Primera parte.- La Eva terrenal y la Eva celestial 

Esta conferencia se divide en dos partes, impartidas en Sydney, mayo 2006 y en Los Angeles, Julio 2006. 

La primera parte se refiere principalmente a la cuestión de Eva, el arquetipo humano del principio femenino celestial. Al objeto de poder entender este principio exploraremos los orígenes del ser humano y del mundo, tal como se refleja en el Génesis desde la perspectiva Antroposófica. Esperando que haciéndolo de esta forma nos enfrentemos al incomprendido misterio de la diferenciación de los sexos, como reflejo microcósmico terrestre de un estado de conciencia macrocósmico. 

Esto nos conducirá a la segunda parte de esta conferencia. Una vez puestos los cimientos para nuestro estudio estaremos preparados para explorar la naturaleza de las dos Evas, la terrenal y la celestial, sus tareas y su relación con las tres Marías –la María del evangelio de Lucas, la María del de Mateo, y María Magdalena- y su relación con el ser de la Antroposofía y la Sabiduría de nuestro Cosmos celestial, o la Divina Sofía.

Este tema no es en absoluto fácil.  Aproximándose a estos misterios los estudiantes de la Ciencia Espiritual experimentan los mayores sentimientos de asombro, reverencia y un profundo sentido de responsabilidad. Hay un sentimiento de levantar un velo que había estado echado durante mucho tiempo, y esto inspira en el alma una reticencia semejante al miedo. ¿Qué encontraremos, y seremos capaces de mantenernos en plena conciencia con lo que veamos allí? Es una cuestión que pesa en el alma ante el peligro de que podríamos dejar la huella de lo que nos gustaría ver en lo que veamos, nuestros propios deseos y anhelos, nuestros prejuicios, etc. y de ese modo distorsionar para siempre la imagen. Esta es una de las razones por las que este misterio ha permanecido durante mucho tiempo en poder de iniciados, a los que sólo se les permitía divulgar el conocimiento de ciertos aspectos sencillos, suavizados en forma alegórica. Otra razón para velar este misterio yace simplemente en su complejidad suprasensible, una complejidad que requiere una capacidad en la evolución humana del pensamiento previa a que pueda ser comprendido. El pensamiento tuvo que hacerse masculino. 

¿Qué es lo que pretendo decir con esto? 

Esotéricamente se entiende que el principio de la Feminidad vive en todo lo que trabaja a favor de la unidad. Es la fuerza unificadora capaz de trabajar detrás de la individualidad hacia una conciencia común que –a través de ser uno con las verdades espirituales–  recibe la revelación pasiva. Por otro lado, el principio Masculino tiende hacia la división, hacia la individualidad, es una fuerza individualizadora y por consiguiente asociada con el Yo individual. (Rudolf Steiner, la Teosofía del Rosacruz XII). 

Aunque la fuerza unificadora del principio Femenino (tribu, familia, etc) fue inicialmente necesaria para la supervivencia, estaba destinada a moverse, cada vez más, hacia el fondo y la esfera de la Voluntad, semejante al dormir sin sueños. ¿Porqué?. Porque se hizo cada vez más incompatible con la existencia material. Lo cultural tenía que tomar un papel preponderante. Las fuerzas masculinas, si los seres humanos habían de forjar su individualidad independientemente a través del mundo de la materia, tenían que alcanzar con su conciencia a la vida volitiva. Podemos decir, por consiguiente, que el principio Masculino ha sumergido a la humanidad en la materia, de forma que pudiera elevarse libremente hacia las verdades espirituales a través de la participación. 

Esta participación sólo se dará cuando la humanidad atraviese plenamente la experiencia del Alma Consciente, cuyo desarrollo empezó en el siglo XV y no terminará hasta que comience la 6ª época cultural. El desarrollo de esta conciencia es necesario antes de que pueda comprenderse el misterio de Isis –María- Sofía, por el alma humana. Y ello es porque el ser humano se está moviendo hacia este tipo de conciencia, cuyo interés por este misterio se está haciendo evidente hoy día, tal como se manifiesta en los libros, películas y documentos relativos al mismo. Pero como esta conciencia se está obteniendo al mismo tiempo que la humanidad está experimentando una inmersión incrementada en su cuerpo físico y en la materia, se produce una tendencia hacia dos polaridades: por un lado la tendencia Ahrimánica de encontrar respuestas materiales a las cuestiones espirituales, y por el otro lado la tendencia Luciférica de aplicar el principio del género a todo el universo. Esto crea el peligro del no discernimiento en el conocimiento espiritual, que muchas veces cae presa de esas tendencias ahrimánicas y luciféricas. 

¿Qué se puede hacer para ayudar a la humanidad a superar la atracción de estas tendencias? 

Siempre ha habido personas cuya tarea ha sido vivir por adelantado el futuro, y en nuestra época, los antropósofos están llamados a hacerlo; guiar a la humanidad hacia la 6ª época, cuando la generalidad de los seres humanos recibirán  a través del alma consciente, de forma directa y en comunidad con los demás, libremente participativa, las fuerzas unificadoras del Yo espiritual. La humanidad entonces alcanzará un nuevo paso para convertirse en la décima jerarquía –los Espíritus de la Libertad– el nivel inferior del ser de la Sofía Divina, y el tiempo en el que  todos sus misterios serán revelados. 

La sabiduría requerida para conducir a la humanidad a esta tarea sólo se puede conseguir en nuestro tiempo mediante el estudio de la Ciencia Espiritual y la Antroposofía tal y como nos fue dada por ese gran iniciado que fue Rudolf Steiner. En la Ciencia Espiritual Steiner nos ha dado a los antropósofos los medios para adquirir una clara y consciente relación con esta sabiduría no teñida por la influencia Luciférica o Ahrimánica. De esta forma, cuando esta sabiduría pase a la conciencia despierta en la voluntad –el Alma Consciente– en palabras de Sergei O. Prokofieff, la sabiduría se convertirá en nuestro maestro espiritual. 

Sin embargo de nuevo hemos de recordar que la totalidad de estos misterios sólo se podrá conocer en el futuro, y que la humanidad no está destinada en nuestra época para aproximarse a las verdades relacionadas con el principio femenino, pero en cambio sí se pueden dar los pasos preparatorios hacia su comprensión. 

A pesar de esto, dos condiciones han surgido, cuyo carácter ambas han exigido y hecho posible la trasmisión y comprensión de muchos aspectos de este misterio con anterioridad a lo previsto: primeramente un redoblamiento de los esfuerzos por parte de los poderes adversos para crear adelantada en el tiempo una imagen distorsionada de estos misterios; en segundo lugar una oleada de entusiasmo para la comprensión del ser de la Antroposofía, espiritualmente meritoria por la efusión de confianza en la habilidad del ser humano para aproximarse a estos misterios de forma anímicamente correcta. 

Considerando lo anterior, con toda reverencia y humildad, y con ánimo de agradecimiento, intentaremos comprender hoy estos misterios en la medida en la que se nos han dado a conocer. 

Adán y Eva 

La Biblia nos dice en el Génesis que Dios creó al hombre a su propia imagen –a imagen de Dios creó: “creó al hombre y a la mujer”–.  Se nos dice que Jehová creó al primer hombre, Adán, del polvo o del barro de la tierra. Después de eso, no deseando que Adán estuviera sólo, creó a la primera mujer, Eva, de una costilla de Adán. Se nos ha contado que en el Paraíso, Lucifer se acercó a Eva tentándola para que comiera del fruto que crecía en el Árbol del Conocimiento del bien y del mal, que había sido prohibido por el señor Dios Jehová. Lucifer le dijo que no le causaría la muerte sino que la haría tan sabia como los dioses. Ella vio que el árbol parecía tener buenos frutos y deseando ser sabia tomó parte y le dio a su consorte Adán, para que él también participara de sus efectos. Una vez comieron se abrieron sus ojos y “supieron que estaban desnudos”. Este repentino despertar constituyó la caída del Hombre del Paraíso y fue el primer acto de egoísmo o pecado perpetrado por el ser humano, conocido a través de las edades como el “Pecado Original”. 

A partir de entonces se nos dice que Dios tuvo que multiplicar grandemente los pesares de la mujer, en primer lugar haciéndola responsable de criar a sus hijos, y en segundo lugar haciéndola sumisa a las reglas de su marido. Es sólo mucho más tarde, en el Nuevo Testamento, en que vemos a tres mujeres que se salen del segundo plano de los acontecimientos y toman un lugar prominente al frente del suceso más importante de la historia de la evolución humana. Estas fueron la María del evangelio de Lucas, la María del de  Mateo y María Magdalena. Sentimos que, a pesar de la necesaria dominación de los principios masculinos, estas mujeres fueron capaces de penetrar en el corazón de las gentes y permanecer allí por milenios, como arquetipos de la bondad, en la vida de la voluntad, en la verdad de la vida del pensar y en la belleza en la vida de los sentimientos. Y sólo con un estudio más detallado empezaremos a sentir el surgimiento de la profunda relación entre Eva, María y Sofía. 

Al objeto de comprender esta relación nos vamos a embarcar en un corto, pero esencial estudio de la evolución del ser humano y el Génesis, con la ayuda de Rudolf Steiner y la Ciencia Espiritual. 

Génesis 

Steiner nos dice que el ser humano fue creado gradualmente, a  través de muchos eones y etapas de la evolución del mundo. Nos cuenta que las semillas del cuerpo físico fueron implantadas en lo que él denomina “antiguo Saturno” de la evolución del mundo, principalmente a través de la actividad de los Espíritus de la Voluntad, o Tronos, en nombre del Principio del Padre. En lo que denomina la fase evolutiva de “antiguo Sol”, fueron implantadas las semillas del cuerpo Etérico, principalmente a través de la actividad de los Espíritus de la Sabiduría o Kyriotetes, trabajando con el Principio del Hijo. En la fase evolutiva del mundo de “antigua Luna” fue la actividad de los espíritus del Movimiento o Dynamis la que predominó en la implantación de las semillas del cuerpo Astral humano, a través de la mediación de la tercera persona de la trinidad, el Espíritu Santo. 

Antiguo Saturno..Cuerpo Físico…….Padre…….Tronos……Esp. de la Voluntad

Antiguo Sol…….. Cuerpo Etérico……Hijo……Kyriotetes….Esp. de la Sabiduría

Antigua Luna……Cuerpo Astral…..Esp.Santo…Dynamis….Esp. del Movimiento 

Se nos dice que no fue hasta la evolución de la Tierra cuando el ser humano adquirió su componente más elevado, el Yo (el Ego), a través de la mediación de los Elohim (Dios) o  Espíritus de la Forma, cuyos efectos combinados los elevaron a la condición denominada Jehová-Elohim. Jehová (el Señor Dios), es conocido por haber creado al Hombre, un ser en posesión de la facultad de la auto-conciencia, compatible con la adquisición de la sabiduría y la libertad humana mediante el trabajo con las fuerzas que emanan de la totalidad del ser de la Divina Sofía. 

Tierra…Yo…Elohim…Exusiai…Espíritus de la Forma...Divina Sofía. 

Rudolf Steiner nos dice que cada nueva etapa planetaria de la evolución del mundo representa una etapa de densificación o condensación, acompañada por una de rarefacción. ¿Qué significa esto?. 

Nos dice Steiner que en el Antiguo Saturno sólo había calor (Éter), que era, por tanto, la condición física más baja.  

En la siguiente condición planetaria, en el Antiguo Sol, esta condición calórica (Éter) se condensó en aire y rarificó la luz. Entonces había luz (éter), calor (éter) y aire, los tres principios de la Vida, siendo el aire la condición física más baja. 

Durante la etapa de la existencia planetaria de la Antigua Luna, tuvo lugar una mayor rarefacción. Ahora no sólo había calor, sino debajo de él aire o gas, y debajo, por condensación del aire, agua, sonido o éter Químico. Al final de la fase de la Antigua Luna había pues sonido, luz, calor, aire y agua, siendo el agua la condición física más baja. 

Durante la condición de la Tierra, el agua se condensó en tierra y lo que se separó de esta condensación se rarificó como Vida (éter). Por tanto en la Tierra hay vida (éter), sonido (éter), luz (éter), calor (éter), aire, agua y tierra.  

Evolución del Mundo  

 

Saturno…calor

Sol…calor condensado en aire y el aspecto etérico del aire como Eter de Luz

Luna..aire condensado en agua y el aspecto etérico del agua como Éter de Sonido

Tierra…agua condensada en tierra y el aspecto etérico de tierra como Éter de Vida

Rudolf Steiner nos dice que durante la evolución del Antiguo Sol hubo un momento en el que se hizo necesario que se separara de la evolución del mundo el aspecto “ardiente” más avanzado. Cuando eso ocurrió se llevó con él a los seres cuyo progreso había alcanzado un nivel de madurez incompatible con el resto. Si hubieran permanecido conectados a la tierra ésta hubiera progresado demasiado rápido, se habría quemado, su entorno no hubiera soportado el desarrollo de los seres humanos, cuyo progreso se hacía a un ritmo más lento. El siguiente suceso importante ocurrió durante el periodo evolutivo de la Antigua Luna, cuando el aspecto más endurecido de la luna tuvo que separarse de la evolución del mundo, al objeto de que el ambiente no se volviera demasiado duro y rígido para el desarrollo normal del ser humano. En su libro La Ciencia Oculta Rudolf Steiner explica cómo hay recapitulaciones en cada una de estas etapas. 

La evolución en la etapa de la Tierra consiste en siete grandes épocas: 

Polar

Hiperbórea

Lemuria

Atlante

Quinta-Postatlante ( la actual)

Sexta- Postatlante

Séptima-Postatlante 

Ahora estamos en la Quinta época Postatlante de la evolución de la Tierra. 

Durante la etapa de la Tierra, de la evolución del mundo, tuvo lugar una recapitulación de las condiciones existentes en el Antiguo Saturno, Sol y Luna, pero en un nivel más elevado, de forma que en la época Polar, la primera de la evolución, se produce una recapitulación del Antiguo Saturno; la época Hiperbórea repite las condiciones existentes en el Antiguo Sol, con la expulsión del Sol de la Tierra, y la época de Lemuria es una total repetición de las condiciones de la Luna, con la expulsión final de la Luna de la Tierra. 

El relato del Génesis, nos dice Steiner, empieza en el punto en el que ocurre la recapitulación de la separación del Sol de la Tierra, marcando el comienzo, más o menos, de la época Lemúrica. (Rudolf Steiner, Génesis.Los secretos del relato bíblico de la Creación)  

La época de Lemuria se compone de siete divisiones en el tiempo, durante las cuales ocurren microcósmicas recapitulaciones de los siguientes sucesos macrocósmicos: 

     El Primer Día de la Creación 

Durante el primer día de la Creación Steiner nos relata que había Calor, una recapitulación de las condiciones de Saturno, “el espíritu de Dios irradiaba calor revoloteando sobre la superficie de las aguas”. Este calor se condensó por una parte en aire, y por otra se rarificó en éter de Luz, ”hágase la Luz”. Esto fue una recapitulación de la evolución del Antiguo Sol cuando se produce la separación del Sol de la Tierra. En este tiempo el Alma Sensible humana viene al ser. 

El Segundo Día de la Creación 

Durante el segundo día de la creación se lleva a cabo una recapitulación de las condiciones de la Antigua Luna, donde el aire se condensa en agua, y el agua se rarifica en Sonido. En términos bíblicos:  Dios creó el firmamento, había “ indicios de substancia” a través del trabajo del “Sonido”.( ibid Génesis, conf 4ª). En este tiempo se añade el Alma Racional a la atmósfera “alrededor” del ser humano. 

Tercer Día de la Creación   

Nos dice Steiner que apareció la materia sólida como agua condensada en tierra, y tierra rarificada como éter de Vida”.(ibid). Este éter de vida irrumpe en la Tierra y trajo por todas partes un despliegue inicial de vida. Surgen plantas de la tierra “sólida”. El Alma Consciente se añade en el ambiente “alrededor” del ser humano. El ser humano, en la periferia de la Tierra, estaba ahora rodeado por el Alma Sensible, el Alma Racional y el Alma Consciente, necesitadas de una vasija que las acogiese. El Cuerpo Astral había de ser elaborado posteriormente para que pudiera  incorporar estos tres aspectos anímicos y formara una vestimenta exterior para ellos.(Ibid conf. 8)  

El Cuarto Día de la Creación    

En el cuarto día de la creación se produjo una recapitulación de la separación de la Luna de la Tierra, con lo que se pudo ver en el cielo dos luces, el Sol y la Luna. En este tiempo las estrellas también surgieron para el ser. El cuerpo Astral humano fue moldeado por las fuerzas emanadas de los doce círculos del Zodiaco, y es quizás, justo antes de este tiempo, que el éter enrarecido del  Sonido y el de la Vida, pertenecientes a Adán y Eva, se llevaron a la esfera del Sol, coincidiendo con el primer sacrificio del ser de Cristo, que tuvo lugar cuando entró en la esfera de las estrellas fijas para prevenir que los sentidos se volvieran independientes. (Steiner, Cuatro sacrificios de Cristo, Basilea 1.6.1914). Se hizo entonces posible para los seres humanos, que habían dejado la periferia de la Tierra endurecida para proseguir su evolución en otros planetas, el retorno. 

El Quinto Día de la Creación. 

Las Almas Grupo de los animales descendieron a la Tierra y fue creado el cuerpo físico humano, no tan denso como lo es hoy el cuerpo etérico. (Steiner, Génesis, conf.8) .  

Ahora tenemos dos aspectos del ser humano: por debajo el cuerpo físico/etérico y el cuerpo astral, y por encima los aspectos anímico-espirituales, el Alma sensible, el Alma racional y el Alma Consciente. 

El Sexto Día de la Creación  

Se nos ha contado que en el sexto día de la creación Elohim dijo: “hagamos al hombre”. En esta etapa el cuerpo físico/etérico del ser humano se condensó en un “cuerpo de calor” (Ibid), y el cuerpo humano era predominantemente femenino, pero tanto femenino como masculino. Este ser humano unisexual es capaz de reproducirse asexualmente. (Ibid). 

El Séptimo Día de la Creación. 

En el séptimo día de la Creación los seis aspectos de Elohim, que habían permanecido detrás de la esfera de la Luna -el Elohim Jehová denominado el Señor Dios- fue capaz de imprimir el “Alma Grupo” del Yo, referido en el Génesis como “el aliento de Vida”, en el cuerpo Astral que contenía en sí los tres aspectos anímicos. Ahora el cuerpo humano físico/etérico se componía de calor y aire.(Ibid). 

Poco después Lucifer tentó al Yo humano para su caída en el cuerpo Astral, más allá de las intenciones del Elohim Jehová. La influencia luciférica origina una densificación en el cuerpo físico/etérico del ser humano, compuesto de aire y calor, densificándose, por una parte en sustancia más sólida, y por otra en sustancia más líquida, división que ocurre en dos direcciones –masculina y femenina-. El Hombre o  Adán tiene entonces un cuerpo físico externo masculino y un cuerpo interno etérico femenino, un cuerpo astral y un Yo. La mujer, o Eva, tiene un cuerpo físico externo femenino y un cuerpo interno etérico masculino, un cuerpo Astral y un Yo. 

En la parte de calor y aire del ser humano se contiene lo que era pre-luciférico.

Calor y Aire…Pre-luciférico.

Sólido y Líquido…Luciférico.  

Macrocosmos  

Examinemos ahora el aspecto macrocósmico de la creación del hombre. 

Por lo anteriormente expuesto podemos ver que el ser humano, en el sexto día, poseía ambos elementos, de hombre y mujer, es decir, el ser humano tenía una doble sexualidad y se reproducía a través de una forma etérica superior, o reproducción asexual con la ayuda de los Dioses. Rudolf Steiner dice que cuando la Biblia manifiesta que Dios creó al hombre “a su propia imagen le creó; “hombre y mujer” significa que Dios creó al hombre “a su propia imagen, le creó a él hombre-mujer”. (ibid conf.10). En la serie de conferencias reunidas bajo el título de La Leyenda del Templo, Steiner nos dice que “antes de la separación exterior había ambos sexos en una individualidad que, exteriormente, en la expresión  física y en todas sus percepciones, era femenina”. (Steiner, Francmasonería y evolución humana, Berlín 25-10-1905). Se nos ha dicho que el ser humano era una mujer que contenía un hombre dentro de ella (la validez de esto ha sido recientemente fortalecida por la moderna investigación científica de los cromosomas X e Y). Podemos también verlo reflejado en la palabra inglesa Wo-Man (mujer). Se dice que la concepción tenía lugar mediante el aspecto femenino de la mujer, o sea que la mujer era capaz de fertilizar sus propios huevos a través de la semilla masculina que ella contenía en su interior. 

Al objeto de comprender esto, necesitamos conocer algo acerca de los Elohim y su tarea de creación “ del ser humano preparatorio”, el ser humano asexuado, en el sexto día. 

¿Quiénes eran los Elohim?  

Los Elohim son esos seres de la segunda jerarquía designados por la Ciencia Espiritual como los espíritus de la Forma o Exusiai. Son los creadores y líderes de la evolución de la tierra en su perfil inicial y dan forma a todo lo que existe a través de un proceso de endurecimiento. Reciben las  fuerzas para realizar su trabajo de la región del Zodiaco designada como Scorpio/el Aguila (S.O.Prokofieff, Doce noches Santas y las Jerarquías Espirituales), que constituye el aspecto físico del Sol.(S.O.Prokofieff, La Sofía celestial y el ser de la Antroposofía).  Seis Espíritus de la Forma (Elohim) acompañaron al Sol cuando se separó de la Tierra. El séptimo trabajó estrechamente con la humanidad en la Luna/Tierra y se trasladó a la esfera de la Luna cuando esta se separó de la Tierra. El Elohim trabajó en el elemento calor, que era su manifestación exterior. (Steiner, Génesis, conf.6)  Nos dice Steiner que en el tiempo del sexto día del Génesis los seis Elohim del Sol trabajaron como un grupo, sacrificando sus fuerzas individuales al ser humano compuesto de calor. 

¿Qué significa esto? Intentemos comprenderlo.. 

      Nos dice Rudolf Steiner que en el mundo espiritual, los seres que poseen fuerzas individualizadas como sus caracteres esenciales directos –los cuales trabajan separadamente desde fuera de su propio conocimiento- tienen una cualidad masculina. Por otra parte, los seres que tienen como su fundamento directo una conciencia común –un sacrificio de su individualidad de todo lo que les conduce a la unidad– poseen una cualidad femenina. Como hemos visto previamente, los principales espíritus que trabajan en la esfera del Antiguo Sol era los Espíritus de la Sabiduría. El más sublime de esos espíritus durante la evolución del Antiguo Sol se había desarrollado a un nivel tan elevado que podía formar sus partes en un ser colectivo, cuyo carácter esencial directo era el de una conciencia común conducente a la unificación, a la totalidad. Este ser es conocido en Ciencia Espiritual como la Divina Sofía. (S.O.Prokofieff, La Sofía celestial y el ser de la Antroposofía).    

Se nos ha contado que los Elohim trabajaron en conjunto en el ser humano compuesto de calor desde fuera del cuerpo de la Divina Sofía, pero cada uno con sus propias fuerzas espirituales, contribuyendo de alguna forma a las decisiones comunes,(Steiner,Génesis, conf 6), de forma que su carácter era masculino. ¿Qué significa esto para el ser humano?. Significa que eran capaces de fertilizar al ser humano femenino con sus fuerzas individuales masculinas. Así fue que en el ser humano se implantaron las fuerzas de los dioses masculinos y con estas fuerzas pudo originarse una forma de reproducción asexual, semejante a una “concepción virginal”. (Emil Bock, The treefold Mary, The spiritual aspect). Esto ocurrió en el 6º día; ahora lo asexual, andrógino, predominantemente ser humano femenino, era capaz de auto-reproducirse. En la Biblia  el resultado de esta forma de reproducción fue Caín, el cual tenía como resultado un cuerpo etérico masculino, era el hijo de los seis Elohim del Sol, los dioses masculinos. (Esta es la razón por la cual su sacrificio no es reconocido por el Elohim Jehová.) 

Esta era una etapa preparatoria. Algo más tenía que suceder que condujera a la separación de los sexos en dos diferentes en el ser humano. 

Rudolf Steiner nos dice que eso fue la tarea del más avanzado aspecto de los Elohim, el Elohim Jehová, para crear la diferenciación sexual del ser humano. (Jehová-Elohim no debería ser confundido con los Elohim que previamente habían trabajado en el ser del hombre en el sexto día de la creación). 

Pero, ¿quien es el Elohim Jehová y cómo este ser se relaciona con los otros Elohim?  

Cuando llegó el tiempo de crear al “Hombre” a semejanza de Dios, los Elohim no podía hacerlo sin elevar su actividad a un nivel más alto. Tenían que “crecer más allá de si mismos”, es decir, extender su conciencia más allá de lo que hasta entonces habían conocido (Steiner, Génesis, conf.6) . Por una parte hacia una conciencia que, a través de la Divina Sofía , se extendía a la esfera de los Serafines (S.O.Prokofieff, la Divina Sofía y el ser de la antroposofía), y por otra a una conciencia que se elevaba hasta la región de Taurus, o la primera persona de la Trinidad. 

¿Cómo lograron esto? 

En el séptimo día de la creación se nos ha dicho que hubo un descanso o pralaya. Durante este pralaya, los seis Elohim del Sol, que habían sacrificado su masculinidad a la feminidad del ser humano en el sexto día, eran ahora capaces de desviar su conciencia, que ahora era femenina y una parte del ser Sobornal de la Divina Sofía, elevándose a la contemplación de la actividad en las estrellas de los Serafines. (Ibid) Sin embargo un nuevo factor había de añadirse a lo anterior para que su creación culminara con un Yo. Los Elohim tuvieron que elevar aún más su conciencia, a las vertiginosas alturas de la región de Tauro. (Steiner, Génesis, conf.6). Es decir, a una unidad, no sólo con  los seis Elohim en el Sol, sino una unidad de los seis Elohim con el séptimo aspecto del Elohim en la Luna para formar una totalidad de siete entrelazados. Al unir sus conciencias podían ahora alcanzar la esfera de los Serafines con el séptimo aspecto de los Elohím residentes en la esfera de la Luna (Ibid), hasta donde esta esfera está  sometida a las fuerzas que emanan del Espíritu Santo, fueron capaces de acceder a la región de Tauro. Esto significa un progreso, una promoción, para el Elohim de la Luna, Jehová. El Elohim Jehová era por consiguiente ese aspecto que había progresado debido a la unificación de conciencia con los otros seis. Ahora los siete Elohim trabajaron a través del Elohim Jehová, al igual que lo hacen los diferentes órganos de un cuerpo con una conciencia, una acción llevada a cabo mediante el sacrificio de sus conciencias individuales. Es esta conciencia unificada la que posibilitó al Elohim Jehová en la Luna volverse plenamente consciente de las fuerzas reflejadas de Tauro, o del Espíritu Santo. La totalidad de los siete Elohim habían crecido por encima de ellos mismos, por un lado en la Jerarquía de los Serafines, y por otro en las fuerzas reflejadas de Tauro o del Espíritu Santo, réplica microscópica del trabajo de las siete jerarquías de la región de los Espíritus de la Forma,  del de la  región de Tauro. En este camino los seis Elohim del Sol fueron capaces, a través del séptimo, de recibir las fuerzas reflejadas del Espíritu Santo en su cuerpo, es decir, en el cuerpo “físico” de la Divina Sofía. El Espíritu Santo reflejado pudo entonces actuar como un médium para la conciencia o Principio del Hijo, con los siguientes dos resultados: 

1.- Los Elohim fueron capaces de crear al Hombre a imagen de Dios, a través del Principio del Hijo, convirtiéndose de este modo en el inferior y octavo miembro del Cordero Cósmico, el “Logos Solar”,( S.O.Prokofieff, Las doce noches santas y las Jerarquías espirituales) que tuvo Su origen en la esfera del Hijo de la Santísima Trinidad. Haciendo esto se hizo posible la entrada de las fuerzas del Hijo (segundo sacrificio) en el Sol como planeta, es decir, en el cuerpo “Físico” de los Espíritus de la Forma, la Divina Sofía. (S.O.Prokofieff, la Divina Sofía y el ser de la Antroposofía). 

2.-  Este matrimonio del Principio masculino del Hijo con la Divina Sofía femenina resultó en el nacimiento Cósmico del Macrocósmico ser solar a través del medio fertilizante del Espíritu Santo.(Ibid).  Este Nacimiento Cósmico fue capaz de implantar el potencial del reflejo en la tierra en el Nacimiento Virginal humano, es decir, el potencial para el Cuerpo Astral humano (la sustancia Virginal) a ser fertilizada por el Espíritu Santo con el Principio del Hijo, el Cristo Cósmico. 

¿Cómo se relaciona el nacimiento de la conciencia, el nacimiento del Yo del Ser Humano, con el nacimiento Cósmico del “Ser Solar”? 

El principio masculino del Hijo, la fuerza individualizadora, nació en el ser Sobornal de la Divina Sofía femenina, el cuerpo Físico (Elohim) del Sol. La promoción de los Elohim a Elohim Jehová, como se mencionó antes, significa que fueron entonces capaces de manifestarse, no sólo en el elemento calorífico, sino en el elemento del aire (Steiner, Génesis), el cual es capaz de soportar las fuerzas del Yo del gran Ser Solar. Este elemento del aire dotado con el Yo es el miembro inferior del Elohim Jehová, cuya principal cualidad, como hemos visto, era entonces la de una conciencia unificada, una característica femenina. Este es el misterio del Elohim Jehová. El Señor Dios trabaja en la unificación del pueblo Hebreo, una cualidad femenina, y al mismo tiempo inspiradora de una religión que es esencialmente masculina y foco de individualidades que eran hombres: Abrahám, Moisés, Elías, etc. 

Nos dice Rudolf Steiner: (Conf. de 2.junio.1914) 

     ¡Eva! añadanle el signo del Ser divino de la antigüedad hebrea, que es el dirigente de la historia de la Tierra, y tenemos una forma, completamente tan válida como cualquier otra –Jehová-Javeh– el dirigente de la Tierra que tiene su símbolo en la Luna. Si traemos esto, conjuntamente con lo que ha venido del periodo de la Luna y con el resultado de la evolución en la Tierra, tenemos al dirigente de la Tierra unido a la Madre Tierra, cuyos poderes son el resultado del periodo lunar… ¡Jehová!. A partir de entonces ahí emerge la misteriosa conexión de la antigüedad hebrea con las fuerzas lunares, que han dejado sus remanentes en la Luna conocida por la astronomía, y sus fuerzas humanas en el elemento femenino de la vida humana. La conexión del dirigente de la Tierra con la Madre Luna nos es dado en el nombre de Jehová. 

Ahora vemos la fuerza masculina individualizada, el principio del Hijo Cósmico, nacido en el cuerpo de la Divina Sofía, es decir, en el cuerpo de los seis aspectos de los Elohim en el Sol, siendo trasmitidos hacia abajo al séptimo aspecto de los Elohím, el Elohim-Jehová en la Luna, a través del cual adquiere la característica femenina del “Alma Grupo del Yo”. (Steiner, El Evangelio de S.Juan). La fuerza del Yo masculino individualizada existe ahora dentro del aire (Pneuma) como miembro avanzado femenino de Elohim-Jehová, quien la otorga al ser humano (E.Reaugh Smith, Burning Bush), como preparación para la totalidad de la fuerza del Yo individual (fuego), el cual podria ser totalmente recibido al entrar el ser de Cristo en el cuerpo físico del ser humano.( Ibid)  

Juan el Bautista predijo que Cristo sería bautizado con fuego. 

En esa fase el ser humano todavía era hombre-mujer cuando el “Alma Grupo”, el precursor de las fuerzas individualizadas del Yo, fue insuflada en el ser humano, estimulando su aspecto masculino que se hizo más preponderante que antes, equilibrando a ambos, lo masculino y lo femenino, Adán/Eva. Aunque el aspecto Eva del ser humano es el menos denso y el más espiritual, el de Adán es el aspecto más denso y más físico. 

Tomando en consideración lo que hemos dicho antes podemos ahora imaginar un momento en el tiempo, después de que el Alma Grupo germinal del Yo, el Alma viviente, fuera insuflada en el hombre/mujer, Adán/Eva, todavía “flotando” en el elemento astral del Cosmos, en la periferia etérica de la tierra, conocida como “Paraíso”. En este punto, el aspecto “femenino” de Adán/Eva (que es el más receptivo al espíritu) (Emil Bock, The Treefold Mary), es aprovechado por Lucifer, el más elevado de los ángeles, el cual, como Arcángel retardado (espíritus de fuego o luz) fue echado abajo por Micael, cuando se produjo la separación de la Luna de la Tierra, durante la guerra que tuvo lugar en los cielos entre los ángeles retardados y los progresistas. Una vez en la Tierra Lucifer estuvo tratando de entrar en el cuerpo Astral del ser humano, ppero tenía que ser un Yo que llevase un cuerpo astral, porque Lucifer había caído desde la Antigua Luna, cuando su Yo estaba siendo elaborado, y ahora el único lugar en que él y sus huestes podrían progresar era la tierra. debido al hecho de que las condiciones terrestres eran “físicas” en el cuerpo astral del ser humano que había sido elaborado en la Antigua Luna. Por consiguiente él necesitaba tentar al Yo hacia dentro del Cuerpo Astral antes de que lo pudiera usar como su instrumento.  

El Elohim Jehová no había planeado que el Yo penetrara demasiado en el Cuerpo Astral (Arbol del Bien y el Mal) (ver Steiner, Ciencia Oculta)  y había advertido a Adán/Eva de que no comiesen de él. Esto es descrito en el relato bíblico como a la serpiente tentando a Eva con el fruto del árbol de Conocimiento. La serpiente es una criatura que se arrastra sobre su vientre y como tal es la representación de la Sabiduría humana (Steiner,Teosofía del Rosacruz,conf.XII), la cual sólo puede adquirirse mediante la estrecha conexión del cuerpo con la tierra (también se refleja en el cuento de Goethe La serpiente verde y la bella Azucena). El Árbol del Conocimiento es el Cuerpo Astral, a través del cual el ser humano puede empezar a ver la diferencia entre el mundo espiritual (el Bien) y el mundo material (el Mal). Cuando Lucifer tentó a Eva, es a ese aspecto del ser humano que es más receptivo a él porque es la parte más espiritual de su naturaleza; tentó también a Adán porque ambos eran un solo ser. Lucifer fue “digerido” por ambos, Adán, y Eva. 

¿Qué sucedió entonces? 

Lucifer y sus huestes pudieron penetrar en el cuerpo astral humano, lo cual podría haber ocasionado un progreso demasiado rápido del ser humano. Podría haber adquirido un conocimiento inmediato, una espiritualidad sin madurar y se habría convertido en una imagen de Lucifer como ángel luciférico, pasando por encima de la etapa humana de libertad de un Yo individualizado residiendo en un cuerpo astral. 

Para que esto no sucediera tuvo que ponerse un contrapeso. ¿cual fue este contrapeso?. 

Tienen que imaginarse al alma/espíritu humano residiendo arriba de la tierra y el cuerpo Físico/Etérico debajo. 

La influencia luciférica ocasionó que el cuerpo Astral se volviera pesado y sujeto a la gravedad, descendió a la cobertura Física/Etérica humana abajo, causando una condensación hacia lo sólido y líquido.. El resultado fue una “caída” desde la periferia hacia la tierra. (Steiner, Evangelio de San Juan).  

Ahora el ser humano consistía en un Yo Alma grupo residiendo en una cobertura Astral que había penetrado en la Física/Etérica con el resultado del comienzo de su condensación. En un nivel espiritual el cuerpo Astral, que una vez había formado parte de la sustancia cósmica astral, consistente en generosas corrientes de “luz” recibidas del mundo de las estrellas, se densificó a través de su contagio con la luz “egoísta” luciférica, separándose de los mundos del espíritu. La auto-conciencia, y por consiguiente el egoísmo aparecieron, y el ahora Yo independiente empezó a sentirse a sí mismo en el mundo material. ¡Se abrieron sus ojos!. A nivel físico la condensabión del ceerpo etùrico/físico tuvo como consecuencia la sexualidad unilateral,  y esto liberó parte de las fuerzas necesarias para la autoreproducción hacia el desarrollo de la espina dorsal  y su extensión en el cerebro. Esto resultó en la cognición a través de los sentidos y posibilitó el comienzo del pensamiento. Podemos verlo indicado en el simbólico Árbol del Conocimiento con sus ramas (nervios). En esta etapa la humanidad no sólo había descendido a la tierra, sino que también se había diferenciado como consecuencia de ello, penetrando en la corriente de la herencia. Ya no podía más auto-procrear mediante un nacimiento virginal reproduciéndose de  forma asexuada, es decir, el aspecto femenino con las divinidades masculinas. La reproducción sólo podía efectuarse a través de la unificación del cuerpo físico humano masculino (Adán) con el cuerpo físico humano separado femenino (Eva). La separación de los dioses ahora se extendía a la experiencia del mundo físico mediante los sentidos. Es ahora cuando el efecto del primer sacrificio de Cristo (cuando Él dejó su morada en las regiones del Sol,  más allá de las estrellas fijas, para entrar en la Esfera de los doce signos del Zodiaco, en la época lemúrica) tuvo lugar para evitar el peligro de que los sentidos se hicieran independientes. 

El resultado de esta densificación y separación de los mundos del espíritu fue la muerte física, que previamente no había sido experimentada por el ser humano.(Steiner. La Teosoía de los Rosacruces.) 

Todo lo anterior se unió para reducir la velocidad de la influencia luciférica sobre el ser humano. 

La palabra “concepción”, por consiguiente, es la misma palabra usada tanto para el proceso de creachón como para el du cognición (concebir). 

Nos dice Rudolf Steiner que la mayor influencia sobre el cuerpo etérico del hombre proviene de la Luna, y la más fuerte sobre el cuerpo físico proviene del Sol, y en la mujer ocurre lo contrario, su cuerpo físico es influenciado por las fuerzas de la Luna y su cuerpo etérico por las del Sol. (Ibid). 

Hombre……….Cuerpo Físico Solar………Cuerpo Etérico Lunar

Mujer………….Cuerpo Físico Lunar……..Cuerpo Etérico Solar 

También nos dice: “De esta mezcla de fuerzas del Sol y de fuerzas de la Luna, que previamente han estado en el cuerpo de la Tierra pero que ahora afluyen sin ella, hace su aparición la vida sexual. Todas las fuerzas conectadas con lo sexual están bajo la influencia del Sol y la Luna.” (Ibid, conf. XI). 

Microcosmos: 

¿Cómo podemos comprender esto en relación con el ser esencial de Adán y Eva? 

Con lo anterior en nuestra mente hagámonos una imagen de Adán y Eva en el complejo instante en el que las fuerzas de individualización les penetran. Dos fuerzas trabajan ahora en el ser humano, las fuerzas del Sol y las de la Luna, debido al hecho de que la fuerza del Yo Solar penetra a través del aspecto femenino de la Luna del Elohím Jehová. Estas fuerzas del Sol (masculinas) y de la Luna (femeninas) trabajan en Adán/Eva con la consecuencia de su diferenciación en masculina y femenina.  

Nos dice Rudolf Steiner: “ Vimos como el calor se condensa en aire, que se rarifica en luz y el aire condensado en agua, y rarificado en éter de sonido, etc, etc. El mismo proceso tiene lugar en los niveles elevados del hombre. El elemento masculino/femenino se diferenció en hombre y mujer, y más tarde el cuerpo físico denso se desenvuelve en lo exterior y el cuerpo etérico, más rarificado, hacia una condición invisible interior.”(Steiner, Génesis conf. 10) 

De la misma manera en la que el esperma masculino contiene la mitad de los cromosomas necesarios para la vida y entra en el huevo femenino para unirse con la otra mitad, originando el que suceda la estimulación celular, el Espíritu porta las fuerzas masculinas del Yo –las fuerzas de individualización– reflejadas abajo en la sustancia aerea  del Jehová-Elohim femenino y a través del sacrificio de esta sustancia por el Elohim Jehová en el cuerpo astral humano, creando en su consecuencia una reacción en cadena, una estimulación para una división de un ser en dos, Hombre y Mujer – Adán/Eva.  

El hombre se separa de Eva y ahora nace un ser humano en el mundo físico dividido: 

Cuerpo físico individual masculino

Cuerpo físico individual femenino 

En el hombre la densificación del cuerpo físico en una sustancia material es influenciada por las fuerzas del Sol, o masculinas, y la rarefacción del cuerpo etérico, en una sustancia más espiritual, o femenina, por las fuerzas de la Luna. 

En la mujer, es cierto lo contrario; la densificación en un cuerpo físico material es influenciado por las fuerzas lunares femeninas, y la rarefacción del cuerpo etérico hacia un cuerpo espiritual aún más enrarecido, por las fuerzas solares masculinas. Esto significa que: 

– Eva tiene un cuerpo físico que es femenino y un cuerpo etérico masculino.

– Adán tiene un cuerpo físico masculino y un cuerpo etérico femenino. 

El hecho de que en la Biblia se alude a la pérdida por Adán de una costilla, ilustra la conexión que existe entre el Yo o “el aliento de vida”, la sustancia del principio del Hijo que trabaja a través de Jehová-Elohim, y el plexo solar o área de las costillas, que se relaciona con la esfera de Virgo, y por consiguiente con la Divina Sofía, ser que protege el Sol del corazón. (Steiner, Génesis conf.8, Recuerden que  Elohím Jehová son esos más avanzados capaces de progresar desde el elemento Calor al elemento aire). 

La mujer ha retenido las fuerzas espirituales generatrices, que en el Cuerpo Físico son las responsables de la reproducción, fuerzas que permiten la concepción del espíritu viviente en la materia, y en el Cuerpo Etérico, la habilidad del pensar, imaginar y recordar, recibir revelación.  

El hombre ha retenido las fuerzas físicas creativas, necesarias en el Cuerpo Físico para la fertilización, y en el Cuerpo Etérico para la penetración de las fuerzas naturales en el mundo exterior, al objeto de crear desde el mundo inanimado – conformar la materia en espíritu a través de la participación. 

Podemos verlo si miramos en el interior del cromosoma XX femenino, parecido “tanto arriba como abajo”, mientras que el cromosoma masculino XY tiene un aspecto cortado fuera, desde su parte de arriba. Su costilla , es un decir, ha sido quitada – su conexión con los mundos espirituales. 

CROMOSOMAS HUMANOS 

 

Ahora hemos de dirigir nuestra atención a lo que fue rarificado del complejo Adán/Eva con anterioridad a la diferenciación de los sexos, antes de la Caída. 

Lo rarificado de los aspectos sólido y líquido del complejo Adán/Eva, los éteres de Vida y Sonido no afectados por la intrusión luciférica, fueron acogidos por la gran Logia del Sol, la logia Madre en el Sol y de esta forma protegidos. 

En el mundo exterior y en el ser humano sólo permaneció una ligera conexión entre: 

Éter de sonido….Cuerpo Étérico……Agua/Líquido

Éter de Vida….. Cuerpo Físico…….Tierra/Sólido 

Los otros dos éteres eran el éter de Luz y el éter de Calor. El éter de Luz se relacionó con el aire y con el Cuerpo Astral humano, y el éter de Calor se convirtió en el portador del Yo a través del sistema sanguíneo.  

EVOLUCIÓN HUMANA 

 

Recordarán que hablamos acerca de los éteres rarificados cuando tratamos sobre los días de la creación. Hablamos de cómo habían sido quitados en el cuarto día. ¿A dónde fueron llevados?. Al mismo tiempo que los éteres de Vida y Sonido se rarificaron en la Tierra en los elementos sólidos y líquidos, también los éteres de Vida y Sonido fueron rarificados en el ser humano (Adán/Eva), que en esta etapa aún no habían sido impregnados con la totalidad de las fuerzas masculinas de los seis Elohim en el Sol. Lo que fue separado ( separación espiritual), que había sido refinado fuera de los cuerpos físico/etérico de Eva/Adán, era la imagen especular  (pero a un nivel espiritual más elevado ) de esos dos seres arquetípicos, las “almas hermanas” de Adán y Eva. Esto tenía que ocurrir antes de la separación física de Adán y Eva ocasionada por la tentación luciférica en el Paraíso. 

Adán y Eva en la Tierra se convirtieron en seres humanos dotados de un cuerpo físico, uno etérico, uno astral y un Yo.  El Adán celeste y la Eva celeste se convirtieron en seres poseídos de las fuerzas del Paraíso, es decir, en esas fuerzas no afectadas por la influencia luciférica – los étes de Vida y Sonido -. Estos aspectos inocentes de Adán/Eva, que no habían tenido ninguna experiencia de un Yo ( lo cual sólo puede ser obtenido mediante la encarnación en un cuerpo físico), tenían, sin embargo, toda la Sabiduría adquirida en las evoluciones en el antiguo Saturno, en el antiguo Sol y en la antigua Luna, la sabiduría que en el ser humano corresponde respectivamente a los cuerpos físico, etérico y astral, y también estaban en posesión de todo el amor del que un alma humana es capaz. ( Steiner, The spiritual nature of Maya. Krishna, the Light-Halo of Christ. The Risen One.) A esto nos referiremos en adelante como al Alma Natánica  y a la Eva Celestial.  

¿Porqué fueron éstos  protegidos, y cual era su tarea? 

El Alma hermana de Adán: El Alma Natánica  

Nos dice Rudolf Steiner que el alma hermana del Adán terrestre, el alma más joven, estaba destinada a convertirse en la portadora de las fuerzas del Hijo en su descenso a la tierra. El primer nivel de este descenso tuvo lugar en la época de Lemuria, cuando el ser Hijo entró en la esfera del sol como una estrella, a través de lo cual El tuvo acceso a la totalidad de la esfera de los doce signos del Zodiaco, al objeto de prevenir la individualización de los doce sentidos, lo cual podría haber sido el resultado de la penetración del Yo en el cuerpo Astral. El segundo nivel en el descenso tuvo lugar durante la época de la Atlántida, cuando el ser Hijo penetró en el Sol a través de los seis Elohim, para evitar la individualización y la materialización de los siete órganos. Un posterior descenso ocurrió durante los tiempos atlantes, cuando el ser Hijo entró en la esfera de la Luna a través de la puerta de los Arcángeles, para prevenir la individualización y materialización de los principios anímicos, pensamiento, sentimiento y voluntad. (Steiner, Los cuatro sacrificios de Cristo).  Este descenso fue acompañado por el paradisíaco ser Arcángélico del Alma Natánica, que bajo la protección del más grande de los arcángeles del Sol, Micael, se convirtió en un Cristoferos, portador de Cristo, la vestimenta astral llevada por el Cristo Cósmico durante tres etapas en Su descenso. (Ver la conferencia anterior de la autora, La Trinidad del alma natánica, Vidar y Micael en el pasado, presente y futuros sacrificios de Cristo, Sydney 2003)

Es por esta razón por la que el Alma Natánica no encarnó en un cuerpo físico hasta el preciso momento en el que tuvo que realizar un sacrificio posterior. Entonces tuvo que encarnar en el linaje de Natán, hijo de David, en la corriente sacerdotal, el Jesús del evangelio de Lucas. (Steiner, el Evangelio de Lucas).  De nuevo este ser estaba destinado a ser el portador de las fuerzas Macrcósmicas del Yo de Cristo en su descenso a la esfera de la Tierra en el bautismo en el Jordán. 

El Adán terrenal 

En contraste con su alma hermana, el Adán terrenal es el alma más antigua. Como tal, era su tarea la de ser la precursora de Cristo, tanto del profeta Elias, como luego de Juan el Bautista, que le reconocería y bautizaría, es decir, que hizo posible el descenso del ser de Cristo en las envolturas físicas de Jesús de Nazareth, a través de la mediación del Ser de la Antroposofía trabajando en nombre de la Sofía Divina y la fertilización del Espíritu Santo ( la Paloma). 

Ahora nos hemos de plantear las siguientes cuestiones: Si el Alma Natánica, las fuerzas etéricas intactas de Adán, se convirtieron en el portador Arcangélico de las fuerzas Cósmicas del Hijo –El Ser de Cristo-, y si el Adán terrenal estaba destinado a hacer el descenso del ser de Cristo en las envolturas físicas de su posible alma hermana, ¿ cual eran las tareas de las fuerzas etéricas intactas de Eva, la Eva celestial, y su reflejo en la tierra, la Eva terrenal?. 

Por otra parte, ¿en donde encuadramos a las tres Marías, la del evangelio de Lucas, la del de Mateo y María Magdalena?. Y cual es la conexión de estas tres Marías con el ser de la Antroposofía, y por otro lado con la Divina Sofía?. 

Estas cuestiones las exploraremos en la segunda parte de esta conferencia.                                                                        

Adriana Koulias 

Traducido por Equipo Redacción