La dirección de la Sociedad Antroposófica y el Ser Antroposofía
La revista retoma su andadura después de un tiempo de recomposición interna que no en vano se halla en íntima relación con la situación de crisis generalizada que a todos nos afecta en esta coyuntura tan complicada, y que si no atemperamos y aquilatamos de acuerdo con el mensaje y valores de nuestro maestro impulsor y de la entidad de sabiduría y consciencia que dirige los ámbitos de expresión de nuestra Sociedad Antroposófica, no sabremos dirigir y enderezar sus pasos en el sentido pretendido por el impulso trascendental que debiera animarla espiritualmente.
No hay más que
echar un vistazo a nuestro mundo alrededor, no solamente a los medios, aunque
también, para ver y constatar que a
diestro y siniestro corren tiempos de crisis y que el mundo en general y
nuestros mundos respectivos y particulares andan revueltos, desordenados,
desnortados, casi caóticos. La crisis económica es síntoma de la descomposición
de todo un sistema económico, social y político que básicamente muestra una
crisis existencial del sistema de principios y valores que sustenta nuestra
actual civilización, y esa crisis, por afectar al Alma de
de los tiempos hacia una nueva Consciencia basada en la ética moral individual
y social de los pueblos, está afectando también a la dirección y estructuras de
exteriorización de entidades de ámbito esencialmente espiritual y esotérico como
lo es nuestra Sociedad Antroposófica, donde lo que parece evidenciarse y lo que
se cuestiona precisamente son los mismos ámbitos de poder tradicionales basados
en una autoridad exenta de espíritu e impulso crísticos, ese poder destructivo
que se mueve por intereses egoístas y materiales al margen de lo que es
Antroposofía en sí, los mismos resortes de poder egóico y personal que han
generado y alimentan esa misma crisis generalizada que en tantos ámbitos
constatamos a nuestro alrededor.
Ojo avizor,
atención rigurosa y mucho amor desinteresado
y despierto requieren una Sociedad como la nuestra que debiera estar presidida
a estas alturas por el Ser de Antroposofía en su manifestación y en la búsqueda
de sus fines y objetivos, al ser depositaria del compromiso y responsabilidad
máximos de
en su actual estado evolutivo hacia el Alma Consciente humana, y también, por
qué no decirlo, como representante de las Escuelas de Misterios de todos los
tiempos en representación de la actual Humanidad en su relación con el mundo
espiritual y el plan crístico, y que sin embargo, y esa es la responsabilidad
de todos nosotros sus miembros, parece estar sumida al albur de los mismos
vaivenes críticos que los ámbitos sociales que la rodean, quizás seguramente por
estar sometida al interés particular de algunas fuerzas opositoras empeñadas en
desvirtuar su esencia y sus objetivos trascendentales.
que el mundo de hoy ve a la diosa de nuestro tiempo, Antroposofía, a través de un cristal muy oscuro, y que todo aquello
que haya oculto en los rincones y vericuetos del alma y que no se trae a la luz
de la conciencia clara y cristalina puede ser aprovechado en cualquier momento
por las potencias adversas, ya que cualquier forma de perversión contradiría el
Espíritu sagrado y la esencia prístina de la entidad custodia de
Antroposofía. Y es por ello que, a través de esta editorial, hacemos un
recordatorio acerca de la entidad bajo cuyo manto y espíritu está nuestra
Sociedad ya que es nuestra responsabilidad cuidar y fomentar sagradamente su
presencia y asistencia, para continuar y plasmar, en lo posible, la labor y el
testigo que nos cedió nuestro fundador y mentor, y nos referimos naturalmente al
Ser Antroposofía.
Como es sabido, en
la fundación de
Sociedad General
de 1923, Rudolf Steiner habló con especial énfasis de la importancia de una
relación viva de todos los antropósofos con Antroposofía, haciendo hincapié en que es vital que el corazón de
cada antropósofo debería estar "animado
de principio a fin por
Antroposofía
del corazón se relaciona directamente con un verdadero encuentro con el ser
suprasensible de
Antroposofía
para
Ella está vinculada a la trayectoria de cada antropósofo individual, y, a
través del individuo, a la trayectoria de
en sí, y a través de
al mundo en general.
Antroposofía, por su origen y su naturaleza ínsita,
tiene en común con Sophia y con
Celestial
estructura etérica que la caracterizan, así como la sabiduría, la devoción y el
amor purísimo y espiritual de Cristo, además de la nobleza, entrega generosa e
incondicional de
Cósmica
contrario a cualquier perversión y depravación tan obvias en nuestro entorno o a
cualquier deseo egóico, instintivo o astral, pues su faro y su luz descienden
de la pureza prístina de
Cósmica Sophia. Diríase que tal entidad representa todo lo contrario a lo que
caracteriza a cierta dirección de
actual en nuestro país, cuya óptica, ritmo y prácticas habrán de ser
modificados y sustituídos, para acompasarlos a los verdaderos objetivos de
de su fundador y de la entidad que cuida y custodia sus destinos, que no es
sino ese mismo Ser Antroposofía.
Sophia,
A lo largo de los tiempos ya sea como Isis o como
Virgen
destacado ante el alma de los hombres como una imagen del cielo. Sus misterios
y su calidez pura y virginal han sido evocados y suscitados por todos los
pueblos a lo largo de la historia por los seres humanos de todas las
tradiciones y todas las culturas cuando apelaban a ella por necesidad de
conocimiento o por cuestiones prácticas. Ella era la sabiduría que mostraba
cuándo el hombre debía sembrar las semillas, los cultivos y las cosechas, y su inspiración decía a los
hombres y mujeres cuándo era el momento apropiado para concebir a sus hijos.
Ella fue tantas veces el intermediario entre Dios y el hombre, ante un Dios
demasiado elevado o incluso patriarcal para ser abordado directamente. Ella ha
sido la inspiración divina de todo lo que es puro y bueno en el alma de los
seres humanos y el mundo. Y hoy en día en que la humanidad trata de despertar
de un largo período de oscuridad se oye una llamada resonante desde las
profundidades del alma, un anhelo subconsciente: ¿Cuál es la naturaleza de este
ser cósmico? ¿Cómo podemos unirnos con la divinidad a través de Ella?.
Este impulso
interior que ha encontrado su expresión en el arte, la poesía y la literatura,
y en torno al cual en nuestros días una gran cantidad de libros, documentales y
artículos tratan de encontrar respuestas. Pero a lo sumo solo se ha llegado a
arañar la superficie de una verdad de múltiples capas y caras, que en el peor de
los casos proporcionan postulados materialistas engañosos y seductores acerca
de su entidad. Rudolf Steiner, el gran iniciado de nuestro tiempo que
proporcionó a la humanidad el tesoro de
y "la ciencia esotérica", a través de un camino moderno de
Iniciación, camino que los seres humanos pueden transitar desde la oscuridad
del materialismo hacia la luz de la sabiduría y hacia la sabiduría del cosmos
cuya misión es unir a los seres humanos con
el papel y el trabajo actual de Sophia en el hombre, descubriéndonos una nueva
faz de
en su función de relacionar al hombre con la divinidad.
¿Y quién es este
ser que anhelamos conocer? Los griegos la llamaban Soph-EA, lo cual significa
"la sabiduría que es todo", y como su nombre indica ella brillaba a
los seres humanos en la tierra desde los ámbitos más altos de la segunda
jerarquía y desde la esfera a la que pertenecen los Espíritus de Sabiduría, lo
que expresado en el lenguaje de la escritura cósmica es la región designada por
el signo zodiacal de Virgo.
En la antigüedad la
sabiduría cósmica fue percibida como algo que tenía mucho que ver no solo con
sino también con el conocimiento de las fuerzas creadoras de la tierra, con la
fertilidad y el nacimiento, y en este aspecto, se la vió en muchas ocasiones
como una diosa de la luna, ya que los ciclos de la luna están íntimamente conectados
con las fuerzas de la reproducción. Las deidades masculinas se asocian
tradicionalmente, por el contrario, con el sol. Eran los ‘novios’, de las
fuerzas celestiales creativas que venían desde arriba y fertilizaban el vientre
de la novia: la tierra. Pero en todo caso la divinidad femenina,
señaló anteriormente, ha sido siempre asociada con la inspiración
imprescindible para adquirir conocimiento o sabiduría.
La sabiduría del
universo se ha conocido en sus diversos aspectos, y por muchos nombres, por
todas las civilizaciones desde las épocas de
nuestros días. Para los indios era Shakti, que era a la vez la consorte Parvati
de Shiva, y en otros tiempos fue Lakshmi, la consorte de Vishnu, los sumerios
llamaban Inanna, la diosa Ishtar los babilonios. Los caldeos llamaban Ea a la
madre de Marduk. Los egipcios la conocían como Isis, la esposa de Osiris, o
bien como Maat, Hathor y Nut en función de las cualidades que ella eligió para
reflejarse en un momento determinado. Los griegos la conocían como la madre,
Deméter, en otras ocasiones era Artemisa, Atenea o Hécate. Los romanos la
llamaban Diana. Platón, la expresa como la sabiduría del amor personificado en
Diotima. Ella también fué la persona amada o la novia para los Judios (Salomón).
Debido a su elevada
naturaleza cuando
Divina Sofía
hacía a través de uno de los miembros pertenecientes a su esfera de influencia.
Es por eso que el nombre por el que se ha llegado a conocer a
sido a través de diversos nombres de diosas, como lo fueron en épocas pasadas todos
los ya mencionados, u otros como Gaia, Rea, Hera, Afrodita, Perséfone o Palas
Atenea. Los mismos antepasados de los cristianos
también la conocían como Sophia, y más tarde, los cristianos de todos los
rincones del mundo, vieron a su imagen divina reflejada en la figura de
– o en María Magdalena. En Europa occidental hoy en día hay muchas iglesias
que llevan el nombre de Nuestra Señora María y María Magdalena, y hay muchas iglesias
en Europa del Este con el nombre de Sophia.
En términos bíblicos, la primera mujer, Eva, comió una manzana del Arbol del Conocimiento a través de la tentación de Lucifer, y a partir de entonces resultó en la expulsión de ella y de su consorte Adán del paraíso. En términos antroposóficos Eva representaría al alma humana, cuya tarea era la de tomar la sustancia del yo/ego, es decir, la conciencia, precisamente para ser consciente de su individualidad o "mismidad", para lo cual será preciso que se produzca la digestión de esa manzana o conocimiento. La parte del alma "Eva" se relaciona con el cuerpo astral, pues la sustancia del yo entra en el cuerpo astral o el sistema nervioso, el "Árbol del Conocimiento", la médula espinal y las ramas de los nervios, y su resultado culmina en un despertar de la conciencia en la esfera de los sentidos. Se trata de un "despertar" del ser humano al mundo material físico
a través de los ojos, oídos, olfato, etc. Y este despertar fue visto como una
‘Caída’, porque la sustancia de la "conciencia del sí mismo” o Yo tuvo que descender del Paraíso (los mundos
del espíritu) al mundo de los sentidos (la tierra). Y aquí en la tierra las
diversas envolturas física, etérica, y astral ya habían sido preparadas
previamente por los seres espirituales superiores en las etapas anteriores de
la evolución de la tierra. Rudolf Steiner nos dice que ese Yo humano procedía
de la periferia, de fuera de la tierra.
Por tanto, y para
abreviar algo que es de difícil y delicada conceptuación podríamos decir que
un Ente que pertenece como una estrella a la esfera del Sol y cuyo nivel más
alto está conectado directamente con el hombre al nivel de los Espíritus de
más bajo es el Ser Antroposofía, un “ser
humano” que ha desarrollado su yo en la tierra, pero mucho más tarde que los
demás seres humanos y de una manera más acelerada (un año suyo equivale a cien
años humanos). Y ambos dos: los Espíritus de
Antroposofía, definen los límites de funcionamiento de
en relación con la tierra. Debido a la naturaleza sublime del ser de Sophia
cuando ella desea inspirar a la humanidad tiene que hacerlo a través de
representantes. Ella se manifiesta a los seres humanos a través de la segunda y
tercera Jerarquías que conforman sus miembros inmediatos, sus dos tríadas, el
representante más alto de los impulsos de la esfera del Hijo o Cristo (Espíritus
de
Espíritus del Movimiento, los Espíritus de
impulsos del Espíritu Santo. Estos impulsos son llevados a la humanidad en
nuestro tiempo por medio del Ser que es Antroposofía.
Y esa misma diosa, que en nuestro tiempo sigue teniendo como tarea mediar entre
los seres humanos y
Divina Sophia
evolutivo, fue nombrada por primera vez por Rudolf Steiner y la llamó Antroposofía.
Según las indicaciones
dadas por Steiner, Antroposofía tiene
la naturaleza de un ser Arcangélico, es decir, que ella es de la misma
sustancia que Micael y que ella “no se rige
de acuerdo con leyes terrenales, sino con las leyes del Sol, teniendo en cuenta
que la etapa de Antiguo Sol de la evolución terrestre fue el escenario de la
acción de los Arcángeles, que por entonces se estaban convirtiendo en seres
portadores del Yo”. Esa fue su etapa humana, aunque no fue un desarrollo
humano tal como lo conocemos en nuestro caso, ya que sólo la humanidad terrenal
ha podido desarrollar su yo en total libertad.
Para entender un
poco más el origen y desarrollo cronológico y cósmico de
concretarse en su aspecto del Ser
Antroposofía hagamos una sinopsis de acuerdo con los datos que nos ha ido
proporcionando Steiner en su investigación espiritual (además de todas las
indicaciones y estudios efectuados en la misma dirección por Sergei Prokofieff
y Emil Bock) sobre el papel cósmico de
hasta llegar al Alma de
Antroposofía
El Alma Natánica, Sophia y
Podemos llegar a una comprensión del Ser de
Antroposofía
Alma Natánica: Rudolf Steiner nos dice que el Alma Natánica estaba compuesta
por las fuerzas etéricas del Eter Químico y el Eter de Vida. Al igual que el
ser humano, el Alma Natánica había pasado por la evolución de las cuatro etapas
planetarias de Saturno, el Sol,
Luna
de Lemuria cuando estas fuerzas se separaron de Adán:
Estas fuerzas
fueron conservadas antes de los efectos de la «Caída» y del descenso de Adán y
Eva en la materia, y quedaron protegidas en
solar. Del mismo modo, otro ser se separó de
entidad puede ser llamada
Eva Celestial
Rudolf Steiner
conecta el Alma Natanica con los Arcángeles. Esto es así porque antes de la
caída el cuerpo etérico del Alma Natánica es de la misma sustancia que el Espíritu
de Vida (cuerpo etérico espiritualizado/Buddhi), que sólo se adquiere en su plenitud
integral por los Arcángeles. El Alma Natánica, por lo tanto, tiene un parentesco
con la esfera de los Arcángeles a través de la realización de las Leyes del Sol.
Se nos dice por Rudolf Steiner que estas fuerzas entraron en la custodia solar del Arcángel Micael, el
más alto de todos los Arcángeles en el sol. Fue esta relación espiritual entre
el alma Natánica y el Arcángel Micael lo que le permitió al alma Natánica
convertirse en el portador del Cristo en el cosmos, para ser su vehículo
durante su descenso hacia la tierra, en primer lugar en la esfera del Sol como
un estrella, de la esfera de las estrellas a la esfera del Sol como un planeta
y luego a la esfera de la luna. Con el fin de seguir a Cristo en su descenso de
sacrificio el alma Natánica tuvo que sacrificar una parte de su naturaleza
Arcangélica y luego también su naturaleza angelical para encarnar finalmente en
un cuerpo físico como un ser humano en la tierra, como el Jesús del Evangelio
de Lucas. Posteriormente participó en el cuarto sacrificio de Cristo, el
Misterio del Gólgota.
Así como el Alma
Natánica, las fuerzas etéricas de Adán, se convirtieron en las portadoras de
las fuerzas del Hijo, el Ser macrocósmico de Cristo, el Adán terrenal estaba
destinado a posibilitar el descenso de Cristo en las envolturas físicas posibles
de su alma hermana Eva celestial. Y así la función del descenso a
tarea esencial era la de trasladar en su momento al hombre ese aspecto de
sabiduría crearía las condiciones necesarias para que el Cuerpo astral
desarrollase las facultades humanas capaces de recibir y comprender
salvaguardada por Micael en el Sol. En otras palabras,
la misión de portar las fuerzas necesarias para crear el alma cáliz (El Grial)
en la que Micael podía derramar
la sustancia de Cristo.
Hay que recordar
una vez más que estas dos almas en el Paraíso, el Alma Natánica y
los éteres rarificados del aspecto Adán/Eva no influidos por la “Caída” y que
permanecían como “alma pura”. Había por tanto un alma que entonces se dividió
en dos partes. Una parte descendió al alma común, y encarnó en Adán, y con ello
entró en la corriente de las encarnaciones, sucumbiendo a Lucifer, etc., y con
respecto a la otra parte del alma, el alma-hermana,
dirigentes del mundo, los Dioses creadores, vieron de antemano que no podría
ser bueno que se encarnase demasiado, precisamente para evitar que las
entidades luciféricas, que se apoderaron del cuerpo astral de los hombres, lo
hicieran también con su cuerpo etérico, y por ello fue preservada en el mundo
anímico y por consiguiente no tomó parte en las encarnaciones de la humanidad.
Esas fuerzas etéricas separadas de Adán (según nos han dejado dicho tanto R.Steiner, conf.30 de 30-12-1913, y
también Prokofieff en “Heavenly Sophia and the being of Antroposophía”.) eran
las de los elevados éteres de Sonido y Vida pertenecientes a los aspectos Sólido
y Líquido, los cuales, como ya se ha dicho, fueron preservados y protegidos en
humanidad,
del Sol, en la esfera solar, antes de que fueran afectados por la “caída”.
Por tanto ese ser
que se separó de Adán, conocido en
como el Alma Natánica estaba compuesta
de esos éteres refinados del aspecto físico/etérico de Adán/Eva, y tenía una
predominante “alma natural”, capaz de: irradiar fuera de la luz de
–equivalente al cuerpo astral-, así como de resonar en adelante con el más puro
y bello Amor Cósmico –equivalente al cuerpo etérico-, y capaz además del más
profundo y solemne reflejo del sacrificio Cósmico –equivalente al cuerpo
físico-.Estas cualidades forman el contenido perfecto o las envolturas para el
ser Cósmico de Cristo en su primer descenso hacia la tierra. El destino del
Alma Natánica, nos dice Prokofieff, era el de ascender a las elevadas regiones
de la esfera del Sol, a esas regiones donde el Sol mismo aparece como una
estrella fija entre las estrellas fijas, al objeto de participar en el descenso
del Ser de Cristo en su viaje a la tierra.
La Eva
celestial, portadora de Sophia-Sabiduría, y que era el ser gemelo del Alma
Natánica, debería haber tenido un destino similar. También había estado en
posesión de los elevados éteres de Sonido y Vida rarificados del cuerpo
Físico/Etérico de Eva, y por consiguiente, también estaba en posesión de un
Espíritu de Vida puro pues se nos dice que poseería atributos similares a los
de un arcángel, incorporando leyes similares. De la misma manera en la que el
Alma Natánica había sido destinada a convertirse en la portadora de las fuerzas de individualización
masculinas del universo, el grande y poderoso ser macrocósmico de Cristo, la
tarea de
celestial debía ser la de convertirse en la portadora de la sabiduría unificada
femenina en el universo manifestado. Ella también tenía que descender de la
noble esfera del Sol donde residía, sacrificando su naturaleza arcangélica para
penetrar en la esfera de los ángeles y también sacrificando su naturaleza
angélica para convertirse en un ser humano.
Una vez encarnados en
convirtieron en seres humanos dotados de un cuerpo físico, otro etérico, otro
astral y un Yo. El Adán celeste y
seres poseídos de las fuerzas del Paraíso, es decir, de esas fuerzas no
afectadas por la influencia luciférica –los éteres de Vida y Sonido-. Y estos
aspectos inocentes y vírgenes de Adán/Eva, que no habían tenido ninguna
experiencia de un Yo (lo cual sólo puede ser obtenido mediante la encarnación
en un cuerpo físico), tenían, repetimos, toda
las evoluciones del antiguo Saturno, en el antiguo Sol y en la antigua Luna, la
sabiduría que en el ser humano corresponde respectivamente a los cuerpos
físico, etérico y astral, y también estaban en posesión de todo el amor del que
un alma humana es capaz.
Nos dice Rudolf Steiner que
el alma hermana del Adán terrestre, el alma más joven, estaba destinada a
convertirse en la portadora de las fuerzas del Hijo en su descenso a la tierra.
El primer nivel de este descenso tuvo lugar en la época de Lemuria, cuando el
ser Hijo entró en la esfera del sol como una estrella, a través de lo cual El
tuvo acceso a la totalidad de la esfera de los doce signos del Zodiaco, al
objeto de prevenir la individualización de los doce sentidos, lo cual podría
haber sido el resultado de la penetración del Yo en el cuerpo Astral. El
segundo nivel en el descenso tuvo lugar durante la época de
Hijo penetró en el Sol a través de los seis Elohim, para evitar la
individualización y la materialización de los siete órganos. Un posterior
descenso ocurrió durante los tiempos atlantes, cuando el ser Hijo entró en la
esfera de
a través de la puerta de los Arcángeles, para prevenir la individualización y
materialización de los principios anímicos, pensamiento, sentimiento y
voluntad. (Steiner: Los
cuatro sacrificios de Cristo). Este descenso fue acompañado por el
paradisíaco ser Arcángélico del Alma Natánica, que bajo la protección del más
grande de los arcángeles del Sol, Micael, se convirtió en un Cristoferos, portador de Cristo, la
vestimenta astral llevada por el Cristo Cósmico durante tres etapas en Su
descenso.
Es por esta razón por la
que el Alma Natánica no encarnó en un cuerpo físico hasta el preciso momento en
el que tuvo que realizar un sacrificio posterior. Entonces tuvo que encarnar en
el linaje de Natán, hijo de David, en la corriente sacerdotal, el Jesús del
evangelio de Lucas. (Steiner:
el Evangelio de Lucas). De
nuevo este ser estaba destinado a ser el portador de las fuerzas Macrocósmicas
del Yo de Cristo en su descenso a la esfera de
Jordán.
En contraste con su alma
hermana, el Adán terrenal es el alma más antigua. Como tal, era su tarea la de
ser la precursora de Cristo, tanto del profeta Elias, como luego de Juan el
Bautista, que le reconocería y bautizaría, es decir, que hizo posible el
descenso del ser de Cristo en las envolturas físicas de Jesús de Nazareth, a
través de la mediación del Ser de
fertilización del Espíritu Santo (
Paloma
Micael,
y Antroposofía
Micael, como el hijo más poderoso de Sophia, también tuvo que participar en el sacrificio de
descenso a la tierra. Nos dice Rudolf Steiner que el Arcángel Micael era el
guardián de la sustancia que
arriba abajo, desde la esfera de los Espíritus de Sabiduría. Esta sustancia de
estaba compuesta del mundo creado por los pensamientos de las Jerarquías, que
contiene el completo significado del Ser de Cristo y Su acción para la
totalidad de la evolución terrestre, pasada, presente y futura, y que es
referida como
Inteligencia Cósmica
esencial la de sacrificar su dominio de
a favor de la humanidad cuando ésta estuviera preparada para recibirla.
Y fue Micael, que anteriormente
había trabajado con el Elohim-Jehová, (cuya tarea hemos visto que fue la de
implantar el Yo en el ser humano), el que arrojó a Lucifer desde
para que pudiera incitar a la humanidad a descender a ella. Expulsar a Lucifer
a la tierra fue importante dado que sería a través de la influencia de Lucifer
como el ser humano podría adquirir la libertad, mediante la diferenciación de
los sexos y la creación del cerebro y la espina dorsal para desarrollar un
pensamiento lógico independiente como medio de comprensión de la “Inteligencia
Cósmica” de la que Micael era el guardián y que un día había de sacrificar,
dado que esta “inteligencia” sólo podía convertirse en una posesión del ser
humano cuando éste la pudiera adquirir plenamente consciente y en completa
libertad.
El Segundo paso
suponía el descenso a
de
cuya tarea era la de llevar ese aspecto de
necesarias para que el Cuerpo astral desarrolle las facultades humanas capaces
de recibir y comprender
el Sol. En otras palabras,
Eva Celestial
necesarias para crear el alma cáliz (El Grial) en la que Micael podía derramar
-la sustancia de Cristo-. Era necesario para
portadora de
de
descender desde el Sol acompañando a su alma gemela, el Alma Natánica, que en
su descenso llevaría el Ser Macrocósmico de Cristo.
El Ser de
responsable no sólo de la creación de este alma vehiculo, o Santo Grial, a
partir del cuerpo astral transformado de los seres humanos, sino también de la
formación del primer vehiculo físico en la que el Yo de Cristo pudiera entrar,
a través de su encarnación como María, la madre del Jesús Natánico del
Evangelio de Lucas.
Por consiguiente
podemos decir que
Celestial
posible la comprensión del descenso de Cristo. Una vez que
umbral de la esfera de
la esfera de los ángeles, sacrificó su naturaleza Arcangélica y como un
Ángel comienza a entrar directamente en
el Cuerpo Astral humano, en particular en el Alma Sensible (Prokofieff: “Sophia celeste y el Ser de
las fuerzas de
Divina Sophia.
través del Alma Sensible del ser humano y estimular las fuerzas capaces de la
comprensión de Dios. Esta comprensión, llena de sentimiento/reverencia, creó un
ser independiente, cuyos cuerpos físico, etérico y astral contienen todo lo que
el ser humano ha logrado a través de la experiencia de ella en el Alma
Sensible. Su siguiente descenso, en la
mitad de tiempo GrecoRomano, fue desde la esfera de los Ángeles a la esfera
terrestre.
De la misma manera
que el Alma Natánica tenía que encarnar en el cuerpo físico de un ser humano de
forma que éste pudiera ser el receptáculo para el Yo Macrocósmico de Cristo,
imbuída con
de
tenía que encarnar en el cuerpo físico de un ser humano. Emil Bock nos dice: (en
“The threefold Mary”) que la figura maternal de
personificación de la antigua virginidad del Paraíso, y por tanto
imagen terrenal del arquetipo virginal de la feminidad, la incorporación del
eterno femenino, la virgen entre las vírgenes. Esta encarnación era necesaria
porque ella estaba destinada a dar
nacimiento a su alma “gemela celeste”, el niño Jesús Natánico, que a sus
treinta años acogería al sublime Macrocósmico Yo del ser de Cristo, capaz de
acompañarle en Su sublime sacrificio en el monte del Gólgota.
Este
descenso/sacrificio del Ser de Cristo tendría el efecto, mediante el
pensamiento, de redimir al Yo Humano posibilitando el retorno desde su atadura
a la materia hacia los mundos del espíritu. Cristo era responsable de redimir
al ser humano por medio del despertar de éste a su Yo y ponerle en conexión con
todo el cosmos espiritual.
Micael llegó
entonces a ser capaz de sacrificar su Inteligencia Cósmica a la humanidad, y
esa Inteligencia Cósmica en su breve encarnación como María. Su próxima tarea,
para crear este cáliz, era el desarrollo de su Alma a través del
desenvolvimiento con su unificación con el Alma Racional y parte del Alma
Consciente de los seres humanos. Rudolf Steiner nos dice: “Y son las leyes del Sol, las leyes en vigor entre los Espíritus de
Arcángeles las que ven la luz nuevamente en
filosófica de la sabiduría.”
receptáculo del Cáliz espiritual etérico de
entrando directamente en el desarrollo espiritual de la humanidad. Ello ha
permitido el desarrollo de la libertad y el pensamiento interior en el Alma. Y
por esta participación en el desarrollo del Alma Consciente,
un proceso que la conduciría a una pérdida de su conexión consciente con
A comienzos de 1840 Micael dio comienzo a su ascenso gradual como Espíritu del Tiempo, haciendo ello posible su descenso hacia
Después
él esperaba que el ser humano desarrollara esas facultades de pensamiento libre
a través de
Celestial
consciente”, llevar a la humanidad, saliendo por fin de las cadenas de la
percepción de los sentidos, en un ascenso libre, a la percepción de lo
suprasensible.
Celestial
había trabajado
Inteligencia Cósmica
humana, y este paso del miembro más joven de
través del ser humano es el que hizo posible que el pensamiento se hiciera plenamente
auto-consciente, es decir, auto-despierto, de manera que es por medio de esta
auto-consciencia por lo que se pudo
sembrar la semilla de la capacidad del ser humano para poder acceder a la
experiencia consciente del mundo espiritual.
Rudolf Steiner fue
la primera persona que recibió
en plena conciencia desde el cáliz espiritual, así denominado por él. Y ¿quien es este ser cuyo Yo encarnó
brevemente una vez como
Virgen María
Jesús Natánico? A este ser Rudolf Steiner le dio un nombre, la llamó Antroposofía,
tanto Antroposofía es el mismo ser que el de
La relación entre
Micael y el ser de
Antroposofía
Hijo de Sophia, sacrifica su Inteligencia Cósmica a favor de la humanidad,
mientras la hija de Sophia,
Eva Celestial
la facultad del pensamiento humano para que pueda recibirla. De esta forma,
pasando a través del Alma humana de Conciencia –el Alma Consciente- y portando consigo
de Micael,
de desarrollar su propia Alma Consciente.
Esto significa que
ahora su Alma Consciente puede trabajar
purificando por entero su astralidad, transformándola en el cuerpo de
purificación restablece su conexión con la esfera de
posibilita a
Antroposofía
como arquetipo para toda la humanidad. Esta purificación restablece su conexión
con la esfera de
Divina Sophia
Antroposofía
Espiritual como arquetipo para toda la humanidad. De esta forma el alma
virginal se unifica con la conciencia del Espíritu Santo, el cual se convierte
en Yo Espiritual individualizado por las fuerzas del Yo Consciente de Cristo.
Esta evolución genera un impulso y un potencial para todos los seres humanos
que culmina en la conferencia de Navidad
cuando Rudolf Steiner elabora las coberturas física, etérica y astral de
de forma tal que es capaz de ser el receptáculo para el elevado Yo de
consecuencia de convertirse en su custodio. Esto es auto-conocimiento para
un paso necesario en la transición del Alma Consciente al Yo Espiritual para
cada individualidad, y también para la sociedad misma.
Tal y como dicen
Prokofieff en su obra “María celestial y
el Ser de
y Emil Bock en la suya “Las tres
vertientes de María”
evangelio de Mateo, la que se levantó en el Templo,
la del evangelio de Lucas, era lista y sabia, un alma antigua, que había visto
morir a su niño y que entonces se había convertido en la madrastra de Jesús de Nazareth cuando
también murió. Ella reconoció en su momento al Yo de este niño, el Yo de Zoroastro, que ella había perdido y mediante una grande
y profunda relación con Jesús de Nazaret fue capaz de unirse, a través de la
compasión y el sufrimiento, con el ser desencarnado de
un día se convertiría en el ser de
las dos Evas se convirtieron nuevamente en una. “Es como si la maravillosa Alma divina originada en el Paraíso (
incorporada al alma antigua de
María
María
paradisíaca unida con su alma hermana,
unidas convertidas de nuevo en una, juntas.
Como resultado de
esto,
de Mateo era ahora capaz de permanecer plenamente consciente, junto con el
discípulo Juan, a los pies de la cruz en la que colgaba el ser de Cristo encarnado en el cuerpo de Jesús de Nazareth. Por esta razón, María se convierte en la
figura central en medio de los discípulos en Pentecostés, ya que era a través
de su propia alma virginal por lo que se hizo posible para los discípulos el
que recibieran en sus almas la sustancia de unificación del Espíritu Santo,
porque se unieron con la conciencia de ella, la representante de
tierra. Podemos decir que actuó como un conducto en la tierra de las fuerzas
del Espíritu Santo a través de la mediación de la Divina Sophia.
El Ser Antroposofía y
En febrero de 1913 habló Steiner por primera vez del Ser
Antroposofía, cuya tarea era descender a la tierra para llevar
al alma humana, de manera que al hacer tal cosa Antroposofía uniría su destino
con el del ser humano, es decir con el pensamiento, el sentimiento y la
voluntad del hombre. Steiner afirmó que ese descenso se manifestaría en varios
campos, y así en lo que se refiere a
en cuanto a
ello le capacitaría para adquirir
permitiría al hombre adquirir
Conciencia
acceder a la experiencia del Cristo etérico. De manera que con ello el Ser Antroposofía sería el
responsable del desarrollo de esta conciencia, y posteriormente en su conferencia
sobre el Quinto Evangelio, en la que Steiner reveló el misterio de los dos
Niños Jesús así como la vida del Jesús de Nazaret antes desconocida para la
humanidad junto con el importante papel jugado por María en el Evangelio de
Mateo, estableció que
de Mateo unió su alma con el espíritu de
el Ser Antroposofía.
Solo después de
estos preparativos, en septiembre de aquel mismo año, Rudolf Steiner pudo
realizar el culto de la colocación del Doble Dodecaedro de
el primer Goetheanum, lo cual fue referido como la incorporación viviente del
Ser de
en la tierra. En términos esotéricos esto representó un Templo viviente, creado
a base de Fuerzas Etéricas para el Ser Antroposofía, en el cual
pudo resonar en el mundo físico como la preparación del advenimiento de Cristo.
Y fue en aquella misma conferencia de 1913 donde Steiner afirmó que “El Ser Antroposofía está íntimamente ligado
con el ser de nuestro tiempo, no con nuestro actual pequeño momento, por
supuesto, sino con toda la época en la que estamos”. En términos esotéricos
eso significa que el Ser Antroposofía está íntimamente conectado con el
Espíritu del Tiempo Micael, no solo porque una vez dicho Ser estuvo dotado de
la esencia de un Arcángel sujeto a las leyes del Sol, sino también porque fue
el responsable de preparar al alma humana para que fuese capaz de entender
que descendía a la humanidad desde la esfera de Micael, y en el caso de
forma más pura, si partimos de la idea de que
como un triple cuerpo de
Antroposofía
Cabeza
de
entra y espiritualiza el pensamiento, 2) el Corazón y los Pulmones o reino
cultural en el que hay una comunión entre seres humanos mentales y el reino de
los pensamientos imbuídos del calor de los sentimientos, y 3) las Extremidades
o reino de la voluntad preñada de pensamientos de amor donde los iniciados
llevan a efecto actos en el mundo a favor del Ser Antroposofía, de manera que Antroposofía une el corazón de
Micaélica
de Cristo.
El Ser o Entidad Antroposofía es, por consiguiente, una
entidad angélica, un ser humano avanzado, y nosotros, como Sociedad
Antroposófica desde el encuentro
fundacional de Navidad, somos sus cuerpos humanos y miembros anímicos. Por
consiguiente su futuro desarrollo depende particularmente de los antropósofos.
Ella, al igual que nuestros ángeles individuales, se encuentra ante los
antropósofos y nos muestra lo que hemos creado a partir de su sabiduría (la misma
sabiduría reflejada de
Divina Sophia
la humanidad. Esto se podría traducir como auto-conocimiento para
un paso necesario en la transición del Alma Consciente al Yo Espiritual para
cada individualidad, y también para la sociedad misma.
Por consiguiente la
tarea de
en nombre de
Sophia
los seres humanos. Rudolf Steiner nos dice que para que el Ser Antroposofía pueda lograr esto,
teniendo en cuenta hasta qué punto la humanidad ha caído en el materialismo,
tiene que encarnar en el alma humana llevando con ella la sabiduría de Sophia.
Al hacerlo no sólo elabora su alma corporal y sus miembros espirituales, sino
que también inspira conocimiento/sabiduría en esos seres humanos en los que se
imbuye, ya que se coloca en ellos como
un ser objetivo. Este ser objetivo toma la forma que corresponde a lo que el
alma humana ha logrado a través de haber tenido la sabiduría de Sophia en él.
Es evidente que
realizar esa tarea como un ser Arcangélico ya que tal tarea requiere una
relación más íntima con los seres humanos que nunca antes. Por consiguiente,
era necesario que el ser de
Antroposofía
libertad, de una manera puramente suprasensible y como un ser humano
"invisible" para los demás. Esto significaba que el ser en cuestión
tenía que sacrificar su naturaleza solar Arcangélica, y desechar lo que había
logrado en su propia evolución y volver a empezar de nuevo en la tierra, aunque
su evolución se produce a un ritmo diferente a los seres humanos debido al
trabajo de las leyes del Sol en su naturaleza, en la que, como ya se ha dicho,
uno de sus años es equivalente a cien años humanos.
Sergei Prokofieff
nos dice que su descenso ha progresado a través de varias etapas. Primero desde
Arcángel a Ángel, y luego de Ángel a hombre, y después ya en nuestros tiempos,
de hombre una vez más a Angel. Cada vez que ella ha pasado encarnándose en almas de seres humanos, a través de ellos no
sólo ha creado su propia alma física y sus vehículos espirituales, sino también
ha inspirado a los seres humanos para la adquisición del conocimiento de Dios,
es decir de
de
y del mundo. En nuestros tiempos ella ha inspirado el conocimiento del ser
humano:
Antroposofía. Esto
conferencia de
en 1925 en los miembros de
su breve encarnación en el momento del Misterio del Gólgota. Esto marcó su
ascenso de ser humano a Ángel y así ella se convirtió en el "ángel
custodio” de
Sociedad Antroposófica.
directamente con los Antropósofos en su propia evolución. Y con ello se aclara
la declaración de Rudolf Steiner de que
ser individual, "… hacia el cual
los antropósofos tienen la mayor responsabilidad concebible", pues
ella "lleva consigo el ser del
hombre" y nos muestra lo que
somos y lo que hemos creado desde las profundidades de nuestras almas, de
manera que ello constituye un verdadero autoconocimiento colectivo.
Por tanto si nos
preguntásemos cuál es nuestra tarea como antropósofos en relación con el Ser de
todo antropósofo debería de desarrollar una relación con el Ser de
fuese íntima y a la vez consciente, y tal cosa sólo sería posible si se parte
de la preparación moderna establecida bajo el espíritu y la inspiración dados
por Rudolf Steiner. Somos antropósofos porque hemos hecho un gesto expreso de
compromiso con este esfuerzo y en esta dirección. Y obviamente a continuación
surgiría la pregunta de si
Antroposofía
la sabia dirección de la evolución del mundo y si a través de lo que nos refleja y nos proyecta el Ser de
la pena seguir avanzando. Rudolf Steiner nos dice en este sentido que el mundo
de hoy ve a la diosa de nuestro tiempo, Antroposofía,
a través de un cristal muy oscuro, y que todo aquello que haya oculto en los
rincones y vericuetos del alma y que no se trae a la luz de la conciencia clara
y cristalina puede ser aprovechado en cualquier momento por las potencias
adversas. También dijo de forma expresa que el deseo inconsciente de unión
entre
en el ser humano con el Ser de Cristo encuentra su expresión en un deseo de
unión pagano con la naturaleza que no reconoce en absoluto a Cristo, y eso se
encuentra plasmado muy concretamente en todos los cultos ahrimánicos de
prácticas rituales sexuales, tan en boga por otra parte en nuestro mundo
moderno pleno de pornografía y degradación erótico-astral. Y por ello cualquier
forma de perversión a ese nivel dentro de
directamente contra el Espíritu y la esencia de la entidad prístina y sagrada
de Antroposofía.
El anhelo
subconsciente por el renacimiento de la conciencia de Cristo en el alma humana
encuentra su expresión tanto en el deseo Luciférico de "nacer de
nuevo" o la búsqueda ahrimánica de la línea materialista de sangre. Como
Antropósofos nos encontramos en un terreno privilegiado y es nuestra tarea
llevar el Ser de
mundo. Pero primero tenemos que seguir el camino desarrollado por Rudolf
Steiner con el fin de llegar a nuestra propia relación consciente con
la cósmica Sophia. Esta sabiduría es la luz que brilla por fin y con ella la
comprensión de la unión entre el ser humano y el Ser de Cristo. Pero esa luz no
se puede esconder debajo de un candil, sino que debe brillar a lo largo de un
mundo que se mueve a ciegas, a tientas en la oscuridad del materialismo. Y es
por ello que Steiner apelaba a que en los Antropósofos debe de brillar su luz,
pues tenemos la responsabilidad de hacer brillar
seres humanos. Pero obviamente antes es preciso que esa luz y esa sabiduría se
enciendan en nuestras propias almas.
Rudolf Steiner nos
decía reiteradamente que las experiencias espirituales van en sentido contrario
a los procesos similares que tienen lugar en el mundo físico. Aquí en la
tierra, cuando nos encontramos con otras personas, los vemos y hablamos con
ellos, intercambiamos ideas y a continuación llegamos a conocer a las personas
en cuestión, cuya relación puede crecer con el amor y el interés mutuo. En el
mundo espiritual es todo lo contrario, si queremos conocer a un ser, en primer
lugar debemos desarrollar un conocimiento de ese ser y cuando este conocimiento
crece hasta generarse un profundo amor y devoción, nos conecta con el ser que
se trate, a quien en un principio se siente como sólo en nuestros pensamientos
y sentimientos. Es sólo después de que esa conexión se ha convertido en
profunda y asumida en nosotros, cuando percibimos a ese ser como una
individualidad espiritual separada, un ser vivo. Este encuentro se produce a
través del desarrollo de “imaginaciones morales”
e “intuiciones morales”, que son fuerzas latentes del corazón. Y Rudolf Steiner
nos proporcionó la vía del conocimiento (por medio del estudio, la meditación y
la práctica), para través de nuestro amor y devoción desarrollar esas fuerzas
del corazón, que nos pueden permitir
convertir el corazón en un órgano espiritual. Esta enseñanza, que él llamó
lo tanto, no sólo el camino para nuestro propio desarrollo personal, sino
también la vía para un encuentro con nuestro maestro suprasensible, el Ser Antroposofía.
Equipo de Redacción Revista BIOSOPHIA
Comentarios recientes