El Movimiento Oculto en el Siglo XIX (4ª Conf.)
(Cuarta Conferencia dentro del ciclo “El movimiento Oculto en el siglo XIX”, pronunciada en Dornach, el 17 de octubre de 1915 –GA 254-)
Quiero añadir hoy ciertas cosas como continuación de lo que se ha dicho en estas conferencias sobre el desarrollo de la vida espiritual en el siglo XIX.
Debemos dirigir nuestra atención, por un lado, al papel de la visión materialista del mundo, y al intento que se hizo de contrarrestar la inevitable penetración de esta perspectiva materialista por medio del Movimiento espiritual del siglo XIX; y además, cómo se trató, desde diferentes partes entre los ocultistas, de salvar a los hombres de sucumbir totalmente al materialismo. Por otro lado, estará bien conectar con este asunto un estudio de la materia en el que nos estamos ocupando particularmente justo ahora. Esto nos ayudará a comprender el carácter de aquellos poderes y fuerzas que surten efecto externamente en el plano físico de manera que ya nos ha costado muchas discusiones y que –al menos así lo imagino- les habrá causado a ustedes muchos quebraderos de cabeza [i].
[i] Una referencia a las discusiones que estaban teniendo lugar en aquel tiempo en relación con ciertos asuntos internos de
Existe un vínculo que relaciona ciertos factores de gran alcance en el desarrollo espiritual del siglo XIX con los asuntos con los que nosotros mismos estamos ocupados. Estaré obligado hoy a hacer un amplio barrido y les pudo que trate las diversas comunicaciones que haré con una cierta discreción desde el comienzo, por la simple razón de que se relacionan con asuntos que, como se darán cuenta, sólo pueden ser conocidos por unos pocos en el momento actual. Posteriormente, se verá que se confirman completamente.
Tomaremos nuestro punto de partida en el hecho de que el siglo XIX fue la época en que el materialismo como Weltanschauung (visión del mundo, N.T.) surgió en el curso natural del progreso y que el punto medio de ese siglo fue el momento en que toda la humanidad iba a ser puesta, por así decirlo, a prueba a través del advenimiento del materialismo. El materialismo iba a permanecer en el horizonte como una Circe, una tentadora, y como resultado de su venida, las inclinaciones y sentimientos de los hombres iban a enamorarse literalmente de él. Pues ciertamente puede decirse que los hombres del siglo XIX estuvieron enamorados del materialismo.
Por otro lado hemos visto con cuánta razón el materialismo merece elogios. Como método, el materialismo ha hecho posible los grandes logros de la ciencia natural cuyas consecuencias técnicas, económicas y sociales, no hubieran sido posibles si las facultades del alma necesarias para la observación materialista no se hubieran desarrollado. Hubo una combinación de dos factores. Por un lado, la evolución de la humanidad tuvo que seguir su curso hasta el punto en que las interpretaciones materialistas fueron inevitables cuando el estudio de la naturaleza se llevó a una etapa posterior. Los pensadores honestos no podían sino llegar al materialismo si adoptaban ciertos métodos de investigación establecidos por la ciencia natural; pues el materialismo era bueno como método para investigar y observar los secretos del mundo material. Ese fue uno de los aspectos que emergió. El otro fue que los corazones y las almas de los hombres estaban tan en consonancia con el materialismo que les hizo amarlo. Todo tendía hacia ello. Todos los factores se combinaron para poner a prueba a los hombres, como si dijéramos, a través de una visión del mundo materialista.
Ahora bien, ya les he dicho que aquellos ocultistas que, por así decirlo, tenían la responsabilidad de ver que la humanidad no debiera hundirse completamente en el materialismo, trataron de evitarlo con el mediumnismo, y les mostré que el mediumnismo condujo a aberraciones. Ya he indicado una de las aberraciones más significativas. Lo más sorprendente de todo, además de lo que ya les he contado, fue que estas comunicaciones que vinieron a través de los médiums –supuestamente del reino de los muertos- revelaban por doquier un carácter fuertemente tendencioso. Ustedes pueden examinar todas estas proclamaciones hechas por los médiums y encontrarán que invariablemente tienen un carácter fuertemente tendencioso precisamente en lo que concierne a la vida del alma tras la muerte.
En círculos importantes donde se utilizaban médiums, se hicieron declaraciones que para los antiguos esoteristas –es decir, aquellos que no deseaban que ciertas verdades ocultas se hicieran públicas- fueron causa de gran consternación. Puedo indicar la razón para su consternación de la siguiente manera.
Para ser bastante claro sobre el asunto, por favor lean el ciclo de conferencias que di en Viena en el año 1914 titulado
Pero en muchos círculos en que se utilizaban médiums, se hacían revelaciones de naturaleza bastante distinta. Si ustedes examinan detenidamente la gran masa de literatura compilada de las comunicaciones de los diversos médiums, descubrirán –especialmente cuando estos médiums estaban guiados por las almas de personas vivas- que todo tiene un carácter fuertemente tendencioso. Se daban descripciones de la vida tras la muerte que, si las comparan con lo que se dijo en las conferencias de Viena, son enteramente falsas. Percibirán ustedes también la tendencia en los diferentes médiums a que no salga a la luz nada relativo a las repetidas vidas sobre
Ese fue un hecho muy destacado, un hecho que causó en los ocultistas del ala derecha la mayor consternación de todas, pues ellos mismos habían tomado parte en el uso del mediumnismo y en lo que produjo, y esto estaba sirviendo a intereses tendenciosos en vez de a la verdad imparcial.
Todo esto fue posible porque la inclinación hacia el materialismo era muy fuerte en los hombres. Ahora bien, lo que se dijo en las conferencias de Viena sobre la vida entre la muerte y un nuevo nacimiento es irreconciliable con cualquier forma de materialismo como visión del mundo. Pero un hombre puede ser materialista en su forma de pensamiento y dar credibilidad a lo que diferentes médiums tienen que decir sobre la vida tras la muerte, pues eso realmente sólo es una especie de materialismo embellecido que está avergonzado de ser materialismo y por tanto ha recurrido a los médiums para recoger algo sobre el mundo espiritual. El materialismo por tanto fue un factor con el que contar, y aquellos que contaron con él fueron los que mejor progresaron.
Además de todo esto había algo más. Incluso entre aquellos que sabían algo sobre los mundos espirituales, había surgido gran confusión en el curso del siglo XIX en relación con un asunto sobre el cual, si un Movimiento espiritual ha de hacer algún progreso real, es absolutamente esencial ser claro. La confusión se debía al hecho de que Lucifer y Ahriman estaban continuamente entremezclados. La gente ya no era capaz de distinguir entre ellos. Ellos entendían un principio del mal y el representante del mal, pero no veían necesidad de ninguna distinción más clara. Incluso Goethe fue incapaz de distinguir a Ahriman –a quien llamó Mefistófeles- de Lucifer. En la presentación de Goethe son indistinguibles, pues Mefistófeles es una mezcla, un cruce entre Ahriman y Lucifer. En el siglo XIX los hombres no tenían facultades para distinguir entre los representantes de las dos corrientes espirituales, entre Ahriman y Lucifer. Solo puedo hacer ciertas afirmaciones sobre este asunto hoy, pero posteriormente podré elaborarlas y será posible confirmarlas.
Ahora bien, cuando es un asunto de claridad en lo relativo al mundo espiritual, mucho depende de ser capaz de distinguir entre Ahriman y Lucifer. Por eso se hará una estricta distinción entre las figuras de Ahriman y Lucifer en las representaciones de nuestro edificio[1]. La falta de distinción clara entre estos dos Poderes conduce a una particular especie de confusión en la comprensión espiritual. Si Ahriman y Lucifer se entremezclan como lo están en la figura del Mefistófeles de Goethe, el peligro está en que Ahriman aparecerá constantemente con la forma de Lucifer. No hay manera de saber si uno se las está viendo con Ahriman o con Lucifer en la forma de Ahriman. Ahriman desea trasmitir falsedades por medio de la visión materialista del mundo. Pero la visión materialista del mundo no conduciría a la consecuencia ayer mencionada si la gente se agarrara al hilo del pensamiento. Sin este importante pensamiento, el materialismo no puede superarse. Pero si Ahriman y Lucifer están entremezclados, el hombre es inducido a aceptar la imagen Ahrimánica del mundo que se le presenta porque Lucifer acude en ayuda de Ahriman y surge en él un cierto deseo de entretejer ciertas falacias disfrazadas de verdad en su concepción del mundo.
Se ha desarrollado una tendencia notable, esto es, ocultar falacias que ciertamente sólo podían florecer en la época del materialismo -se podría decir en la época del engaño Ahrimánico- porque Lucifer le ayuda desde dentro. Ahriman se insinúa en los conceptos formados a partir de los fenómenos exteriores y engaña al hombre sobre ellos. Pero el hombre vería a través de estas artimañas si Lucifer no le incitara a dar fuerza a ciertos hechos materialistas en su visión del mundo.
Esa era la situación en la que estaban envueltos los hombres en el transcurso del siglo XIX y aquellos que así lo deseaban eran capaces de sacar ventaja de eso. Una persona capaz de ver a través de tales asuntos podría proponerse fortalecer cierta tendencia con una parcialidad hacia la izquierda. Esto no hubiera sido un asunto tan simple si en el siglo XIX los hombres no hubieran estado en una posición en que podían ser fácilmente engañados como resultado de la entremezcla de Ahriman y Lucifer.
Y así pudo suceder que ciertas naturalezas enteramente materialistas tuvieran bastantes elementos Luciféricos en ellas como para no creer en el materialismo, pero para tratar de encontrar en el materialismo mismo una concepción espiritual del mundo. Piensen en ello, ¡el siglo XIX podía producir un tipo de persona cuya cabeza produjera una clase de pensamiento profundamente materialista pero cuyo corazón estuviera anhelando lo espiritual! Cuando ese es el caso, un hombre así se esforzará en encontrar lo espiritual en la materialidad misma y se esforzará por dar a lo espiritual una forma materialista.
Ahora, si detrás de una personalidad de este tipo sucede que hay alguna individualidad que ve la raíz de tales asuntos, este último tiene un juego muy fácil de jugar. Pues si está en los intereses de esta individualidad, puede inducir a un hombre así a engañar a otros a imaginarse lo espiritual en una forma material, y entonces pueden tener lugar procedimientos calculados para engañar a estos otros. Estas medidas surten un mejor efecto cuando se llevan a cabo justo en el lugar correcto, cuando las verdades se imparten a los hombres y se les abre la puerta a las cosas que desean. De esta forma se pudieron dar a la humanidad ciertas verdades espirituales y una tendencia parcial llevada en una cierta dirección; por un lado se comunicaron una cierta cantidad de verdades, con una coloración materialista pero verdades al fin y al cabo, y por otro lado, en cierto lugar, se introdujo algo que inevitablemente conduciría a la falacia, pero que no se podría detectar fácilmente.
Esto es lo que sucedió en el caso del libro de Sinnett Budismo Esotérico. Sinnett lo escribió, pero detrás de él estaba aquel al que él llama su “inspirador”, y a quien nosotros conocemos como la posterior máscara de una Individualidad Mahatma. Sinnett era un periodista y estaba impregnado por tanto en las tendencias materialistas del siglo XIX; aquí, entonces, había una personalidad cuyo cerebro tendía completamente al materialismo, pero también había en él presente un deseo por el mundo espiritual. Por tanto él tenía todas las aptitudes para buscar el mundo espiritual de forma materialista, y así fue fácil para la entidad mencionada arriba, que estaba interesada en utilizar el materialismo de esta forma para obtener sus propios objetivos especiales, desarrollar en el Budismo Esotérico de Sinnett una enseñanza ostensiblemente espiritual con una coloración eminentemente materialista.
Ahora ustedes podrán decir: “¡Pero el libro de Sinnett ciertamente no contienen enseñanzas materialistas!” ¡En el hecho de que no se perciba, tienen ustedes lo esencial de todo el asunto! Todo está embellecido y disfrazado y sólo puede comprenderse cuando uno conoce los antecedentes de los que acabo de hablar.
Por supuesto, la enseñanza sobre los miembros del ser humano, la doctrina del karma y la reencarnación, son verdades. Pero aquí se ha tejido el materialismo en todas estas verdades. En el Budismo Esotérico de Sinnett se combinan una perspectiva genuinamente espiritual con una tendencia eminentemente materialista, una combinación que no era fácil de detectar porque apenas había nadie que pudiera discernir que se había insinuado algo completamente materialista en una enseñanza espiritual, algo que era materialista no meramente en el sentido intelectual, sino materialista en el sentido de oponerse a la visión del mundo espiritual. Me refiero a lo que se dice en Budismo Esotérico sobre la “Octava Esfera”.[2]
Aquí, entonces, hay enseñanzas que contienen una gran parte que es correcta y en la que se ha tejido esta afirmación completamente materialista y engañosa sobre
Así sucedió con Budismo Esotérico de Sinnett. El libro fue escrito en el tiempo en que Blavatsky, después de todos los sucesos que les he contado, ya había sido conducida a la esfera parcial de influencia de aquellos ocultistas Indios que pertenecían al sendero de la izquierda y tenían sus propios objetivos especiales. De ahí que las enseñanzas relativas a la constitución del hombre y a la reencarnación y el karma se den en el Budismo Esotérico. Está escrito por tanto en oposición a aquellos que querían que el conocimiento de la reencarnación desapareciera. Esto les mostrará con cuanta vehemencia se estaba librando el conflicto.
Blavatsky estaba relacionada con espiritualistas Americanos que querían que la enseñanza de la reencarnación desapareciera. El mediumnismo era un medio para lograr este fin, y así se adoptó este método. Como Blavatsky se rebeló, fue expulsada y entró cada vez más bajo el dominio de los ocultistas Indios; ella cayó en sus manos. Esto condujo a un conflicto entre los puntos de vista Americano e Indio en la esfera del ocultismo. Por un lado estaba la fuerte tendencia a dejar que la enseñanza de la reencarnación se desvaneciera de la escena, y por otro, el impulso de traer esta enseñanza al mundo pero de una forma que sacara partido de las inclinaciones materialistas del siglo XIX.
Esto era una posibilidad si la enseñanza sobre
Como resultado de la forma en que se presentó la enseñanza sobre
Ella se propuso crear este contrapeso –lo comprenderemos gradualmente- siguiendo un plan definido. Ella se acercó más a la verdad sobre
H.P.Blavatsky no sabía, por supuesto, que las fuerzas directrices detrás de ambas tendencias estaban orientadas hacia un objetivo especial, es decir, promover esta particular clase de error en la verdad, promover errores de un tipo que sería ventajoso para el materialismo del siglo XIX, errores tales que sólo podían ser posibles en la pleamar del materialismo. Ahí tienen ustedes un aspecto de la situación.
Por otra parte, el Budismo Esotérico de Sinnett y, en cierto aspecto,
Ahora bien, se habían dirigido una cantidad de polémicas sin sentido contra Blavatsky, contra Sinnett, contra el Movimiento Teosófico, etc. Pero entre los diferentes ataques sobre el Movimiento Teosófico en el curso del tiempo había habido algunos que emanaron de grupos bien informados pero parciales. La tendencia de la vida espiritual Anglicana era que, lo menos posible sobre la enseñanza oriental y sobre las repetidas vidas en
No hay duda de que entre aquellos que, desde el punto de vista de que allí yacía un peligro para el Cristianismo en Europa, se opusieron a las enseñanzas orientales, había gente que podían ser llamados “esoteristas Cristianos”. Teniendo esto en cuenta los esoteristas Cristianos relacionados con
Debo recalcar una vez más que aquellos que hicieron los preparativos correspondientes no eran probablemente plenamente conscientes de que eran herramientas de la individualidad que estaba detrás de ellos. Igual que Sinnett no sabía nada de la verdadera tendencia de aquellos que estaban detrás de él, tampoco aquellos que estaban relacionados con la facción de
Si tras estas indicaciones preliminares pasamos a considerar la particular falacia contenida en el libro de Sinnett, encontramos que es la enseñanza de que
Lean el capítulo IV que trata de este asunto en el libro
La otra cosa que era necesaria será clara para ustedes si piensan en las personas de las que acabo de hablar, personas que estaban bajo un cierto liderazgo, y que no deseaban que se divulgara la enseñanza de las repetidas vidas terrestres entre los hombres como una verdad, porque consideraban que alteraría la forma de Cristianismo tradicional en Europa y América. Se pusieron a trabajar de una manera particular, una manera que podemos discernir claramente si nos imaginamos cómo estos ocultistas refutaron el Budismo Esotérico de Sinnett. Los ocultistas que estaban relacionados con la facción de
A decir verdad se hizo mucho bien en relación con la afirmación de Sinnett sobre
Si pensamos en cómo es el hombre entre el nacimiento y la muerte, podemos imaginar que en relación con su evolución está bajo la actuación de los Espíritus de