Los Impulsos Atlantes en los Misterios Mejicanos
(5ª conferencia GA 171 Los impulsos internos de la evolución)
Dornach, 24 de septiembre de 1916
Como continuación de la conferencia de ayer, hay que decir algunas cosas que están relacionadas con los temas de los que hablé aquí hace una semana. Como hay aquí un número de amigos para una reunión especial, que no estaban presentes entonces, repetiré ciertos asuntos en las próximas conferencias. Esto puede ser útil, porque a partir de las observaciones que se me han hecho, es obvio que los puntos importantes se han entendido mal.
En un principio
vamos a dejar muy claro que el curso de la evolución que hemos aprendido a
conocer en relación con los grandes acontecimientos cósmicos, avanza tanto en
estos grandes fenómenos cósmicos como en los fenómenos del desarrollo histórico
humano. La llamada cuarta época post-Atlante, durante la cual la cultura
greco-romana desarrolló y alcanzó su grandeza, debe ser de particular interés
para nosotros en nuestra época. Como ustedes saben, desde el punto de vista de
la ciencia espiritual, esta cuarta época duró hasta principios del siglo XV dC.
En los albores del siglo XV, se comenzaron a manifestar en la cultura europea
las tendencias que hemos escuchado, por ejemplo, en la conferencia de ayer.
Cuando nos imaginamos la naturaleza de la época greco-romana, nos parece como una especie
de repetición o reactivación de lo que se extendió sobre la tierra como cultura
humana durante el período de la
Atlántida. A menudo se ha dicho que los pensamientos, las
percepciones, y también la vida social de los griegos se hacen inteligibles
cuando consideramos esta cuarta época cultural post-Atlante, aunque la cultura
de la Atlántida
fue, por supuesto, mucho más elemental e instintiva. Asumió una forma más
espiritual en la cultura de Grecia y Roma. Lo que había sido una experiencia
directa en la Atlántida
fue adaptado a la realidad en Grecia a través de la fantasía, la imaginación y
los pensamientos, y por la voluntad, que, a su vez, estaba inspirada, por la
fantasía y la imaginación. Debemos darnos cuenta de que esta cultura
greco-romana constituyó una profunda desilusión de los poderes luciféricos y
ahrimánicos. Los poderes luciféricos y ahrimánicos de la jerarquía más cercana
a la jerarquía humana, deseaban que la cultura de la Atlántida, tal y como
había sido en la Atlántida,
simplemente reapareciera en la cuarta época post-Atlante. En otras palabras, la
intención de los poderes luciféricos y ahrimánicos era que todo lo que había
constituido la esencia de la cultura de la Atlántida simplemente se repitiera durante la
edad greco-romana. (Ustedes pueden leer acerca de esto en Ciencia Oculta (GA
13) o en el libro Memoria Cósmica (GA 11).)
Este plan se
frustró la medida en que la humanidad se elevó a un estadio superior en
consonancia con la época post-Atlante. Lo que fue esencialmente nuevo e importante
en la cultura griega y romana constituyó una desilusión espiritual para los
poderes luciféricos y ahrimánicos. A través de sus diferentes influencias estos
poderes deseaban educar a los griegos y así desarrollar su capacidad de
fantasía para que las almas de los hombres poco a poco se cansaran de la
tierra, para que perdieran su inclinación a encarnar sobre la tierra, y que tendieran
a retirarse, como almas, de la tierra, a fin de encontrar un reino y un planeta propios. El efecto de esta
influencia fue anulada por el liderazgo de aquellos poderes que nosotros
llamamos las jerarquías normales, por lo que la cualidad de la fantasía y la
imaginación de los griegos, que también influyeron en su vida social, se
transformó en gozo en lo terrenal. Los griegos recibieron en su naturaleza una
alegría en la vida de la tierra y de los sentidos tal, que no tenían ningún
deseo de vivir simplemente en el mundo de la imaginación, donde su alma se
alienaría de la existencia terrena, sino que se inclinaron más bien a la
actitud expresada en las bien conocidas palabras: «Es mejor ser un mendigo
en la tierra, que un rey en el reino de las sombras.» Esta alegría en la
vida entre el nacimiento y la muerte permitió a los poderes normales evitar a
los griegos el peligro inherente en el plan de los poderes luciféricos, es
decir, alejar las almas de los hombres para que los cuerpos aún por nacer en la
tierra hubieran estado sin yoes, y las almas hubieran partido a un planeta especial
propio.
En la cultura romana, por otra parte, el objetivo de Ahriman era ayudar a Lucifer modelando el Imperio Romano y lo que le siguió, de tal manera que se habría convertido en un gran mecanismo terrenal para los seres humanos sin yo. De este modo, habría sido de gran ayuda a Lucifer. Mientras que el deseo de Lucifer era extraer el zumo de los limones para sí mismo, por así decirlo, Ahriman, actuando en el Imperio Romano, se propuso exprimir minuciosamente los limones y crear una organización estatal totalmente mecánica. Así es como Ahriman y Lucifer colaboran el uno con el otro. El plan fue frustrado por el desarrollo, en un sentido eminentemente egoísta, en el pueblo del Imperio Romano de la noción de Civis, el ciudadano. El egoísmo humano, como se recordará, sólo puede desarrollarse en la existencia física de la tierra. De esta manera el plan de Ahriman para convertir a los hombres en seres sin yo se frustró. Fue precisamente la desolación, la falta de fantasía en la cultura romana, el egoísmo en la política romana y en el sistema de derechos, lo que frustró el plan de Ahriman.
Las épocas griega y
romana fueron una gran desilusión para Ahriman y Lucifer. Una vez más no habían
alcanzado su objetivo. El destino de Ahriman y Lucifer es trabajar con sus
fuerzas en la evolución de la tierra y repetidamente hacer los mayores
esfuerzos para detener el progreso más amplio de la evolución, tratan de
establecer un reino para sí mismos, y tienen una y otra vez que sufrir la
desilusión. Como he dicho antes, preguntar por qué Lucifer y Ahriman son
incapaces de percibir que sus anhelos, en última instancia, no servirán de nada
es juzgar lo espiritual según los estándares humanos. Lucifer y Ahriman tienen
una facultad de juicio diferente de la del hombre. No podemos juzgar desde el
punto de vista humano lo que se observa en el mundo espiritual. Si lo
hiciéramos, pronto nos estaríamos considerando a nosotros mismos mucho más
inteligentes que un dios o un ser que pertenece a un orden jerárquico superior.
Como sabemos, Lucifer y Ahriman, aunque son espíritus retardados, pertenecen a un
orden jerárquico superior al del hombre. Por tanto, es comprensible que estén
desilusionados en repetidas ocasiones, pero sus esfuerzos siempre comienzan de
nuevo.
Luego vino la quinta
época post-Atlante, que tiene tareas definidas en la corriente de la evolución
espiritual progresiva. Mientras que la vida griega de fantasía, y el egoísmo de
Roma iban a desarrollarse en la cuarta época post-Atlante, la tarea de la
quinta época era desarrollar el don de la percepción material. He caracterizado
esto al llamar al ideal de la percepción material, en el sentido del “fenómeno primordial»
de Goethe, la percepción pura, la pura contemplación de la realidad externa.
Esta facultad no podía actuar en tiempos anteriores, porque entonces la percepción
de la realidad material estaba invariablemente mezclada con lo que provenía de
la clarividencia atávica. Los hombres no veían el fenómeno puro, y no vieron la
pura existencia externa material como tal. Veían la existencia externa velada
en la fantasmagoría de la clarividencia visionaria. Si la gente pudiera observar
con más detenimiento, se daría cuenta de que, incluso en la historia, esto es
así. Platón no consideraba la vista una facultad tan pasiva como la
consideramos en la quinta época post-Atlante. Platón, el griego, dice
expresamente: La vista consiste en una especie de fuego saliendo del ojo a los
objetos. Platón, por lo tanto, aún sabía algo acerca de la actividad de la
vista. Esta actividad tuvo que ser dejada de lado, olvidada, perdida, a fin de
que una facultad diferente, perteneciente a la quinta época, pudiera surgir.
Esta facultad de la quinta época, que dura desde el principio del siglo XV
hasta el cuarto milenio, consiste en el desarrollo del don de la imaginación
libre que surge en la completa libertad interior. Por un lado, el fenómeno
primordial, por otro, la imaginación libre.
Goethe habló del
fenómeno primordial y también de la imaginación libre. Se ha hecho referencia
en muchas ocasiones a lo que dice en el Fausto. Aquí tenemos el comienzo de lo
que debe incorporarse a la evolución en la quinta época post-Atlánte. La quinta
época recibirá de ese modo su sello. Pero en esta misma época, los seres
humanos tendrán que luchar contra los ataques de los poderes luciféricos y
ahrimánicos, que serán más fuertes que los que pusieron en marcha en los días
de la cultura griega y romana. De nuevo en esta época posterior el objetivo de
los poderes luciféricos y ahrimánicos es alejar las almas de los hombres de la
vida terrenal por un lado, y por el otro mecanizar la vida terrenal misma, para
que su forma externa sea tan totalmente mecánica, que sea imposible para el yo
del hombre vivir en el orden social de la tierra. Por lo tanto, se alejaría de la
tierra para entrar en una vida aparte de la tierra, en un planeta separado.
Cuando hablamos de
los ataques de los poderes luciféricos y ahrimánicos, las cosas que están
siendo aquí indicadas estaban preparadas de antemano. Estos ataques comienzan
realmente a actuar por primera vez durante el siglo cuarto o quinto de la quinta
época post-Atlante, pero en el trasfondo de la historia del mundo, incluso
antes del comienzo de esta quinta época, los poderes luciféricos y ahrimánicos hicieron
una completa e intensa preparación. Su plan era dominar todas las facultades y
las fuerzas de la voluntad humanas bajo el anhelo de estar alejados de la
tierra, para abandonar la tierra y construir un cuerpo planetario separado,
mientras que la tierra iba a ser abandonada y desolada. Como digo, se han emprendido
los ataques más poderosos. Piensen en lo que le dio a la cultura su tono básico
en la época de la
Atlántida. Lucifer y Ahriman desean, durante el período
post-Atlante, interponer la antigua cultura atlante en todas partes para que
las facultades impartidas por los poderes progresistas se vuelvan primitivas
para la quinta época post-Atlante y los seres humanos deseen partir. El
intento, por lo tanto, consistió en poner al servicio de un mundo más allá de
la tierra todo lo que se desarrolló, como he señalado. Así, desde ambas partes,
de la de Lucifer y la de Ahriman, el espíritu que reinó en la antigua vida de la Atlántida iba a ser revivido
con el fin de que los impulsos relacionados con aquella antigua vida pudieran entrar
en la evolución de la quinta época post-Atlante.
Ustedes recordarán que en tiempos de la
Atlántida los impulsos en las almas de los hombres estaban
dirigidos hacia el Gran Espíritu, que era designado por una palabra o sonido del
que aún existe un eco en el Tao chino. Tal fue la designación del Gran Espíritu
en el momento de la
Atlántida. El empeño luciférico y ahrimánico consistió
esencialmente en poner, lo que había llegado tardíamente y lo que aún estaba
por llegar, al servicio del Tao, al servicio del Gran Espíritu. Este no era,
por supuesto, el Gran Espíritu que había reinado en la Atlántida, sino un ser
que había llegado después de él, una especie de hijo pequeño. Lucifer y Ahriman
trataron de resucitar los impulsos de la Atlántida contando, no con los poderes normales
de la quinta época post-Atlante, sino con los impulsos que habían quedado atrás
al servicio del Gran Espíritu Tao. La única posibilidad de lograr este fin era
la transferencia de los impulsos que habían actuado en la cultura de la ahora
sumergida Atlántida, a las regiones que habían emergido después de la
inundación de la
Atlántida. Así, una parte de lo que había logrado el Gran
Espíritu pasó a Oriente, a Asia, por así decirlo, donde se fueron estableciendo
ciertos cultos de misterios durante siglos X, XI y XII dC.
Estos cultos
mistéricos asumieron un determinado carácter en la medida en que fueron una
renovación, un renacimiento, del antiguo culto de Tao en su forma original, no
en la forma en la que todavía existe entre los chinos degenerados que lo han
intelectualizado. Estos cultos de misterio en Asia fueron un renacimiento de aquella
clase de iniciación que llevó a una percepción real de lo elemental espiritual,
viviendo y obrando por debajo del mundo material de los sentidos, y llevó
también a la percepción real del Gran Espíritu. Algunos sacerdotes de estos
misterios de Asia se iniciaron en el antiguo culto Atlante, que naturalmente les
condujo a engaños, porque no era adecuado para esta época posterior. Uno de
estos sacerdotes había alcanzado una etapa tan avanzada en su iniciación en
Asia que poseía pleno conocimiento de la naturaleza de los impulsos de la Atlántida y fue capaz de
mantener conversaciones reales con el sucesor, el sucesor ilegítimo, del Gran
Espíritu Tao. Fue él quien, en Asia, transmitió la inspiración que había
recibido a través del Gran Espíritu, a un poder externo, mundano, a un discípulo
que entonces se hizo conocido en la historia como Gengis Khan.
Genghis Khan fue el
discípulo de un sacerdote que había sido iniciado en los misterios de Asia, e
inculcó en Genghis Khan lo siguiente: Ha llegado el tiempo de que la justicia
divina recorra la tierra. Se te ha asignado la tarea de poner en funcionamiento esta justicia divina,
y debes ahora colocarte a la cabeza de todos esos hombres que, partiendo de
Asia, pueden promulgar la justicia divina por toda la tierra. Intentos
similares que tomaron como modelo la campaña de los hunos, etc., habían
fracasado, pero ahora, esencialmente a través del impulso dado por este
sacerdocio de Asia, la campaña mongola se puso en marcha. Esta campaña estaba
destinada a llevar a la cultura europea influencias que hubieran provocado que las
almas de los hombres creyeran en la justicia divina, que cayeran bajo su
dominio, y poco a poco abandonaran la tierra sin ninguna inclinación a volver.
Así la cultura de la tierra habría sido
destruida. Este fue el propósito interno de los ataques mongoles que se extendieron
desde Asia, y que, como ustedes saben, no fueron derrotados por los hechos
físicos.
Sorprendentemente,
en la batalla de Liegnitz en el siglo XIII, los mongoles no fueron vencidos, sino
que siguieron siendo los vencedores. Entonces, de forma inexplicable, retrocedieron
hacia Asia, dejando de adentrarse en Europa. Así pues aquí también hay
evidencias externas reales de que se puso en funcionamiento un contragolpe manifestándose
de forma espiritual. Como se ha dicho, los europeos no vencieron a los mongoles
en Silesia, los europeos fueron derrotados. Aunque los mongoles fueron los
vencedores, regresaron a Asia. Pero, en cierto sentido, como la arremetida
puramente externa no llegó a pasar, o no llegó muy lejos, los impulsos
permanecieron en Europa, en un estado de destilación en el que tendrían que actuar
en la quinta época post-Atlante. Así, en los impulsos culturales que vinieron
de Oriente es evidente, aunque aún no se perciba, lo que iba a ser llevado a
Europa como consecuencia de los misterios del Gran Espíritu.
Otra parte de la
cultura de misterios de la antigua Atlántida se abrió camino, no hacia el Este,
sino hacia el Oeste, hacia las tierras de América, descubiertas posteriormente por
los europeos. Allí vivió la parte más ahrimánica de la cultura post-atlante
irregular. Mientras que la parte luciférica vivió predominantemente en Asia, la
parte ahrimánica actuó más en América. Dentro de América iban a surgir impulsos
que luego podrían filtrarse desde el Oeste. Como aquellos otros impulsos podían
actuar desde el Este, estos impulsos pudieron infiltrarse desde el Oeste con el
fin de que pudiera llevarse a cabo el ataque ahrimánico en la quinta época post-Atlante.
Por lo tanto, en el
oeste, se promulgó el lado más ahrimánico de la cultura superviviente de misterios
de la Atlántida. Esto
condujo a la creación de misterios que, inevitablemente, provoca la más
repugnante impresión a aquellos que han crecido en la sensible cultura de los
tiempos modernos, y no les gusta escuchar la verdad, sino sólo la
bienaventuranza, como se suele decir. Estos misterios post-Atlantes se desarrollaron
especialmente en el suelo de México. Los misterios se establecieron allí, pero
se extendieron sobre una gran parte de América que los europeos todavía no
habían descubierto. Si los impulsos e influencias de estos misterios hubieran salido
victoriosos, estos misterios se habrían llevado las almas de la tierra. Por
este medio, el servicio prestado por Ahriman, el de exprimir los limones,
habría sido efectivo. La tierra poco a poco se habría convertido en un desierto,
teniendo sobre ella únicamente las fuerzas de la muerte, mientras que todas las
almas vivas se habrían ido a fundar otro planeta bajo el liderazgo de Lucifer y
Ahriman.
Para llevar a cabo la parte ahrimánica de esta tarea, era necesario que los sacerdotes de los misterios ahrimánicos de la
Atlántida adquirieran facultades que permitían poseer los más
altos grados de control y dominio sobre todas las fuerzas de la muerte en el
obrar terrenal. Estas fuerzas hubieran hecho de la tierra, junto con el hombre
físico – pues las almas iban a partir – una esfera puramente mecanicista, un
gran reino muerto en el que ningún yo podría tener lugar. Estas facultades habrían
tenido que estar relacionadas también con el dominio del elemento mecánico en
todo lo vivo, del elemento mecánico en toda vida. Por esta razón, estos
misterios tuvieron que instituirse en una forma verdaderamente diabólica,
porque las fuerzas que hubieran sido necesarias para los poderosos objetivos de
Ahriman sólo podían surgir cuando se alcanzaban iniciaciones de un tipo
especial. Así fueron estas iniciaciones de la era ahrimánica post-Atlante en América.
Todo el que iba a lograr un cierto grado de conocimiento debía darse cuenta de
que este conocimiento se adquiría a través de ciertas facultades de percepción
que sólo pueden generarse a través de un acto de asesinato. Así, nadie que no hubiera
cometido un asesinato, era admitido a un cierto grado de esta iniciación. El
asesinato se realizaba bajo circunstancias especiales. Los escalones conducían
a una especie de catafalco, una estructura similar a un cadalso. Se ataba a
esta estructura al que iba a ser asesinado y su cuerpo estaba arqueado de tal
manera que su estómago podía ser extirpado con un solo corte. Esta operación,
la extirpación del estómago, tenía que realizarse con gran destreza. Ciertas
experiencias surgían del hecho de haber cortado el organismo vivo con una
habilidad tan consumada y bajo unas condiciones tan especiales. Había que
adquirir estas experiencias, y a través de ellas podía obtenerse entonces un
cierto grado de conocimiento sobre la mecanización de la tierra. Cada vez que
se iban a alcanzar etapas superiores de iniciación, más asesinatos habían de
cometerse.
Este culto estaba
dedicado al sucesor, al hijo del Gran Espíritu, en la forma que había asumido
en América, y que era designado por un sonido que se aproxima a Taotl. Taotl es
una distorsión ahrimánica del sucesor de Tao. Este ser, Taotl no apareció en un
cuerpo físico, sino sólo en una forma etérica. Sus artes, que eran
esencialmente los impulsos para la mecanización de la cultura terrenal y de
toda la vida terrenal, se adquirían a través de estas iniciaciones que les he
descrito a ustedes.
Ahora bien, estas
iniciaciones tenían un propósito definido. Como se ha dicho, el iniciado adquiría
poderes reales de magia negra, cuya aplicación habría dado lugar a la
mecanización de la cultura de la tierra y a la expulsión de todos los yoes, de
modo que los organismos nacidos ya no hubieran sido capaces de portar un yo.
Pero a medida que las fuerzas en el mundo se encuentran en interacción
constante, el que poseía tales poderes también habría llegado a estar
encadenado a la tierra, el iniciado mismo habría estado permanentemente
encadenado a las fuerzas de la tierra. Su acto le unía a fuerzas de las cuales
ustedes podrán aprender algo mañana en la representación de la escena del
Fausto, si ustedes siguen con atención lo que representan los lemures. Mediante
estas prácticas, el iniciado se unía con las fuerzas de la tierra y con todo lo
que causa la muerte en la tierra. De esta manera, él mismo habría perdido su
alma. Se salvó de este destino al provocar que, como resultado de la
extirpación del estómago, el alma de aquel a quien él asesinaba perdiera su
deseo de volver de nuevo a la tierra, y también al alma de la víctima se le
permitía, a través de la intención del asesino, atraer el alma del asesino al
reino que iba a ser fundado más allá de la tierra. El alma del asesino iniciado
iba a ser así también atraída al reino de Lucifer y Ahriman.
Se fundaron muchas
sectas opuestas con el objeto de contrarrestar este culto diabólico. Una de
tales sectas fue la de Tezcatlipoca. Él también fue un ser que no apareció en
un cuerpo físico, pero que fue conocido por muchos de los iniciados de Méjico,
a pesar del hecho de que vivió únicamente en un cuerpo etérico. Tezcatlipoca fue
un ser semejante a Yahvé o Jehová. El objetivo de su culto, actuando en
oposición a los cultos a Taotl, era fundar una religión a Yahvé adaptada a las
terribles condiciones prevalecientes en Méjico. Tezcatlipoca fue un espíritu
parecido a Yahvé.
Otra secta veneraba
a Quetzalcoatl. Él también fue un ser que sólo vivió en un cuerpo etérico.
Quetzalcoatl fue un ser del que podemos decir que estaba conectado con las
fuerzas de Mercurio. Estaba vinculado con el arte de la medicina que tenía un
cierto carácter. Estos seres son siempre descritos, por los que pueden percibirlos
a través de la clarividencia, de tal manera que la descripción transmite una
impresión de la verdadera realidad. Cuando Quetzalcoatl es descrito como una
figura con un cuerpo de serpiente, como una serpiente emplumada verde, esto
indica a aquellos que comprenden estas cuestiones que él era un ser real, pero
que sólo aparece en un cuerpo etérico. Este culto continuó a través de muchos
milenios. Era una práctica muy extendida, no en público, sino dentro de los
recintos de ciertos misterios de México, a fin de que los necesarios impulsos
culturales post-Atlantes pudieran desarrollarse en secreto de una forma
ahrimánica.
Un tercer
movimiento se desarrolló también en esas regiones. Los movimientos contrarios
eran necesarios, y si no hubiera habido ninguno, las influencias de estas
fuerzas sobre la cultura de Grecia y Roma, y posteriormente sobre la cultura de
la quinta época post-Atlante, poco a poco se habrían vuelto tan fuertes que
habrían sido invencibles a los poderes progresivos. Así, se desarrolló un
movimiento más en contra, como resultado del nacimiento de un ser que vivó en
un cuerpo físico, en contraste con aquellos seres que sólo se manifestaban en
cuerpos etéricos. El nombre dado a este Ser puede expresarse por una
combinación de sílabas que se acerca a Vitzliputzli. Vitzliputzli fue un ser
humano, un ser que apareció en un cuerpo físico. En Vitzliputzli vivió la
individualidad espiritual que, dentro de un cuerpo humano, asumió la lucha
contra los misterios que he estado describiendo. Entre los mexicanos se decía
de Vitzliputzli que nació de una virgen que había concebido por la influencia
celestial de un ave que se había acercado a ella. Si por medios ocultos, en la
medida de lo posible, se investiga la vida de Vitzliputzli en el Hemisferio
Occidental, se encuentra este hecho notable. Vivió en la época en que, en el
hemisferio oriental, estaba teniendo lugar el Misterio del Gólgota, es decir,
entre los años 1 y 33 dC Este es el hecho notable. Vitzliputzli fue capaz de rechazar
de plano a los iniciados más importantes de los misterios de Méjico contra los
que libró una violenta guerra.
Fue un ser humano, un iniciado, no uno de los tres espíritus, sino un iniciado, contra el que luchó Vitzliputzli. Vitzliputzli, un ser suprasensible pero con forma humana, luchó con todos los medios a su alcance en contra del iniciado que había sido responsable del mayor número de asesinatos, que había alcanzado el máximo poder, y de quien se puede decir que si su objetivo se hubiera realizado, habría presagiado la victoria de esta cultura ahrimánica post-Atlante. Vitzliputzli luchó contra él y – como ya he dicho, esto sólo puede descubrirse por medios ocultos – en el año 33 AD logró que este poderosísimo mago negro fuera crucificado. Así, en el otro hemisferio de la Tierra, tuvo lugar un evento paralelo al Misterio
del Gólgota, ya que el mago negro más poderoso de todos, fue crucificado por la
acción de Vitzliputzli, que había aparecido en la tierra con este propósito.
Como resultado, el poder de estos misterios fue así desarticulado, en la medida
que concierne a la cuarta época post-Atlante. Posteriormente fue revivido, sin
embargo, y la historia narra el destino sufrido por muchos europeos que fueron
a América después del descubrimiento de ese continente. Muchos europeos
encontraron la muerte a manos de sacerdotes mejicanos iniciados, que les ataban
a estructuras como de patíbulos y extirpaban sus estómagos con experta
habilidad. Esta es una cuestión de conocimiento histórico, y fue una secuela de
lo que he estado describiéndoles a ustedes.
De esta manera se
inculcó el impulso ahrimánico en la naturaleza etérica del mundo occidental.
Como ya he dicho, este impulso en la cuarta época se interrumpió como resultado
de la crucifixión del gran mago negro iniciado, gracias a Vitzliputzli. Sin
embargo, quedó tanta fuerza que podría haberse hecho un nuevo ataque sobre la
quinta época, teniendo como objetivo la mecanización de la tierra, de tal forma
que la cultura resultante, no sólo habría culminado en una masa de artefactos
puramente mecánicos, sino que hubiera convertido a los seres humanos en unos homúnculos
tan puros que sus egos se hubieran ido. Los europeos estaban destinados a
adquirir conocimientos de este mundo, y de hecho la edad moderna comienza con
el pueblo de Europa acercándose a América. Mientras que, por un lado, las
campañas de Gengis Khan y sus sucesores iban a ejecutarse como si fueran la
justicia divina, por otro lado, se había preparado una atmósfera de fuerzas
elementales salvajes, ahrimánicas, en la que los europeos iban a entrar. En
estas cuestiones tiene lugar una plena cooperación entre Ahriman y Lucifer. Por
ejemplo, los europeos no iban a ir a ese otro mundo con sentimientos desinteresados
y generosos, sino con ansia y codicia de algo que dio paso a todo tipo de
engaños. Más tarde fue posible embrutecer lo que al principio estaba revestido
de maravillosa fantasía, ya que el descubrimiento por los europeos de la
riqueza de la naturaleza exterior de América, dio un intenso impulso a sus
ansias y codicia. Pero para empezar, esto iba a tomar una forma más idealista.
Por lo tanto, aquí tenemos de nuevo un ejemplo de cooperación entre las fuerzas
luciféricas y ahrimánicas que siempre trabajan de la mano.
Un sucesor de Genghis
Khan, Kublai Khan, se había establecido en China como gobernante después de que
los mongoles hubieran atacado Europa. Desde Europa, un veneciano, Marco Polo,
se presentó ante Kublai Khan en China. Marco Polo recibió unas influencias profundas
y fundamentales en la corte de Kublai Khan, al estar éste bajo la influencia de
la iniciación que les he descrito anteriormente. Él escribió un libro de una
naturaleza específica para excitar la imaginación de los europeos sobre el
Hemisferio Occidental. Los Viajes de Marco Polo hablaban de una tierra mágica
en Occidente, lo que despertó anhelos por descubrirla. Fue este libro el que
indujo a Cristóbal Colón a emprender su viaje a América. Así ven ustedes cómo
la codicia fue orientada hacia un mundo de fantasía. Las cosas actúan juntas con
una previsión extraordinariamente inteligente. Deben darse cuenta que no hay
plan en la historia del mundo en el que los poderes del mal no entren también en
juego, y que los métodos con que la historia se estudia hoy en día sólo nos permiten
observar la vida histórica desde el aspecto externo. La única posibilidad de
adquirir un conocimiento real es relacionar los hechos correctos a la luz de la
ciencia espiritual, como el descubrimiento de América en un punto definido del
tiempo, y el estímulo del deseo de una tierra de fantasía, siendo este deseo, a
su vez, un impulso capaz de alejar a las almas de la tierra.
El estado de ánimo adecuado para el descubrimiento de América en una época determinada, se creó mediante la descripción de esta tierra de fantasía junto con la incitación del deseo. Se trata de un estado de ánimo que actuó especialmente sobre las fuerzas subconscientes en las almas de los hombres, y fue capaz de seguir actuando en la vida cultural. Debemos pensar en Marco Polo y su libro como relacionados, sin duda, con lo que instigó a Cristobal Colón a viajar a Occidente. Es bien sabido que su deseo era descubrir la tierra mágica, de hecho, esto se menciona en la historia común.
He descrito aquí
cómo actúan los impulsos ahrimánicos y luciféricos a fin de efectuar sus ataques
sobre la quinta época post-Atlante. Ahora bien, esta quinta época es tal que
los seres humanos viven en una esfera intermedia de la vida anímica. La vida
anímica del hombre en la quinta época post-Atlante debe protegerse de la
percepción directa de las fuerzas ahrimánicas. Es cierto que el hombre debe
aprender, a través de la ciencia espiritual, a entrar en sus dominios, pero la
vida externa debe ser protegida para que los poderes que se mencionaron ayer y
hoy se puedan desarrollar. Estas fuerzas que se han traído a la tierra en la
forma concreta que se ha descrito, actúan por debajo del nivel de la consciencia
normal ordinaria. El conocimiento de la vida anímica del hombre no se alcanza
por decir, como una generalización: Hay un reino de la consciencia, y hay un
reino de la subconsciencia y los deseos e impulsos naturales actúan hacia
arriba a partir del subconsciente. Es necesario conocer cómo estos deseos e
impulsos son traídos a la existencia sobre la tierra, y entender los hechos
concretos. En la quinta época post-Atlante vemos, en muchos ámbitos, secuelas
en la consciencia, que es desarrollada por el alma humana. Podemos imaginarnos las
fuerzas ahrimánicas, que se originaron en la forma descrita, actuando, por
debajo del umbral de la consciencia, como la lava, como las fuerzas volcánicas bajo
el suelo, que emite humo si se quema un papel por encima. Esto muestra que bajo
el suelo hay fuerzas aterradoras que brotan de todas las aberturas bajo tales
circunstancias. Lo mismo ocurre con las fuerzas del alma. Por debajo de lo que
la consciencia conoce, hay fuerzas que han sido influenciadas por lo que he
descrito. Entonces se abren camino hacia arriba. A veces, se revelan sólo un
poco, pero en otras ocasiones se abren camino hacia arriba por la fuerza. En la
supra-consciencia, las fuerzas luciféricas descargan en el alma igual que el relámpago
y el trueno descargan cuando el aire ha de purificarse. Hay poca consciencia de
estas fuerzas luciféricas en la quinta época post-Atlante, durante esta época la
consciencia del hombre actúa en un reino intermedio.
Las investigaciones
sobre lo que está así actuando en el subconsciente, revelan que los ataques
ahrimánicos y luciféricos provienen de dos direcciones, y que la cultura se
crea realmente por la interacción entre las jerarquías normales progresivas y
las fuerzas luciféricas y ahrimánicas. Ahora, como la cultura adquiere de esta
manera un carácter específico, los seres humanos en las diversas regiones de la
tierra son conducidos de diferentes maneras hacia los grandes problemas de la
vida. Voy a hablar más del aspecto del conocimiento y de lo que pasa entonces a
la esfera de la vida social.
Podemos suponer que
algunas fuerzas ahrimánicas fluyen dentro la cultura europea desde el reino del
subconsciente, a raíz de los impulsos de los que hemos hablado. Estas fuerzas
ahrimánicas reorientan, en una dirección definida, impulsos que, a su vez,
proceden de los poderes progresistas del bien. Se puede decir que han surgido dos
clases de problemas, dos clases de búsqueda del conocimiento. Pero no debemos decir
que la vida humana ha tomado un determinado cariz como resultado sólo de las
fuerzas ahrimánicas, porque ha tenido lugar una interacción entre las fuerzas
ahrimánicas y las fuerzas normales progresivas. Las mentes de los hombres fueron
dirigidas principalmente hacia dos problemas. En primer lugar, el problema de
los impulsos e instintos naturales y en segundo lugar, el problema del nacimiento.
Estas expresiones se derivan, por supuesto, de los fenómenos más evidentes. Estos
problemas abarcan muchos aspectos, pero voy a hablar sólo de ciertos asuntos.
Pensemos en el
problema de los impulsos e instintos naturales. Bajo la influencia de las
fuerzas que he descrito, la contemplación y el esfuerzo humanos se dirigen a
una percepción, a una experimentación, de los impulsos e instintos naturales
del hombre. La mente se dirige a estos impulsos y se desarrolla poco a poco una
determinada visión de la vida. El problema de los impulsos e instintos naturales
se transforma en el problema de la felicidad o la prosperidad, que asume un
carácter definitivo. Por tanto, en la quinta época post-Atlante, especialmente
en la cultura de Occidente, ustedes encontrarán anhelos en relación con el problema
de la prosperidad, aspiraciones dirigidas a la creación de prosperidad en la vida.
Tal esfuerzo se ve influido por las fuerzas que he descrito. Se han hecho investigaciones,
por ejemplo, en lo que se puede hacer para que la vida de los seres humanos sobre
la tierra pueda ser tan feliz y próspera como sea posible. La creación de la
prosperidad terrenal se convierte en un ideal. Yo no digo que las fuerzas
ahrimánicas sean las únicas actuando aquí, las fuerzas progresistas del bien están
también presentes.
El pensamiento acerca de la felicidad y la prosperidad está, por supuesto, del todo justificado. Pero bajo la influencia de Ahriman, ha asumido un cierto carácter como resultado de un principio realmente diabólico. Este principio define el bien de tal manera, que dice que el bien se manifiesta realmente a través de la felicidad o la prosperidad, a través de la felicidad, de hecho, del mayor número de personas, y relacionado con ello está la miseria de la minoría, como si uno tuviera que describir un organismo sugiriendo que se desarrolla sólo hasta las rodillas y muere a partir de ahí hacia abajo. En esa identificación de la felicidad con el bien, con la virtud, hay un impulso ahrimánico. Los griegos, representados por sus más extraordinarias individualidades, fueron impermeables a esta identificación del concepto de prosperidad con el del bien. Pero las influencias ahrimánicas produjeron, en la humanidad de la quinta época post-Atlante, una mentalidad que busca el bien en la prosperidad, en la felicidad. Es desde este punto de vista desde el que deben ustedes estudiar la filosofía de Saint-Simon, y los diversos esfuerzos para descubrir los principios de la economía nacional, especialmente en Europa occidental, y sólo así serán ustedes capaces de entenderlos. Incluso el pensamiento de Rousseau no está exento de este impulso. Estas cuestiones deben ser estudiadas de manera concreta y objetiva.
Junto con el
problema de los impulsos e instintos naturales está el de la existencia
sensorial, la existencia en el mundo material de los sentidos. En la quinta
época post-Atlante, la cultura resultante de la existencia sensorial debería,
en realidad, ennoblecerse, pero los poderes ahrimánicos deseaban poner esta
cultura bajo su propio control. De ahí, por lo tanto, su objetivo de producir una
mentalidad que considere que la verdad se encuentra sólo en la existencia
sensorial. En este sentido los impulsos ahrimánicos actúan en todo lo que está
comprendido en el problema de la existencia sensorial, de la existencia en el
mundo de los sentidos. Este problema de la existencia sensorial está
estrechamente relacionado con el problema del nacimiento, así como el problema
de la felicidad y la prosperidad está relacionado con el problema de los
impulsos e instintos naturales. Con el fin de reivindicar la existencia
sensorial y hacer que los hombres, a través del instinto, consideraran toda la
evolución como un proceso material, la génesis del ser humano en el nacimiento se
relacionó directamente con la evolución de los animales. Ahí se puede ver el
hilo conductor sobre el problema del nacimiento. Los pensadores y buscadores de
la quinta época desde el siglo XV, han estado profundamente concentrados en la
cuestión de los procesos del nacimiento del ser humano. Aquellos que entienden
las conexiones conocen las implicaciones del problema: «¿Cómo entra el
hombre en la tierra?» El pensamiento se ha dirigido a la cuestión de si el
alma pasa al niño a través del alma del padre y la madre, o si el alma es
implantada por poderes superiores. Abordar el problema del nacimiento, en el
sentido más amplio, es tarea de la época post-Atlante, es un problema que se
presenta en plena conformidad con el progreso normal y regular, pero se
ahrimanizó al hacerse materialista, ya que el hombre se puso en la cúspide del
mundo animal y, en comparación con la importancia atribuida a la existencia
sensorial, el alma ha quedado fuera de consideración.
Vemos, pues, fluyendo
desde un lado, impulsos que tratan de distorsionar el problema de los instintos
naturales, y convertirlo en el problema de la prosperidad, de una manera que no
está de acuerdo con las fuerzas del bien y lo moral. Convertir el problema de
los impulsos naturales en el problema del bien y lo moral sería actuar en la
dirección de las fuerzas normales del progreso, pues el desarrollo de lo bueno
y lo moral en su totalidad a partir del problema de los impulsos naturales sería
descubrir cómo espiritualizar este problema de los impulsos e instintos naturales
del hombre. Esa es la tarea normal de la quinta época post-Atlante. Debería
trabajarse correctamente en grandes imaginaciones, de las cuales se encuentran
ejemplos en el Fausto de Goethe. Asimismo, como resultado de las influencias
ahrimánicas, el problema del nacimiento fue desviado al estudio de la evolución
en el mundo sensorial únicamente. El problema de los impulsos naturales se
desvió hacia el problema de la prosperidad material, y el problema del
nacimiento hacia el problema de la evolución en la existencia sensorial.
Teniendo todo esto
en mente, podemos ver cómo los poderes ahrimánicos fluyen en la cultura de la quinta
época post-Atlante. Ya he dicho que debido a que las fuerzas ahrimánicas se
infiltran por un lado, y las fuerzas luciféricas por el otro, los esfuerzos de
los hombres se han visto especializados. Si las cosas hubieran sucedido de otro
modo, cuatro grandes problemas hubieran llenado los sentimientos de los hombres
en todo su trabajo y actividad productiva, incluso hasta la labranza misma de
la tierra. El primero de estos problemas es el de los impulsos e instintos
naturales, el segundo el problema del nacimiento, el tercero el problema de la
muerte, que se ocupa no sólo de cómo el ser humano llega a la tierra a través
del nacimiento, sino también de cómo sale de la tierra a través de la puerta de
la muerte. El cuarto es el problema del mal.
El que la preocupación del hombre respecto a estos cuatro problemas, no haya estado distribuida equitativamente a lo largo de la quinta época, se debe al hecho de que, por un lado, Ahriman ha desviado el problema de los impulsos naturales hacia el de la prosperidad, y el problema del nacimiento hacia el de la existencia material en el mundo de los sentidos, evitando así la verdadera solución de estos problemas. Una vez más, por otro lado, Lucifer ha dirigido el pensamiento de la cultura que es más oriental en su carácter hacia el problema de la muerte y el problema del mal. Ustedes pueden ver cuán fundamentalmente la totalidad de la vida espiritual de Rusia está dominada por los problemas de la muerte y el mal, al igual que la vida espiritual de Occidente está dominada por los problemas de los impulsos naturales y del nacimiento. En los escritos de Soloviev, el pensador ruso más poderoso de los tiempos modernos, es evidente por doquier que su mente se ocupa, por un lado con el problema de la muerte, y por otro, con el problema del mal. Así como el problema de los impulsos naturales se convierte en el de la prosperidad, del mismo modo al examinar el problema del mal, el pensamiento del hombre se dirige a la cuestión del pecado, de la vida pecaminosa. Por lo tanto el problema del pecado, de la redención, de la purificación del pecado, no se ha abordado en ninguna parte de manera tan profunda como se ha abordado en Oriente. Pero, al mismo tiempo, los esfuerzos realizados para resolver este problema han sido algo irregulares. El problema del mal y el problema del pecado han sido utilizados por los poderes luciféricos a fin de que, al dirigir el pensamiento al pecado y al pecar en la vida del cuerpo carnal, las almas podrían ser alejadas de la vida terrestre.
En tanto que en
Occidente, Ahriman hace todo lo posible para encadenar al hombre a la
existencia sensorial en la tierra, para fundar un reino donde se piense que el
bien reside en la prosperidad, y donde los impulsos naturales de los hombres encuentren
por tanto satisfacción, desde Oriente viene el aborrecimiento del pecado, como
resultado de lo cual las almas se desviarán de la tierra, alienadas de la
tierra por Lucifer. Desde Oriente la atención se dirige al problema del pecado
y el problema de la muerte. Por lo tanto, en Oriente, hay mucho pensamiento
contemplativo dirigido a cómo se vence a la muerte a través de lo que aconteció
en Cristo mismo. Se buscan impulsos para la vida en la Resurrección. Implícito
en lo que dije hace una semana, que el Oriente se dirige más a Cristo y el
Occidente más a Jesús, hay esta verdad: que el Oriente tiene necesidad del
Resucitado, el Espíritu que no se manifiesta en la existencia material, pero
que supera la existencia material. Este es el problema de la muerte. En un tratado
que es probablemente uno de los más bellos escritos de Soloviev, dice que si la
muerte como fenómeno físico, como hecho físico, significara el final de la vida
humana, el hombre se asemejaría a todos los demás animales, no sería un hombre
en absoluto, sería un animal. A través de la muerte del ser humano se asemeja a
los animales. A través de la maldad de la que es capaz, se vuelve aún peor que
los animales. Esta es una indicación directa de que el pensamiento de Soloviev
se ve influido por el problema de la muerte, y por el problema del pecado y del
mal. Pero nos encontramos en todas partes reflexiones acerca del conocimiento
relativo al alma, como por ejemplo, cómo el alma no se ve afectada por la
muerte, y la vida externa está organizada de manera tal que, incluso en sus
expresiones justificables, tiende a tomar un camino que la aleja de la tierra.
Por eso, en Oriente hay tantas sectas que someten y mortifican la naturaleza
corporal, que inundan el cuerpo de muerte, por decirlo así, esforzándose por
llevar al absurdo la vida de los impulsos naturales y el acto del nacimiento, a
través de tendencias al sacrificio y similares.
En Occidente existe
el peligro de encadenarse dentro la vida de los sentidos, mediante lo cual esta
vida se convertiría en una vida sin yo. Porque si sólo la prosperidad se
estableciera en la tierra, el ego nunca habitaría allí. Si el bien sólo pudiera
establecerse mediante la propagación de la prosperidad sobre la tierra, surgiría
un estado de cosas como lo que sucedió en la antigua Atlántida. En el período
intermedio de la cultura Atlante, también, se dieron grandes impulsos que habrían
conducido a un estado de prosperidad en su curso ulterior. En la forma y en los
efectos de lo que los hombres sintieron primero como un impulso del bien,
percibieron un panorama de prosperidad, y así se entregaron a la prosperidad,
se dieron por entero a ella. La tierra tuvo que ser purgada de la cultura
atlante, porque, del bien, los hombres sólo habían conservado el elemento de la
prosperidad. En la era post-Atlante, Ahriman se esfuerza por medios directos
para instituir una cultura de la mera prosperidad. ¡Esto sería exprimir el
limón, acabar con él! Los yoes ya no serían capaces de vivir si la prosperidad fuera
el único objetivo perseguido por la cultura. En resumen, la prosperidad, el
bien, y la virtud no son conceptos que puedan ser intercambiables.
Estamos contemplando
aquí profundos secretos de la vida. Un elemento justificado en la fundación de
la cultura, un elemento que conduce inevitablemente a una cierta forma de
prosperidad entre los hombres, está tan distorsionado que la prosperidad por sí
se establece como meta. Y una cultura que sin duda permitiría que el alma
humana, incluso en la vida, se elevara y conociera tanto la muerte como el mal,
está distorsionada de tal manera que se evita desde el principio el contacto
con lo que puede producir la muerte y el mal, y la naturaleza corporal es
rechazada. Esto fue para satisfacer los objetivos de Lucifer.
De esta forma tenemos que esforzarnos por entender cómo las fuerzas reales y concretas actúan en la existencia humana, y qué es lo que está actuando por debajo y por encima de la vida consciente del alma en la cultura de la quinta época post-Atlante. Si Ustedes reconocen este tema central serán capaces de entender muchas cosas. Sólo que no deben dar paso al engaño de que todo lo luciférico y todo lo
ahrimánico debe evitarse por estas razones. ¡Esa sería la manera perfecta de sucumbir a estas fuerzas! Toda persona que convive con la humanidad debe darse cuenta de que a Lucifer y Ahriman se les han concedido sus lugares en el mundo. Si no pudiera haber lugar a errores, el ser humano nunca alcanzaría la libertad interior, la libertad nunca podría llegar al hombre si fuera incapaz de formarse la concepción errónea de que la prosperidad y el bien son idénticos, entonces no tendría ninguna oportunidad de superar este error. Si el hombre fuese incapaz de vivir bajo el engaño de que a través de la subyugación de la vida externa terrenal, puede arrebatarse la victoria a la muerte y al mal, en realidad nunca vencería a la muerte y al pecado. Es necesario que estas cosas sucedan en la vida del hombre.
Debemos velar por
que la lamentable doctrina, «¡Ah! eso es luciférico y debe ser evitado, eso
es ahrimánico y debe ser evitado”, no nos obsesione, sino que nos confrontemos a
estos poderes de la manera correcta sabiendo que no debemos alejarnos de
Lucifer, sino conquistar sus fuerzas para la cultura humana progresista.
Tampoco debemos simplemente mantenernos al margen de Ahriman, sino conquistar
las fuerzas de Ahriman para la cultura progresista de la humanidad. Pues en nuestra
cultura deben recibirse estas fuerzas. La batalla se encuentra en el hecho de
que el objetivo de Ahriman es llevarse lejos las almas. La tarea de la
humanidad es recibir a Ahriman junto con sus poderosas fuerzas -todas esas
fuerzas del intelecto, por ejemplo, que son por excelencia las fuerzas del
intelecto, pero que también pueden adoptar una forma que es más afín al sentimiento-
todas esas fuerzas que se han aplicado, por ejemplo, al problema de cómo se funda
un estado. Piensen en el número de personas que han luchado con este problema,
algunos de una manera más teórica, otros de una manera más práctica. Se han
hecho los esfuerzos más intensos para resolver este problema. Esas fuerzas
deben ser arrebatadas para emplearlas al servicio del bien de la humanidad, y
no deben ahrimanizarse al resolver que no tienen nada que ver con Ahriman, o al
no preocuparse de lo que, en los problemas sociales, por ejemplo, se alega que
procede de Ahriman. Ello no conduciría a nada.
Lo mismo sucede en
lo que se refiere a Lucifer. El impulso de la percepción, del sentimiento, que
nos ha dado la ciencia espiritual, debe ayudarnos a enfrentar de manera
adecuada las fuerzas que están realmente presentes en el mundo. Los que no
están dispuestos a hacer esto son como un hombre que dice, «¡Elementos del
mal! ¡Oh, no, no me gustan, no me gustan nada!» Por supuesto, ambas
actitudes son unilaterales, pero debemos recordar que el trabajo conjunto del
mal y del bien, la unión de la maldad y del bien, hacen fructíferos los
elementos, en el estado de equilibrio que debemos lograr en la vida, al aprender
a ser dueños de las fuerzas ahrimánicas y luciféricas. En este estado de
equilibrio se encuentra el impulso que debe inculcarse en la vida, y que es
tarea de la ciencia espiritual transmitir.
En la medida de lo
posible, hablaremos de estas cosas de nuevo mañana.
Traducido por Luis Javier Jiménez
Equipo Redacción Revista BIOSOPHIA
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