, más profundas y secretas) subyacentes y comunes a todas las grandes religiones exotéricas (esto es, externas, basadas en interpretaciones más literales y profanas). De esta forma, hoy se puede hablar de parte de lo que en el pasado fue esotérico.
2 El primer Adán es el cuaternario inferior del ser Humano, resultante del trabajo de los Pitris (Padres, Progenitores) Lunares, esto es, entidades que habían pasado por el estadio equivalente a la Humanidad en el Anterior Gran Ciclo de Manifestación (en la anterior Cadena, para usar la terminología esotérica9, el segundo Adán es el Hombre Interior, dotado de Inteligencia y Discernimiento Intuitivo, despertado en nosotros por una clase de Pitris Solares, los Señores Kumara. Se alude aquí muy de pasada al vastísimo tema de la Antropogénesis Ocultista.
3 Cfr. “Glosario Teosófico” de Helena Blavatsky; “La Doctrina Secreta” de la misma autora; “The New Testament Commentaries of H.P.Blavatsky, compilación y anotación de H.J.Spieremburg, Point Loma Publications, San Diego, 1987.
4 “Transcendencia e Inmanencia de Dios” (Centro de Unificación Cultural, Lisboa, 2002.
5 H.P.Blavatsky, “La Doctrina Secreta”, Editorial Sirio.
6 “Cartas de Luxor”, Centro de Unificación Cultural, Lisboa, 2000.
7 “Siete Llaves”, Centro de Unificación Cultural (CLUC), Lisboa, 1995 y 1999.
8 Estamos ante el concepto cosmogónico al que aluden las tradiciones de la Virgen María, Madre de Jesús; de la Virgen Maya, Madre de Gautama Buda; de la Virgen Maia, Madre de Hermes; de la Virgen Devaki, Madre de Krishna. Nótese la raíz común: Maya, Maia, María, Madre, Mater, Materia, Mar (las aguas primordiales), etc.
9 Limitado pero también disciplinador, como se puede verificar en la femenina columna de la Severidad del Arbol de la Vida. Cfr. “La Cábala Mística” de Dion Fortune.
10 “From Atom to Cosmos”, Quest Books, Wheaton, 1989,
11 Actos de los Apóstoles, 17:28.
12 Esto, sin embargo, no quiere decir que el ser humano no sea una unidad, aunque compuesta, ni pretende significar que seamos siete Individualidades encarnadas al mismo tiempo. Esta aclaración nos parece necesaria para evitar malas interpretaciones.
13 Vale la pena leer el nº 79 de la revista “Portugal Teosófico” (Ed, STP, Lisboa, 2000), el texto de “Sus Siete Almas, Una Perspectiva Sufí”, con comentarios del Dr. Humberto Alvares da Costa a un artículo de Robert Frager publicado en los EUA.
14 Sobre el concepto de “cualidad” aquí mencionado, cfr. “Un Tratado sobre los Siete Rayos”, Vol. I – Psicología Esotérica” de A. Bailey.
15 La Tríada Superior: Alma-Buddhi-Manas.
16 El Cuaternario Inferior: Cuerpo Físico Denso, Linga Sharira o Cuerpo Pardal, Prana y Kama-Manas.
17Sobre el tema de las 3 emanaciones, cfr., por ejemplo, “Los Chakras”, de C.W.Leadbeater.
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