Crisis Económica y Crisis Espiritual
Mientras prensa y televisión bombardean a todas horas al ciudadano con las peores diagnosis y augurios sobre la situación económica internacional, anunciando los peores índices del paro, cierres empresariales, impagos, posible deflación, caída de bolsas, etc., el argumentario de los políticos más tradicionales consiste en inferir que lo que ha fallado no son los mecanismos del mercado, sino que el fallo ha sido de los burócratas y de los políticos, es decir del mal funcionamiento coyuntural de las instituciones reguladoras y de control de las políticas monetarias. En vez de abordar sin complejos el debate ideológico y moral sobre la crisis de valores y de principios que vienen gobernando desde la segunda guerra mundial las relaciones económicas de los mercados internos e internacionales, los dirigentes políticos y económicos del mundo, en lugar de asumir que lo que se está cuestionando es todo el modelo de sociedad occidental, convienen en que lo que hay que hacer es “refundar el capitalismo", es decir poner los parches correspondientes para arreglar el pinchazo circunstancialmente con el fin de establecer un “nuevo orden económico global”, esa misma globalidad que viene a coincidir con los postulados más tradicionales de las Sociedades Secretas Masónicas (véase el artículo que sobre tales Logias Ocultas publicamos en este mismo número de la revista), es decir que la medicina que quieren aplicar al enfermo terminal sería, otra vez pero ahora con nuevos visos, la implementación definitiva del N.O.M. (Nuevo Orden Mundial) que las Logias ahrimánico-asúricas quieren asentar en el mundo ya desde el final de la segunda guerra mundial.
Y los líderes de todos los países occidentales se apresuran a reunirse en foros como el llamado G-7, o el G-20, con el fin de arbitrar y consensuar posiciones comunes de actuación, que se traducen en principio en la intervención concertada de los gobiernos para salvar in extremis al sistema financiero internacional de una catástrofe causada por el descontrol en el que ha vivido durante años. Pero sociólogos, historiadores y políticos de todas las vertientes están cayendo en la cuenta, por primera vez, que la naturaleza de la crisis que estamos viviendo no plantea exclusivamente un debate técnico de medidas económicas, sino en realidad un debate de fondo con importantes derivaciones ideológicas, morales y espirituales, pues habrá de convenirse que en realidad estamos ante la crisis terminal de un modelo económico basado en la fórmula neoconservadora esencial del anarco-liberalismo económico: el de la supremacía absoluta del mercado, de forma que eventualmente lo que habrá de cuestionarse esencialmente habrían de ser las bases ideológica, filosófica y espiritual sobre las que todo ese modelo se ha venido sustentando durante los últimos cien años y que ahora parece haber saltado por los aires.
El Banco Mundial, el Banco Central Europeo,
En su consecuencia lo que está quedando patente es que esta crisis financiera es un problema global, mundial, consustancial al sistema económico de mercado que rige en las relaciones económicas entre los países y entre todas las gentes, y aunque es evidente que su causa inmediata viene generada por la especulación, por los políticos corruptos, y por los gerentes de los bancos que, con el beneplácito de los gobernadores de las grandes corporaciones económicas mundiales y fundamentalmente de la gran metrópoli norteamericana, se han embolsado millones y millones de dólares, tras promover e introducir en el mercado los activos tóxicos generadores inmediatos de la crisis. Pero lo que queda en evidencia al fin y al cabo es que, frente a los simples ciudadanos de a pié que reclaman que todos los culpables de un desfalco como el presente, sin precedentes a lo largo de la historia, deberían enfrentar la justicia, los responsables de estos bancos, en muchos casos perfectamente conocidos, se escapan, amparándose en las propias leyes salvajes del liberalismo económico, dejando al mundo al borde del desastre.
Aunque el FMI reconoce hoy sentirse culpable por los errores cometidos a la hora de identificar las raíces de la crisis y no haber estado a la altura de su trabajo como principal supervisor del sistema financiero, al no haber advertido y forzado a los gobernantes a actuar, el poderoso organismo, representante de todo el cientificismo más especializado en tales materias, establece finalmente, lavándose las manos como todos los demás en cuanto a la responsabilidad última en el asunto, que lo que representa al fin y a la postre esta crisis es ni más ni menos que una llamada de alerta para reconsiderar la inefectividad de la arquitectura de las finanzas internacionales y en particular de los mecanismos para detectar los riesgos sistémicos. Es decir que achaca la destrucción de todo un sistema a puras razones formales de praxis y de estrategia política, al alegar simplemente como la causa de todo este “boom” del sistema económico internacional a una mera falta de efectividad en la fiscalización y arbitrio en la aplicación del sistema, olvidándose así de lo esencial, a nuestro criterio, es decir, a la desvinculación sistemática de la ética y de la economía, de la moral interrelacional humana y a la misma deshumanización de todo el sistema económico, financiero y bancario.
Y así, con el fin de frenar el efecto dominó que se estaba produciendo en la economía mundial (inflación, desempleo, pérdida de poder adquisitivo, etc.), los estados han decidido intervenir mediante la inyección de ingentes sumas de de recursos públicos, y el establecimiento de una mayor regulación de los instrumentos financieros. Primero fue el de los Estados Unidos con una inyección de capital de cientos de miles de millones de dólares y le siguieron todos los gobiernos de
Pero, el ciudadano medio, perplejo y lleno de incredulidad, embargado de deudas, hipotecas e impuestos, se pregunta: ¿cual es el motivo de la crisis actual? ¿qué hay detrás de la crisis realmente? ¿puedo yo realmente confiar en las instituciones públicas y en los políticos que nos gobiernan? Ese mismo ciudadano, que somos todos nosotros, sabe y constata que esta crisis ha sido provocada por el afán desmedido de algunos muchos de enriquecerse a base de especulación pura y dura, seguramente por causa de haber caído todos en la idolatría del dinero, y si es capaz de admitir que se está hablando en realidad de codicia, de egoísmo y de insolidaridad, toda esa ciudadanía habrá de convenir finalmente que se está tratando de las características básicas de todo un sistema económico y político que falla y estalla cuando está en su pleno rendimiento. Y por ello es ahí donde se ha de poner el enfoque de toda la cuestión, es decir, allí donde entran en juego las premisas de tal sistema económico, y de los principios y bases en que sustenta el libre sistema económico de mercado, el capitalismo salvaje y exento de control.
Desde que todas las generaciones actuales podemos recordar nos ha venido diciendo que ese capitalismo de mercado es el sistema económico que mayor riqueza ha generado a lo largo de la historia. Y sin embargo, muchos sociólogos, psicólogos, y hasta economistas, advierten que el gran crecimiento económico reciente europeo y norteamericano se sustenta gracias a la insatisfacción de la sociedad, que busca a través del consumo y la narcotización llenar una vida vacía y carente de sentido. Y no solamente eso, sino que el sencillo contribuyente observa que ese mismo capitalismo también afecta al medioambiente, a algo que no se nota tanto como la grave crisis que se abalanza sobre toda la ciudadanía, y que es algo tan sutil e inconsciente como es el llamado "cambio climático", que está mermando el equilibrio de la naturaleza, la “casa nostra”, la aldea global, el planeta. Y finalmente hasta
La concepción económica ultraliberal de la realidad
Es una interpretación nada aventurada, sino por el contrario muy cercana a la realidad que ahora se nos presenta con la crisis, que con la introducción sistemática del sistema llamado de economía libre de mercado, o simplemente del liberalismo económico, allá por el siglo XVIII tras la Revolución Francesa, se institucionalizaba la acreditación social y política de la ley darvinista del más fuerte de la especie, y con ella, si se observa con una óptica objetiva y distanciada, se venía a implantar en las conciencias humanas todo lo que preconizaba el antiguo culto fenicio al Becerro de Oro, el dios asúrico Baal, es decir la adoración al dinero y la subordinación y esclavización de los más débiles a los egos más potentes de la sociedad humana. Con el estado moderno “liberal” postrevolucionario se rompía el ideal de fraternidad entre los hombres, que proclamaba la auténtica Francmasonería, y se oficializaba el sistema de economía libre de mercado, en el cual se sustituía al hombre espiritual trascendente por el hombre sujeto y objeto del mercado. Si los mercaderes se apoderaban del templo del hombre, el templo de nuestras almas inmortales, éstas y los hombres se terminarían prostituyendo y degradando, al quedar sometidos a sus normas materialistas.
Pero obviamente esos mercaderes no eran más que las voces o marionetas de quienes dirigían ocultamente esas leyes del mercado, y que no eran otras que las mismas que hoy en día dirigen (o intentan dirigir) los destinos económicos y sociales de toda la humanidad: las Logias y Espíritus de
En el presente Quinto Período Postatlante de asunción del Alma Consciente, el ser humano ya no está en la misma posición de dependencia estricta de las Jerarquías Divinas regulares, sino que en esta etapa el hombre ha de hacer frente en lo posible, con las armas y órganos propios que ya ha desarrollado hasta aquí, a los poderes que se les opondrán en su evolución: las otras Jerarquías Opositoras, es decir Lucifer, Ahriman y fundamentalmente los Asuras, nuestros enemigos sempiternos, en los planos inmediatamente anejos a nuestro plano material, los planos Físico, Etérico, y Astral. Es en estos planos inferiores, inmediatos a nosotros, en los que, sobre todo a partir de la caída de los Espíritus de las Tinieblas, desde aproximadamente el año 1875, se desarrolla un estado de desequilibrio y conflicto permanente. Y en ese sentido podemos decir que las leyes y las concepciones filosófico-morales en que basaron sus principios economicistas gentes como Adam Smith, John Locke y otros ultraliberales de la época se basaban en la inspiración directa de los espíritus asúricos, que son los Maestros indiscutibles del sombrío arte del comercio.
El laissez faire, principio fundamental en la praxis económica en que se fundamentaban esos liberales del mercado y que ha imperado hoy hasta provocar la crisis en la que nos vemos sumidos, permitiría a los ricos y poderosos grupos de presión y a las grandes corporaciones y sociedades obtener un máximo rendimiento de sus maniobras, sin que nadie pudiese poner coto legal y jurídico a sus desmanes, y sin que el Estado pudiese introducir ningún factor de corrección. Se dejaba así todo el funcionamiento del mercado al albur de unos elementos abstractos que aquellos eruditos economicistas habían designado como Oferta y Demanda, que en realidad no son otra cosa que el disfraz intelectual de los mecanismos utilizados por el Rey del Mundo, el Demonio Solar, para acarrear el máximo sufrimiento y desesperación al género humano en el desconcierto de esta presente crisis, que no es otra cosa que la destrucción misma, generadora de todo tipo de angustias e inseguridad, de todo el sistema que ellos mismos han preconizado hasta hoy.
Todo ello patentiza que el tal sistema de economía libre de mercado, sin la intervención fiscalizadora y correctora del Estado, se ha mantenido a base de normas punitivas favorecedoras y promotoras del mismo sistema, y a base de mantener la inseguridad y el miedo en el consumidor común, como verdadero trasfondo psicológico de todo su desarrollo hasta nuestros días, sin que haya supuesto ningún elemento favorecedor del desarrollo de su alma y su consciencia trascendente. Sin embargo tal sistema, basado en la ley darvinista de la selva, en la lucha y la supervivencia del más poderoso y el más listo, por encima de toda norma ética y moral, como lo demuestra su culminación en esta crisis, ha constituido el mayor favorecedor del desarrollo de ego asúrico separativo y destructor del alma humana.
En las Contemplaciones de Rudolf Steiner publicadas en la revista LUCIFER GNOSIS en Berlín, a fines de 1905, sobre
Steiner insistía en que
Sin embargo vemos que el diseño, la materialización y plasmación de las políticas económicas de todo el planeta se promueven a través de toda una serie de organizaciones ocultas supranacionales, de corte e inspiración ahrimánica y asúrica, para mantener el control mundial, examinar el desarrollo de los mercados y dictaminar nuevas normas y pautas de funcionamiento, que fomenten el poder económico y político de sus miembros constituyentes y de los países que promueven tales corporaciones secretas. Todas estas poderosas sociedades secretas ahrimánico-asúricas, reunidas en forma similar a las antiguas Logias, que curiosamente están ubicadas casi todas ellas en Gran Bretaña y los EE.UU. con ramificaciones en todo el mundo occidental, se esfuerzan por promover, como si fuera su mayor secreto, su versión de que la realidad se basa en la espiritualidad de la materia, en un sentido perfectamente ahrimánico. Para la mayoría de estas entidades masónicas, a excepción de las netamente católicas que reivindican su propia ideología espiritual, la naturaleza, la materia eterna, es el único Dios, la única divinidad existente, y lo que vienen a fomentar soterradamente es la consecuencia en la práctica de que el amplio público, el ciudadano de a pié, conozca única y exclusivamente un cientificismo ateísta-mecanicista en el cual, al fin y a la postre el espíritu y el alma no tienen cabida.
Este cientificismo constituye precisamente la base de la mentira ahrimánica: el destierro del alma y del espíritu en la visión científica del mundo. En realidad estaba kármicamente prevenido que el destino del Oeste angloparlante sería dar lugar a un "ocultismo mecanicista" que acarrearía eficaces máquinas fantásticas basadas en el ritmo y la resonancia, pero cada día se nos demuestra con mayor virulencia, y ahí está el botón de muestra que es la presente crisis, que si no se destierra el egotismo de la economía, el espíritu se congelará y convertirá en auténticas máquinas a aquellos que se precipiten inconscientemente en las garras del poder desalmado de las teorías economicistas inspiradas por las entidades ahrimánico-asúricas. Y es por ello que Steiner depositó las bases para una sana re-clasificación social, en su concepto de la "comunidad de naciones triformadas", con el fin de desterrar el egoísmo, básicamente asúrico, de la economía.
Por lo tanto al desarrollo del Yo de la Época del Alma Consciente se le oponen toda esa serie de conspiraciones políticas ocultas materializadas en la realidad a través de sus Logias, cuyas maquinaciones y tramas se derivan de las “conspiraciones” de los seres espirituales adversos Lucifer, Ahriman, los Asuras, y Soradt. Hemos de asumir por ello que los desastres sociales, económicos y políticos del siglo XX y los que ahora se nos presentan por medio de esta crisis no son desarrollos naturales o ciegos, sino que fueron y están siendo concienzudamente planeados, y estos planes son coordinados por un núcleo interno, un centro oculto de conspiradores políticos ocultistas. Y por ello se habría de concluir que la crisis mundial en general, y esta crisis económica en particular, representan en el fondo una crisis de consciencia, ya que la fuerza impulsora de la evolución social es la evolución de la consciencia humana. “Cada ser humano está involucrado en esta batalla {espiritual, oculta, política, social}, de cuyo resultado depende nuestro destino terrestre y cósmico… Debemos ser bastante claros sobre lo que tenemos que hacer, cómo debemos comportarnos para servir verdaderamente a Dios y no a Mammon. En otras palabras: la investigación continua en la naturaleza de aquellas fuerzas que yacen detrás de todas las relaciones humanas es de una importancia crucial.” (Bondarev).
Es cierto que las Jerarquías Espirituales Positivas asumen ellas mismas la batalla contra las fuerzas del mal, ya que tienen el poder para hacerlo. Pero nosotros las ayudamos por medio del reconocimiento de las manifestaciones siempre crecientes de la actividad luciférico-ahrimánica-asúrica en el mundo cambiante. Sin nuestro conocimiento estas formas y técnicas serían un poder invencible. El conocimiento es poder. Steiner dejó dicho en tal sentido: “… Y especialmente si uno quiere obtener conocimientos de los asuntos sociales. Es esencial para la vida cotidiana que por encima de todo tengamos la voluntad de adquirir conocimiento… Mucho se habría logrado si sólo tuviéramos la ferviente voluntad de obtener conocimiento por encima de todo. Todo lo demás nos vendrá por añadidura… es indescriptiblemente trágico que la gente no pueda decidir llegar a conocer al menos las leyes sociales científico-espirituales, estudiarlas. Lo demás vendrá, si se estudian”. (12 de diciembre de 1918, GA 186).
Y es a causa de todo ello que, serenamente pero con carácter de urgencia y como llamada de atención, Steiner apeló a todas las consciencias humanas: “El mundo se enfrenta hoy no sólo al peligro de ahogarse en lo ahrimánico, sino que el mundo se enfrenta al peligro de que la misión de la tierra fracase.” (18 de julio de 1920, GA 198). “La humanidad no sabe que está bailando en la cima de un volcán.” (2 de enero de 1906, GA 93).
En su consecuencia
En definitiva sabemos que surgen fuerzas destructivas dentro de la civilización y la cultura, fuerzas de decadencia y desintegración. Están enraizadas en el hombre individual así como en ciertas esferas del espíritu y están dirigidas hoy en particular contra el fortalecimiento de la individualidad humana. Tales energías y potencias, planificadas y emitidas por las Fuerzas Opositoras, buscan destruir el ‘Yo’ humano de una u otra forma, con el fin de provocar un retroceso a la conciencia grupal. Si estas fuerzas no son contenidas lo destruirán todo. Llevan en su interior un peligro para la totalidad de la existencia humana y es por tanto inútil buscar un compromiso o cualquier acuerdo con ellas.
Y es por todo ello que podríamos concluir que la llamada crisis económica es un llamamiento a la atención de toda la humanidad sobre la actuación solapada y disfrazada, pero perseverante, de las Jerarquías Opositoras a través de la acción específica de las asociaciones secretas y grupos de poder internacional, diseñadores de todo el planteamiento político y económico mundiales, y por tanto el éxito o fracaso de la labor oculta de los designios que las inspiran como de esas sociedades, depende enteramente de todos nosotros, de la humanidad, es de nuestra exclusiva responsabilidad. Necesitamos hacernos conscientes de la existencia y de las maniobras de estos grupos de poder, así como de sus objetivos más profundos y de los objetivos del propio Ahriman, actuando en comandita y colaboración con el Soradt asúrico. Si no adquirimos y nutrimos persistentemente esta conciencia vigilante, tales Jerarquías Opositoras podrían ganar definitivamente su espacio de poder, y el futuro de
Equipo Redaccion Biosophia
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Ver una pagina como la vuestra, es como encontrar un oasis entre tanto desierto
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