El Mal en el karma del mundo según la Biblia
LO PROPIO DEL CONOCIMIENTO ESPIRITUAL DE DANIEL.- En anteriores consideraciones he hablado del Mal bajo un aspecto determinado, aquel que halla expresión en las entidades luciféricas y en el poder arihmánico. Entonces se trataba de tomarlo en consideración en la medida que fuese necesario para entender la entidad de Yaveh-Elohim y los impulsos espirituales de Abraham, Isaac y Jacob. Ahora se trata de traducir el conocimiento del Mal, tal como se encuentra en
En general, la Biblia es un libro de hechos. Describe hechos y acontecimientos cuya comprensión es dejada, la mayoría de las veces, al lector. Pero también hay partes de la Biblia en que determinados conocimientos son legados a las generaciones futuras. Algunos de estos conocimientos entregados tienen un significado circunscrito al tiempo en que fueron escritos; otros se refieren a la totalidad del futuro desarrollo terrestre y por ello no deben contemplarse meramente como históricos, sino como textos de los que pueden extraerse profundas claves para la comprensión del enigma del KARMA DEL MUNDO.
Las partes del Antiguo Testamento que tienen carácter apocalíptico se encuentran principalmente en los libros de los profetas. En casi todos los escritos de los profetas se pueden encontrar referencias de carácter apocalíptico; aunque las mas valiosas se encuentran en los libros de Isaías, Ezequiel y Daniel. Si se buscan claves con respecto al “karma del mal en el mundo”, es el libro de Daniel el mas apropiado para responder a esta búsqueda.
Antes de comenzar esta tarea, sería necesario considerar la forma de conocimiento del Karma del Mundo que es propia de Daniel. Pues los conceptos generales de “revelación” o de “visión espiritual” no son suficientes para comprender concretamente el proceso de conocimiento del Karma del Mundo que surge ante nosotros al ocuparnos con su obra (Daniel).
Para comprender concretamente este proceso, debe considerarse el hecho de que hay muchas formas de conocimiento sobre el Karma del Mundo. Una de ellas consiste en el emerger de recuerdos pertenecientes a lo conocido en vidas anteriores. Estos recuerdos pueden surgir en la forma de una suma de pensamientos que, debido a la gran claridad con que aparecen y a la secuencia orgánica en que se presentan, ofrecen la absoluta certidumbre sobre la veracidad de su contenido. Solo en esta forma pudo ser posible, por ejemplo en el siglo XIII, donde no existía ninguna posibilidad de un contemplar espiritual activo, el resurgimiento y la transmisión de los conocimientos mas importantes de la sabiduría de los Misterios.
El conjunto de la Sabiduría de la humanidad fue salvado en ese tiempo debido a que doce personalidades hicieron surgir de nuevo, por el sendero interior del recuerdo, toda la sabiduría perteneciente a los siete períodos atlantes y a las cinco culturas postatlantes y se la transmitieron a un décimotercero, del cual nació posteriormente el compendio de la sabiduría de los Rosacruces.
Otra posibilidad de conocimiento del Karma del Mundo es la investigación de la Crónica Akáshica. Este conocimiento exige un grado de iniciación tal, que solo unas pocas individualidades han logrado alcanzarlo. Únicamente los mayores iniciados de la humanidad están capacitados para esta lectura de la Crónica del Akasha.
Pero hay también una tercera forma de conocimiento de los secretos del Karma del Mundo. Esta forma es asimismo posible para personas que poseen un grado menor de iniciación y no pueden leer la Crónica akáshica. A una persona tal, estando en contacto con entidades espirituales, le pueden ser transmitidos conocimientos sobre el Karma del Mundo por medio de Imaginaciones e Inspiraciones. Entidades Jerárquicas muestran a la persona a través de Imaginaciones o la explican a través de Inspiraciones, determinados secretos del Karma que están dispuestos a transmitir, bien a él o a través de él, a la humanidad.
Si se observa el libro de Daniel, atendiendo a la forma de conocimiento que le és propia se llegará al convencimiento de que es precisamente la tercera forma de conocimiento la que le caracteriza. Por ejemplo, las imágenes sobre el “Reino del Mal” le son explicadas a través del Arcángel Gabriel. Y la última revelación del libro la debe Daniel a una entidad de los Elohim, con la cual Micael, el “príncipe” del pueblo israelita, había posibilitado un “encuentro”.
Así pues a Daniel le fueron mostradas imágenes y ofrecidas explicaciones a través de
Si un hombre se sentía únicamente responsable de sí mismo y de sus actos, entonces se encontraba en relación con el Ángel. Si su sentimiento de responsabilidad se elevaba hasta abarcar el destino de un Pueblo, entonces entraba en contacto con el Arcángel; así era en el caso de Daniel. En el capítulo noveno de su libro se encuentra la oración de arrepentimiento por el pueblo de Israel. En esta oración se dirige Daniel a la entidad mas elevada que el conoce, no en su propio nombre sino en nombre del pueblo: “…nosotros hemos pecado…nosotros nos postramos ante Ti con esta oración…” (estas son frases que caracterizan la postura interior de Daniel.
Debido a que Daniel preguntó en nombre del pueblo, recibió respuestas que constituían una revelación sobre el futuro de ese pueblo. Ahora bien, este era un pueblo especial, se trataba del “pueblo elegido”, es decir, era un pueblo que estaba formado por una comunidad kármica de seres humanos, que desde tiempos primordiales se hallaban unidos de una forma especial con el Impulso de Cristo. Por esta razón no le fué revelado únicamente el futuro de Israel. Sino el destino de la comunidad kármica del Israel eterno, es decir, EL CONJUNTO DEL IMPULSO DE CRISTO EN EL KARMA HUMANO.
Esta Revelación fué hecha por una entidad de la Jerarquía de los Elohim pertenecientes al Grupo de Yaveh; pero debido a que Daniel preguntó desde la consciencia del Pueblo, fueron los Arcángeles los que tanto interpretaron lo recibido, como posibilitaron que tuviera lugar a través de la creación de las correspondientes condiciones en el espacio. Sin embargo, el objeto de lo comunicado lo constituyen los hechos futuros de las entidades de los Arkai, que nunca hablan por sí mismos, pues el Padre no Habla. Los Arkai solo pueden ser contemplados en el devenir del tiempo, frente a la humanidad guardan silencio.
Las preguntas de Daniel no eran teóricas; el las formuló desde la mas profunda seriedad. Así, por ejemplo, la revelación que se encuentra en el capítulo 10 fue precedida por una difícil lucha: “…en aquel tiempo, yo Daniel, estuve triste durante tres semanas. No ingerí comida alguna, ni carne ni vino entraron en mi boca, y tampoco me ungí hasta que pasaron las tres semanas…”. Esto nos dice Daniel sobre el estado en que se encontraba su alma, estado que movió al Mundo espiritual a comunicar el contenido recogido en el capítulo 10. Realizar preguntas personales desde el dolor y la preocupación sobre acontecimientos suprapersonales, (acontecimientos relacionados con el Suceder del Mundo…), fue la condición necesaria para que pudiera tener lugar la Revelación comunicada a Daniel.
Tales preguntas son imprescindibles en la actualidad, pues sino el Mundo espiritual, al no ser preguntado, se verá obligado a callar. En este sentido la humanidad debe muchísimo a Rudolf Steiner, pues él, a través de haber dado a conocer hechos espirituales, ha estimulado a la humanidad a realizar semejantes preguntas. La Antroposofía de Rudolf Steiner es un camino que no solo responde a preguntas ya existentes, sino que también sitúa frente al alma, preguntas cada vez mayores. Porque esto es así, no callará el mundo espiritual, ni quedará cerrada la Sabiduría que Fluye desde su dimensión…
Una pregunta que pertenece a este marco es aquella sobre el Karma del Mal en el mundo. Esta pregunta vivía en el alma de Daniel, guiado por ella llegó a recibir explicaciones muy significativas…
El ternario del mal en el mundo
La verdad sobre la frase pronunciada por Rudolf Steiner: “…Arihman es el karma de Lucifer…”, fue tratada en las consideraciones anteriores tanto desde el punto de vista cósmico como desde el humano. Allí se trató de explicar con claridad como Lucifer ocasionó la intervención de Arihman tanto en la evolución cósmica como en el destino humano. Ahora surge la pregunta: ¿Cuál es el destino de las entidades de la jerarquía luciférica?.
Al observar la evolución cósmica como el Obrar conjunto de las Jerarquías espirituales, se puede percibir que dentro de la evolución acontece un continuado ascenso y descenso. Este proceso puede suceder en dos formas distintas: el descenso puede significar un sacrificio o puede acontecer como consecuencia de una degeneración. Por otra parte, el ascenso puede ser la consecuencia de haber alcanzado la madurez necesaria para emprender una Actividad superior, o puede significar también la aparición de un proceso de regeneración.
Así, por ejemplo, la jerarquía luciférica se entiende situada tanto en un proceso de degeneración como de regeneración; ya que el Misterio del Gólgota produjo los mas profundos Efectos en esta jerarquía. Como consecuencia del Misterio del Gólgota tuvo lugar un suceso espiritual de enorme importancia: la conversión interior de Lucifer. Cristo ganó el amor de Lucifer, y Lucifer reconoció su obrar injusto frente a Cristo. El Misterio del Gólgota convenció a Lucifer de que no tenía razón. Este suceso es señalado en los Evangelios al reconocer uno de los ladrones crucificados su culpa y la inocencia del tercer crucificado. Fue la conciencia de Lucifer la que se reveló a través de este ladrón (conocido como “el buen ladrón”).
Desde entonces lo luciférico en el hombre, obra como consecuencia del actuar anterior de Lucifer. Los Ángeles luciféricos añoran sin embargo la liberación a través del hombre. Se encuentran atados a las consecuencias de su actuación en el pasado; NO PUDEN OBRAR EN FORMA DISTINTA A COMO LO HICIERON ANTERIORMENTE. Pero es el hombre EL QUE PUEDE LIBERAR A SU ÁNGEL LUCIFÉRICO. Esto sucede cuando acoge en sí el Impulso de Cristo, entonces el Ángel luciférico queda liberado y llega a convertirse en siervo del Ángel custodio personal. (Se pone humildemente a su servicio, habiéndose rebelado orgullosamente contra él en el pasado).
Lo dicho vale para Lucifer, que es una entidad de la segunda Jerarquía. Lucifer reconoció a Cristo de forma inmediata, sin embargo, los ángeles luciféricos Le reconocen a través del hombre con el que se encuentran unidos individualmente. Pero con las entidades luciféricas de otras jerarquías sucede de forma distinta, por ejemplo, con los Arcángeles y los Arkai. Entre ellos se encuentran aquellos que no han cambiado; que han conservado su posición anterior, aún mas, algunos de ellos han realizado una alianza con Arihman. Esta alianza se la entiende correctamente cuando se la considera no como un mero pacto, sino también como una arihmanización, en parte, desde la cualidad anterior de estos seres, DEVINIENDO POR LO TANTO ENTIDADES DE NATURALEZA LUCIFÉRICO-ARIHMÁNICA.
El porqué de ello puede entenderse si se piensa que el karma de la jerarquía luciférica consiste esencialmente en llegar un día a desaparecer como tal. Esto es así porque ella no puede afirmar su ser en toda la eternidad; ya que por una parte se separa de los dioses y por la otra niega el combate radical que Arihman proclama contra el Mundo espiritual. Solamente pueden tomar dos caminos estas entidades luciféricas O SE CONVIERTEN Y ÚNEN AL GRUPO DE SERES QUE OBRAN CON CRISTO O, permaneciendo en su oposición a los dioses, siguen avanzando hasta su última consecuencia: UNIRSE A ARIHMAN. El primer camino es el de la regeneración, el segundo el de la degeneración.
Pero antes de que un ser luciférico degenere en arihmánico, es decir, antes de que sea “devorado” por Arihman, existe un estado de transición en donde ambas naturalezas SE ENCUENTRAN UNIDAS. En este grado de degeneración se encuentran aquellas entidades luciféricas aliadas con Arihman. Propiamente no son ya mas entidades luciféricas, SINO QUE CONSTITUYEN UNA JERARQUÍA EN SÍ MISMA.
Así pues, en la actualidad, obran tres Jerarquías del Mal: la jerarquía luciférica, la luciférico-arihmánica y la arihmánica-esta última hay que representarla como la suma de los miembros de la entidad arihmánica. Si se quieren comprender los sucesos actuales en su totalidad, debe considerarse el que hoy en día no solamente obran impulsos luciféricos y arihmánicos, sino también impulsos que exteriormente obran como luciféricos, hallándose oculto, tras ellos, lo arihmánico, es decir, donde el entusiasmo luciférico sirve a las intenciones arihmánicas.
Ahora bién, el Karma del Mal no queda agotado al tratar el proceso de degeneración de los seres luciféricos hasta el grado de su arihmanización. Así como lo luciférico llevado hasta su última consecuencia deviene inevitablemente presa de Arihman; así también lo arihmánico llevado a su última consecuencia llega a ser presa de una tercera entidad en el Cosmos. A esta tercera entidad la caracterizó Rudolf Steiner con la palabra Adzura (Asuras).
Ella representa el tercer grado-dejando aparte el estado de transición de lo luciférico hacia lo arihmánico-del Mal en el mundo. Pues así como Arihman es el karma de Lucifer, así es Asuras el karma de Arihman. Sobre la entidad de Asuras se puede decir poco. Las posibilidades de caracterizar a esta entidad son muy limitadas. Sin embargo-aunque sea dentro de estos límites-debe hablarse con claridad acerca de su ser; pues esto es una obligación del tiempo en que vivimos.
Para llegar a tener una imagen de la entidad de Asuras es necesario considerar los cuatro miembros constitutivos de la entidad humana en su relación con el Mal del mundo. El encuentro del yo humano con el Mal tiene lugar en los tres miembros constitutivos corporales de la entidad humana. Si el yo no descendiera en los cuerpos astral, etérico y físico no sería tocado por el Mal del mundo. Esto sucede primeramente en el cuerpo astral, donde el hombre vivencia el encuentro con lo luciférico. El encuentro con lo arihmánico tiene lugar en el cuerpo etérico; pues el doble luciférico es de naturaleza astral y el arihmánico etérica.
La lucha del yo humano con estos dobles abarca todo el drama del hombre en su estar expuesto, en el pasado y en el presente, al Mal del mundo. En el futuro, sin embargo, le espera al hombre un tercer encuentro con el Mal: será el encuentro en el cuerpo físico. ENTONCES EMPEZARÁ EL CONFLICTO CON LO ASÚRICO.
Esta lucha no ha empezado aún. La lucha entre el Mal y el Bien en el interior de la entidad humana alcanza en la actualidad, solamente hasta el cuerpo etérico; ya que los tres encuentros con el Bien primordial del mundo, que el hombre vivencia entre el nacimiento y la muerte, tienen lugar solo hasta el cuerpo etérico. En el yo vivencia el hombre el encuentro nocturno con el Espíritu Santo, cuya Luz le és transmitida a través del Ángel. En Navidad encuentra el hombre en su cuerpo astral al Hijo, cuyo Calor le es transmitido a través del Arcángel. Una vez en su vida, habitualmente hacia la hora de su muerte, encuentra el hombre en su cuerpo etérico al Padre, representado por medio de los Arkai.
Los encuentros tanto con el Bien como con el Mal del mundo suceden aún fuera (por encima de ella) de la entidad interior del hombre en su cuerpo físico. En otras palabras: la lucha entre el Bien y el Mal aún no ha descendido hasta el cuerpo físico EN EL CUERPO FÍSICO SE REFLEJAN LAS CONSECUENCIAS DE ESTA LUCHA. Tanto en cuanto el cuerpo físico es dependiente de los demás procesos de los otros miembros constitutivos de la entidad humana. Así, por ejemplo, cuando enferma un órgano (como el hígado) a consecuencia de esta lucha, el proceso originario no hay que buscarlo dentro del cuerpo físico sino que en este sucede solamente el reflejo de un proceso en la región etérico-astral.
Ahora bien, el cuerpo físico es la región orgánica del Obrar del Padre, así como el cuerpo etérico es la del Hijo, mientras que en el cuerpo astral se manifiesta el Espíritu Santo. El cuerpo astral es por lo tanto el escenario de la lucha del Espíritu Santo contra Lucifer. En el cuerpo etérico tiene lugar la lucha del Hijo contra Arihman. El hecho de que el cuerpo físico no sea aún el escenario de una lucha espiritual lo muestra la significativa realidad cósmica de que aún no existe un ser, en el mundo, que en la actualidad se considere lo suficientemente poderoso como para atreverse a enfrentarse con el Padre. Arihman aún no lo hace, él tiene respeto ante el Padre; se enfrenta solamente al Hijo esperando que en el curso del Karma del mundo se le llegue “a dar la razón frente al Hijo” en el Tribunal cósmico del Padre.
La esperanza de Arihman consiste en poder crear una corriente en el Karma del mundo que llegue a convencer al Padre. Arihman no aspira a combatir al Padre, sino a crear una situación cósmica tal en la que pueda afirmar frente al Padre: “mira Tú has regalado la existencia a los seres para que ellos sean libres, PERO ELLOS NO HAN ELEGIDO A TU HIJO, SINO A MÍ”.
Lucifer se haya aún menos inclinado que Arihman a oponerse al Padre. Él tampoco ha obrado directamente contra el Hijo. Fué al Espíritu Santo a Quién combatió. Su intención era conducir a la humanidad de tal forma que esta llegara al Amor sin la Verdad del Espíritu Santo. Pero a él le Convenció el Acto de Cristo, PRECISAMENTE PORQUE ESTE CONSISTIÓ EN LA REVELACIÓN DEL AMOR EN PERFECTA CONSONANCIA CON LA VERDAD DEL ESPÍRITU. Lucifer reconoció que la Revelación del verdadero Amor es imposible al querer ahorrar a la humanidad el conocimiento de la Verdad. Por eso cambió su postura interior llegando a ser el PARÁCLITO, concediendo el apoyo interior a los hombres que han acogido en sí mismo el Impulso de Cristo.
Para que una entidad se encuentre en la situación de poder presentar en el Cosmos oposición al Padre, la corriente del Mal tiene que haber madurado hasta el punto de que exista una región kármica en la cual halle un espacio de actuación esa entidad. Esta región no existe todavía, pero está a punto de ser formada. ES CREADA A PARTIR DE LAS CONSECUENCIAS FÍSICAS DEL OBRAR ARIHMÁNICO. Consecuencias físicas no en el sentido de enfermedades, que en sí significan la compensación kármica, SINO EN EL SENTIDO DE LA SALUD ARIHMÁNICA; es decir, en la creación de un cuerpo físico que no depende mas de la afluencia de fuerzas de la Región de la Primera Jerarquía para mantener su existencia, sino que las toma de otra fuente. En el momento en que el cuerpo físico sea llevado, a consecuencia de su arihmanización, a un tal estado, habrá llegado el tiempo en que Asuras pueda intervenir.
Este estado del cuerpo físico podrá únicamente entrar en la realidad cuando en la relación actual del cuerpo etérico con el astral tenga lugar un cambio consistente en la ausencia del sueño y de la muerte del cuerpo etérico. Es decir, cuando el yo humano no abandone nunca los dos miembros inferiores de su constitución completa, ni en el sueño ni en la muerte cesará completamente la posibilidad de afluencia de fuerzas espirituales desde la Región de la Primera Jerarquía. Esto traerá como resultado la creación de las circunstancias que suministren a Asuras el espacio en el que pueda intervenir.
El efecto de la tercera fuerza del Mal se vá a distinguir de aquellas procedentes de Lucifer y de Arihman, en que no solo su relación con respecto a los miembros corporales de la entidad humana será diferente, sino su relación con respecto al propio yo humano. Mientras lo luciférico, obrando en el cuerpo astral seduce al yo, es decir, lo separa de su relación con las jerarquías espirituales, y mientras que lo arihmánico esclaviza al yo humano a través de su efecto en el cuerpo etérico, Asuras despedazará el, por Lucifer separado y por Arihman esclavizado, yo del hombre PARA TOMARLO EN SU PROPIA ENTIDAD.
Lucifer actúa conduciendo el yo humano desde el estado de vigilia al de sueño. Arihman lo lleva del estado de sueño al de dormir. Asuras trae la muerte al yo humano. La muerte espiritual de la entidad del yo es el peligro que el tercer estadio del Mal traerá a la humanidad.
Sobre los senderos kármicos de los tres grados del Mal y de los peligros que suponen para la humanidad, habló Rudolf Steiner en la conferencia impartida el 22 de Marzo de 1.909. Sobre esos caminos y peligros habla también la Biblia, especialmente en la descripción de los cuatro animales de Daniel. Estas exposiciones nos aportarán medios para comprender en una determinada profundidad el capítulo séptimo del libro de Daniel.
El karma del mal en el mundo según la inspiración del profeta Daniel
La intención del profeta Daniel fue conservar para el futuro algunos conocimientos de valor en relación al karma del Mundo. Las notas sobre sus experiencias espirituales las puso en forma de “signos” o ”señales”; para que pudieran ser descifradas en un tiempo futuro, en que el ser humano ascienda desde la creencia por fé, actual, hacia la de comprensión espiritual. El contenido de sus anotaciones dá cuerpo a la revelación de una serie de importantes acontecimientos por venir en el Karma del mundo referentes al Bien y al Mal. El aprovechamiento de la totalidad del conocimiento adquirido por Daniel debe de ser reservado todavía a las futuras generaciones; aquí se trata únicamente de una parte de su contenido completo.
La revelación descrita en el capítulo séptimo del libro de Daniel nos ofrece lo necesario para nuestra tarea, ya que en él se hace referencia, en grandes rasgos, al Karma del Mal. Su descripción comienza con la imagen de “los cuatro vientos”, que soplan uno contra otro, agitando el gran mar. Esta imagen nos muestra el escenario cósmico de la Lucha entre el Bien y el Mal. Pues el espacio, con sus cuatro direcciones (Norte, Sur, Este y Oeste) no es meramente una de las cuatro categorías de la filosofía kantiana, ni la mera distancia que se ha de recorrer para alcanzar un determinado lugar, sino que se trata de “un mar de fuerzas en reposo”, sostenido en movimiento por Cuatro Fuerzas Obrantes. Estas cuatro fuerzas son las Corrientes espirituales activas tras el Mundo elemental. Ellas constituyen “los vientos” que dominan el mundo elemental. Las corrientes que producen estos “cuatro vientos” dan como resultado los cuatro elementos, entretejidos por los cuatro Reinos de los seres elementales: salamandras, silfos, ondinas y gnomos.
Ahora bien, los cuatro grupos de seres elementales conforman solamente la expresión inferior de los “cuatro vientos”. Su Origen primordial es la Trinidad Divina. De Esta parten los Impulsos cósmicos denominados:”Norte, Sur, Este y Oeste”. A través de los Impulsos cósmicos del Norte y del Sur Obra la entidad Paterna; a través de los Impulsos del Este y del Oeste Obran el Hijo y el Espíritu Santo. EL OBRAR CONJUNTO DE ESTOS IMPULSOS CONSTITUYE EL BIEN DEL MUNDO; el obrar en oposición de “los cuatro vientos” constituye el Mal del Mundo. Por eso comienza la descripción de la visión nocturna de Daniel con la imagen de los cuatro vientos que se agitan uno contra otro; constituyendo las cuatro Direcciones del Mal en el mundo. No son guiados desde el Cielo sino desde “la profundidad del mar”. En los cuatro animales que surgen de la Profundidad del Mar hay que buscar su origen…
”…y cuatro animales poderosos surgieron del mar, cada uno de ellos distinto al otro…” (Daniel 7,3). El primer animal es presentado como un león con alas de águila. Se trata de aquella dirección del Mal que actúa arriba, en el aire. Tiene su origen en el devenir de la valentía del león, que transformándose, al recibir las alas se convierte en orgullo y altivez. A la entidad de Lucifer le és extraña, ignora, la vivencia del temor. Lucifer lo conocerá primeramente cuando sea expuesto a las consecuencias kármicas, ya maduradas, de su rebelión contra la Guía Divina. Entonces tendrá que vivenciar en sí mismo el elemento arihmánico del miedo. De esta forma habrá de pasar en su interior, debido al karma que corresponde a su hecho, como por una especie de kamaloka; consistente en el paso por el espanto ante las posibles consecuencias de su acto y por el temor de que esto no pueda “enderezarse”, convierten a Lucifer en un ser humilde. Su altivez desaparece completamente. Esto se describe imaginativamente en Daniel al decir: “yo miré hasta que sus alas le fueron arrancadas”.
En la segunda consideración fue presentada la “Caída del Ángel”, es decir la rebelión luciférica, como la consecuencia de una compasión apasionada. Es presentada como causa de este suceso la altivez (o presunción). En este contexto surge entonces la pregunta: ¿Cómo pueden ponerse en consonancia estas dos explicaciones?. La palabra compasión no es propiamente la correcta para expresar la razón de la caída de las entidades luciféricas. En lengua alemana no hay una palabra apropiada para ello, tampoco el inglés ni el francés la poseen; el idioma ruso, por el contrario, tiene una palabra que aporta una representación exacta del motivo de la rebelión luciférica, es la palabra shalotsj, cuyo significado es el siguiente: lamento por un ser, al que se siente demasiado débil, tratando entonces de hacer algo desde uno mismo. Buscando con ello liberarle de la dolorosa situación en que se encuentra.
Este sentimiento se diferencia de la compasión (en ruso: ssostradanie) en que esta se puede tener por un ser al que se aprecia y considera, mientras que aquí el sentimiento de que se trata implica una compasión basada en la desconsideración, encerrando en sí un desprecio oculto hacia el ser al que se compadece. Tanto este sentimiento como la ideología que el mismo puede hacer surgir en los momentos mas significativos de la historia humana se pueden entender, de la mejor manera, cuando se lee el capítulo titulado “el gran Inquisidor” en la novela “Los hermanos Karamazov” de Fiodor Dostoievski. Allí se hace patente, como en ningún otro texto la diferencia entre el Amor de Cristo Jesús y el del gran Inquisidor. Mientras que Cristo Jesús ofrece a la humanidad, a través de Su Acto, el respeto y la consideración mas grandes al obrar, no por medio de la fuerza y los milagros (la Tentación en el Desierto), sino a través del Sacrificio. Muestra el gran Inquisidor el convencimiento de que la humanidad no es capaz de llegar a Cristo a través de la libertad.
El “error” de Cristo debería ser reparado por aquellos preparados a “llevar la cruz” de la tutela de los hombres, tomando así la completa responsabilidad por la evolución de la humanidad. El gran inquisidor no ama a la humanidad con el Amor con que Cristo la ama; él siente únicamente una candente y menospreciativa, compasión. Según su convicción la libertad se haya solamente reservada para algunos elegidos, mientras la “masa” de la humanidad “debe ser guiada…” Y si apareciese de nuevo Cristo sobre la Tierra, sería “obligación” del gran Inquisidor, aún cuando este Le hubiese reconocido, hacerle prisionero como a un peligroso hereje; pues Su Venida sembraría el desconcierto entre los ánimos de la tutelada “masa humana”…volviendo con ello a resurgir peligrosamente el espectro de la libertad, destrozando así la obra de “la compasión”.
Este fragmento de la obra de Dostoievski posibilita un profundo entendimiento de corazón con respecto a las razones de la oposición luciférica en contra de las Intenciones de los Dioses. Y desde esta comprensión de corazón se puede sentir que la comprensión luciférica en su verdadero ser no es otra cosa que orgullo y presunción, pues se basa en el menosprecio a la humanidad, que debe, según su parecer, ser tutelada. Por esta razón no resulta contradictorio afirmar que Lucifer se rebela por orgullo contra los Dioses al lamentarse por la humanidad. LO QUE ANÍMICAMENTE SE VIVENCIA COMO COMPASIÓN LUCIFÉRICA ES, EN REALIDAD, PRESUNCIÓN ESPIRITUAL. El que Lucifer llegara a transformarse en un ser humilde, conlleva la necesidad, tal y como ha sido concebida por los Dioses, de la realidad terrestre para el desarrollo del hombre, presentado por Daniel en la imagen siguiente: “ y el primer animal se hallaba erguido sobre sus dos pies, y le fué dado un corazón humano..” Es decir, un corazón que ha encontrado el acceso hacia el amor, a través del error y del temor. (Los “pies” representan dos corrientes volitivas dirigidas hacia abajo). El Karma de Lucifer consiste precisamente en que las alas de águila se llegan a transformar en pies. O sea, que él ahora ayudando, deja fluir hacia la Tierra su voluntad.
La descripción de Daniel sobre el destino del segundo animal tiene otro carácter. En este caso no se trata de un animal alado, sino de uno que se encuentra de pie a un lado, y es semejante a un oso. Esta imagen encierra en sí un contenido muy rico. Entre otros contenidos alberga el conocimiento sobre el hecho de que el ser de Arihman no se expresa por completo en el devenir terrestre. Sobre la Tierra obra solamente una parte del ser de Arihman. La otra parte, mas grande, obra en la Octava Esfera, que tiene su “punto medio” entre la Tierra y la Luna. Por ello es correcto decir que Arihman se encuentra meramente a un lado, ya que el otro lado no ha de buscarse en la Tierra, no encontrándose, por lo tanto, “de pie”. Esta es también la razón del porqué la humanidad en la actualidad-y aún mayormente en el pasado-no puede mirar (abarcar) a la totalidad del ser de Arihman. Es posible encontrar al ser de Lucifer, pero en relación a Arihman solo puede hablarse de un encuentro con una parte de su entidad. Al conjunto de la entidad de Arihman no es posible mirarla, sus partes pueden sin embargo, ser vivenciadas en distintas formas.
La figura en la que es contemplado con mayor frecuencia es la de una caricatura de la forma humana. También la figura del doble arihmánico es una caricatura individual del ser humano al que pertenece. Daniel tuvo la percepción imaginativa de la parte del ser arihmánico accesible a la percepción, aquella del doble “genérico humano”. Por eso habla de un ser cuya forma es semejante al oso, es decir, un ser que presenta una caricatura de la forma humana. Ahora bien, el obrar de Arihman en relación con la humanidad se caracteriza por su constante aspiración en devorarla (incorporarla en su ser). Las consecuencias de la influencia luciférica consisten en hacer surgir en la humanidad ilusiones y pasiones; lo que observado desde un punto de vista aritmético, enriquecen a la humanidad. La aspiración de Arihman, por el contrario, es conducir a la humanidad hasta el “punto cero” de su propia existencia como tal, sustrae las fuerzas de la entidad humana para incorporarlas en su ser.
Esto no se destaca en la vida de una persona por la razón de que las fuerzas tomadas por Arihman permanecen en el hombre hasta el momento de su muerte. Es en el tiempo posterior donde podría percibirse en que medida se ha empobrecido este alma. Durante la vida terrenal sin embargo, las fuerzas robadas por Arihman llegan a ser facultades de su doble arihmánico. Este se sirve de ellas en el hombre de tal forma que desde el exterior no se observa ningún vacío en este ser humano. Pero si le fuese extraído el doble, la pérdida sería también visible exteriormente. Por ejemplo, un brillantemente dotado periodista o abogado, se convertiría en un mediocre e insignificante empleado de segunda fila. Se sentiría de repente desamparado frente a las tareas que anteriormente sabía resolver con brillantez, sabiendo en cada momento “dar la vuelta” a los asuntos, “torcerlos”, buscando su provecho de acuerdo a la meta elegida. Pero ahora, habiéndose “extraído” el doble, se hallaría desconcertado ante los hechos, pues su capacidad de tergiversar las cosas no estaría presente.
Este devorar las fuerzas humanas por parte de Arihman no sucede en la historia humana de una forma caótica, sino muy bien planificada. Esta planificada realización de las intenciones arihmánicas tiene lugar con los medios de aquel ocultismo que durante el tiempo atlante, especialmente durante la época “prototuránica”, entraron en el Destino de la humanidad y que no lo abandonarán hasta que la propia humanidad lo haya superado. Este ocultismo oscuro se presenta como herramienta de Arihman, con su ayuda busca realizar la obra de devorar a la humanidad. Este ocultismo se haya dividido igualmente en tres partes. Siendo conformado por el obrar conjunto del oscuro ocultismo eugenético, del oscuro ocultismo higiénico y del oscuro ocultismo mecánico.
No es tarea de esta consideración caracterizar estos tres ocultismos; aquí se trata únicamente del tema de la lectura de los signos en Daniel. Y así al leer las señales referentes al segundo animal en el momento en que recibe la orden: “¡¡levántate y devora mucha carne!!, comprendemos que la tendencia básica de Arihman, el devorar, encuentra aquí su expresión. Y que la imagen: “…el otro animal tenía en su boca, entre su dentadura, tres largos dientes…”; se refiere a aquellos tres instrumentos que con su ayuda Arihman atrapa lo que devora, es decir, se refiere a los tres ocultismos oscuros, puesto que al devorar precede el atrapar, estos tres ocultismos oscuros son los instrumentos de Arihman en el mundo, de cuya ayuda se sirve para atrapar a los seres.
Después de que Lucifer y Arihman han entrado en el suceder del Karma del Mundo, surge, como consecuencia del compromiso de las dos corrientes una tercera corriente del Mal cuya naturaleza es luciférico-arihmánica. Sobre las entidades de esta corriente podemos decir que poseen el vínculo de la capacidad de vuelo luciférica unida a la capacidad cerebral calculadora arihmánica. Pero esta capacidad de vuelo es dependiente de la capacidad cerebral; las alas están subordinadas a la cabeza. Ahora bien, el conocimiento proveniente de la cabeza de esta entidad no se haya dirigido hacia la Trinidad (Tri-unidad en el texto original alemán); sino a la cuatripartición del mundo sustancial-elemental. Por ello dice Daniel, refiriéndose al tercer animal:”…y he aquí otro animal, semejante a un leopardo que tenía cuatro alas, como un pájaro, sobre su espalda, y cuatro cabezas…” Las cuatro cabezas representan la consecuencia, llevada hasta la conformación orgánica, de la ejercitada capacidad analítica del pensar. Los conocimientos de los cuatro elementos están completamente separados, sostenidos conjuntamente solo a través de las intenciones prácticas, es decir, por medio de la voluntad; pero en sí y por sí constituyen cuatro regiones independientes, expresadas en las cuatro cabezas separadas. Y a cada una de esas cabezas le corresponde un ala, portadora de la capacidad de entusiasmo.
Sobre el cuarto animal, que entra último en el Karma del Mundo, dice Daniel que:”…era totalmente distinto a los otros, horrible, tenía dientes de hierro y garras de bronce, y comía y aniquilaba todo lo que encontraba en su derredor, aplastando el resto con sus pies…” En esta imagen podemos reconocer aquellas facultades de la entidad de Asuras, de las cuales hablamos anteriormente-es decir, el poder de despedazar a la propia entidad del yo humano. Ahora bien, la entidad del yo forma los hilos que unen el pasado, el presente y el futuro. Esta continuidad de la consistencia en el tiempo, resultado de la relación kármica del ayer, del hoy y del mañana-de la vida anterior, de la vida actual y de la vida posterior-la debe el hombre al núcleo de su identidad, a su yo…que atraviesa los estados de sueño y vigilia, de muerte y nacimiento. El tiempo como unidad del pasado, del presente y del futuro podrá ser mantenido por los Arkai, Espíritus del Tiempo, en el Karma de la Tierra, mientras que los yoes humanos no abandonen esta región del Karma; si lo hicieran-en el sentido mencionado anteriormente de la inmortalidad arihmánica-CORRERÍA ENTONCES EL PELIGRO LA CONTINUIDAD DEL TIEMPO DE SER DESTRUÍDA EN EL SUCEDER TERRESTRE.
Arihman, cuya forma esencial encuentra su expresión mas pura en la máquina, mecaniza el tiempo, excluyendo de este la dimensión creativo-moral, PERO NO LO DESPEDAZA. En la máquina, el tiempo llega a ser amoral, pero continúa existiendo. Lo mismo ocurre con la entidad del yo humano, cuando se ha entregado completamente al ser de Arihman. El yo de ese hombre duerme en un dormir sin sueños. Se encuentra en un estado de conciencia semejante al del tiempo durante el Antiguo Sol; en un estado de conciencia vegetal. Es incapaz de desplegar cualquier tipo de actividad creativo-moral, obrando entonces como una máquina, a partir de la necesidad; pero esta actividad creativo-moral permanece sin embargo, como potencial. EL PELIGRO QUE ASURAS REPRESENTA PARA LA HUMANIDAD CONSISTE EN EL EFECTIVO DESGARRAR LOS HILOS QUE UNEN LA CONTINUIDAD DEL PASADO, DEL PRESENTE Y DEL FUTURO COMO UNIDAD. Imagínense por un instante, que cada momento del tiempo trajese algo distinto, sin guardar ninguna relación con lo pasado ni lo por venir, que por ejemplo, no existieran los ritmos del sueño, de las estaciones, del año…Entonces todo se volvería arrítmico, como el pulso de un enfermo que se encuentra en agonía…
“…el blasfemará contra el Altísimo y perturbará a Sus santos, y osará cambiar el Tiempo y la Ley (Karma)…” dice Daniel sobre el soberano del último reino del Mal. En otras palabras: el tiempo, como unidad y ritmo debe ser destruído…y la Ley del Karma ha de desaparecer…La última entidad del Mal se pondrá en oposición al propio Padre. Mientras que Lucifer tendía a lograr una relación del hombre con el Mundo Espiritual distinta a aquella creada por el Espíritu Santo por medio del Ángel. Mientras que Arihman combate a Cristo intentando llevar a la humanidad a la uniformidad, resultante de un espacio mecanizado (en oposición a la comunidad humana a través de los Arcángeles de Cristo); la intención de Asuras será desgarrar la cadena de Actividad de los Arkai, que son Representantes del Padre.
Pero Daniel habla también sobre el Predestinado desenlace de estos intentos (por parte del Mal).En grandiosas imágenes describe el Juicio que sostendrá el Anciano de los Tiempos-“cuyo vestido es blanco como la nieve y su cabello como lana pura; Su Trono era de llamas de fuego y Sus Ruedas de fuego ardiente. Del Trono surgía un largo rayo flameante; millones de millones Le Servían, miríadas de miríadas hallábanse en pie ante Él. El Juicio comenzó y los libros fueron abiertos…yo miré, hasta que la Bestia fue matada, y su cuerpo destrozado y arrojado al fuego…Observé, en mis visiones nocturnas:”…he aquí que Vino uno sobre las nubes, semejante a un Hijo del Hombre, que se acercaba al Anciano y fué conducido ante Él. El Anciano de los Tiempos (de los Días) le entregó toda la Soberanía, el Honor y el Reino…de tal forma que todos los Pueblos, hombres y Lenguas Le sirvieron. Su Poder es Eterno, nunca Pasará…y Su Soberanía no tiene fín…El espíritu se estremeció en mí, Daniel, y la visión me hizo tambalear…”
Las frases aquí citadas poseen un contenido extraordinariamente rico. Pues contienen no solamente la descripción del Desenlace de “la revuelta asúrica”, sino también las razones por las que és inevitable su derrota. Pues cuando llegue “la hora cósmica” en que los libros serán abiertos para dar comienzo al Juicio, habrá tenido lugar ya el Sacrificio de Aquel que és como un Hijo del Hombre. Debido a que Cristo llegó a ser hombre, CREÓ UNA CORRIENTE KÁRMICA QUE DETERMINA EL DESENLACE DEL JUICIO FINAL.
Así pues el Misterio del Gólgota tiene tres consecuencias en el Karma del Mundo: LA CONVERSIÓN INTERIOR DE LUCIFER, EL VENCIMIENTO DE ARIHMAN Y LA DESTRUCCIÓN DE ASURAS. Esto no sucede por medio de la fuerza sino por medio del Juicio. Pues el Misterio del Gólgota es un suceso dentro del karma y su peso cae sobre el platillo de la balanza que, ante el Tribunal de la Justicia kármica HABLA A FAVOR DE LA ABSOLUCIÓN DE LA HUMANIDAD. Por esta razón tuvo que llegar Cristo a ser hombre, para poder entrar en la región del karma humano y cambiar en ella su dirección. Las consecuencias de este cambio las describe Daniel por medio de las Imágenes del Juicio que Él Sostendrá en el futuro.
El conocimiento sobre el ternario del Mal se haya contenido en el libro de Daniel. Pero no solo este conocimiento, sino también el de la Eterna Trinidad del Bien. Pues en el capítulo mencionado es descrita la contemplación imaginativa de la entidad Paterna, el conocimiento inspirativo del Hijo y la Unión intuitiva con el Espíritu que tuvo Daniel. Él solo podía contemplar imaginativamente a la entidad Paterna, pues el hombre al aproximarse al Padre no puede ir mas allá de lo que el conocimiento imaginativo le permite. El no hubiera soportado la Intuición del Padre, pues ello implica acoger interiormente en tu ser al otro Ser. A la entidad que aparece “sobre las nubes del cielo”, (las Esferas del Hijo) podía aproximarse Daniel un poco mas, pudiendo llegar a conocerLe en el grado Inspirativo.
La transmisión del significado de sus visiones le fue hecha “por uno que se encontraba de pie” . Al Espíritu sin embargo, lo vivenció Daniel en sí mismo, se hallaba unido a Él en la inmediata Intuición: “el Espíritu se estremeció en mí” afirmaba Daniel. Al contemplar la totalidad del libro de Daniel se puede entender en que forma conoció a la entidad Paterna. Él la contempló como el Anciano de los Tiempos, es decir, aquella entidad que se Manifiesta a través de todo el Coro de los Arkai; y Daniel contempló el suceder de los Dias en una perspectiva infinita…Las imágenes de los Días del Cosmos se desplegaron ante su mirada espiritual. En una sucesión ininterrumpida fueron discurriendo época tras época, pero a través de las imágenes de los Dias del Mundo, pasados y futuros, se le fué Revelando el Rostro del Anciano de los Días; la Entidad Primordial del Mundo. Que en aquellos días se Manifestó únicamente como una pequeña parte de Sí Misma. Sin embargo, las poderosas Ruedas de Fuego del suceder del mundo giran constantemente, pero sobre el Trono llameante que soportan descansa la Entidad Primordial del Mundo.
Y cuando llegue la Hora del mundo el Padre enviará un rayo hacia este, y el mundo, silenciosamente, se encontrará frente al Juicio. Los libros de la Memoria del Mundo (Crónica del Akasha) serán abiertos, y el Padre Sostendrá el Juicio sobre todos los seres de Su Creación, encontrándose entonces estos de pie, frente a Él, como seres libres. A partir de vivencias semejantes surgió el Arte, y a partir de tales vivencias volverá a resurgir. En el futuro uno no se podrá permitir crear desde la fantasía, la seriedad del suceder cósmico acallará la fantasia frente a las Señales que serán visibles en los Cielos del Ser Eterno. El espíritu de tal forma de Arte respira en muchos textos de la Biblia; este espíritu resucitará-podemos albergar con toda certeza esta esperanza.
En esta consideración se trató de describir el Karma del Mundo tal y como fué reconocido por Daniel. El autor espera haber logrado que el lector haya podido percibir en sí el sentimiento de que
Valentin Tomberg
Comentarios recientes