La manipulación del concepto de Realidad como instrumento de control cultural
Creo que todos -más o menos- conocemos una frase que dice que "el conocimiento es poder". Es algo bastante evidente y que no hace falta explicar. Ahora, el conocimiento de determinados conceptos confiere unas potencialidades, unas capacidades, unas fuerzas, muy específicas. Y más cuando uno conoce, de una manera suficientemente apropiada, lo que es la naturaleza de la realidad, cosa que hoy en día -por una serie de circunstancias que luego consideraremos- se ha venido a convertir en una aspiración que se supone absolutamente injustificable e inalcanzable. Eso es también resultado de la propia manipulación que vamos a tratar de estudiar[i].
[i] A este respecto se puede consultar otros dos trabajos de esta misma serie: "Qué es el Esoterismo" e "Infalibilidad o relatividad de la Ciencia"
Cuando uno llega a tener un concepto de realidad mínimamente aproximado a los hechos, dispone entonces -al mismo tiempo- de algo que es absolutamente indispensable, el conocimiento de lo que significa la condición de ser humano. Cuando el ser humano sabe lo que él es y comprende su naturaleza y su funcionalidad, está en posesión de unos recursos, de unas claves, que le van a permitir, primero, tomar conciencia de sí mismo, y luego, establecer una clase de relación con esa realidad -a la cual él pertenece- de una naturaleza absolutamente distinta de la que haya podido tener anteriormente, cuando no disponía de esa clase de conocimiento. A partir de ese momento, la relación con la realidad ya no es una cosa desprovista de sentido, ni nada sujeto a la casualidad, sino que entra a formar parte de una serie de esquemas lógicos -por llamarlo de alguna manera-. De hecho, tendríamos que considerarlos supralógicos, pero, en cualquier caso, siempre cargados de sentido. Y el individuo dispone de una cierta clase de información que le permite asimilar la realidad, y lo que es más importante, interactuar con esa realidad. La realidad vendría a ser algo así como una ampliación y exteriorización del ser humano a escala cósmica, una individualidad extendida, y el ser humano sería algo así como una concreción de la realidad dentro de un cuerpo físico; una totalidad invaginada. Por lo menos en el caso del individuo vivo, encarnado. Esta primera aproximación nos permite sospechar la trascendencia que puede tener el conocimiento y la difusión de determinadas cosmologías o cosmovisiones, que exponen una visión global de lo que es la naturaleza de la realidad, y lo que es -dentro de esa visión global- el papel del ser humano. Por consiguiente, el conocimiento de la realidad permite interactuar con ella y modificarla en algunos sentidos.
El Conocimiento como visión del mundo
Digamos que la presencia en una civilización concreta, de una cierta clase de cosmovisión, está determinando extraordinariamente la naturaleza de las vivencias y de las percepciones del sistema de referencias del individuo que pertenece a esa cultura en particular[1]. Evidentemente una de las formas más sencillas y más efectivas de manipular, de controlar al ser humano, es a través de su sistema de referencias, que no son culturales únicamente -en el sentido intelectual del término- sino que inciden sobre él de una manera global, en todas las áreas; no sólo en el aspecto del pensamiento, sino también en el del sentimiento e incluso en el de la voluntad. Según sean las referencias culturales, así van a ser los planteamientos y las expectativas de la persona que está inserta dentro de esa cultura. Es muy importante la clase de cosmovisión y de antropovisión correlativa que se esté manejando en esa cultura para -como decíamos- producir determinado tipo de efectos dentro de los seres humanos que la integran, y, a su vez, conseguir una mayor o menor facilidad en el control de los movimientos de esos seres humanos.
Tenemos que plantearnos, básicamente, dos momentos a lo largo de la historia de la Humanidad (simplificando al máximo), junto con una etapa de transición entre ellos. Son momentos en los cuales la visión que se le ha ofrecido al ser humano, posee unas características diametralmente opuestas; y, por lo tanto, los sistemas de referencia y lo que la persona se va a plantear como su propio sentido de la vida y sus objetivos, van a variar de una forma total. Simplificando al máximo: podemos decir que la primera etapa podríamos identificarla con la antigüedad (entendida de una manera muy amplia). Hay un momento de transición en los finales de la Edad Media, en lo que es el principio del Renacimiento, y -posteriormente- de forma vertiginosa, nos vamos a encontrar con la situación en la que estamos en estos momentos.
Si tuviéramos que definir de alguna manera, con una sola nota característica, la naturaleza de las múltiples cosmovisiones antiguas, anteriores a la Edad Media, y la de la única cosmovisión oficial, establecida con posterioridad al Renacimiento, lo que tendríamos que utilizar probablemente sería el concepto de "integración" para las antiguas cosmovisiones, y el concepto de "absoluta desintegración" para la actual. Esto quiere decir que, en las antiguas cosmovisiones, todo estaba perfectamente ordenado, perfectamente interactuado. Cada pequeña realidad, cada ser, tenía su papel dentro de un entramado de interacciones, todas las cuales se ordenaban entre sí de una manera armoniosa. Es decir, era una cosmovisión vital, en cierto sentido biológica, porque ha acumulado información de una manera armoniosa. La cosmovisión actual es absolutamente muerta, desintegrada, regida por principios mecánicos y por postulados cuya interacción resulta carente de lógica, porque, desde un punto de vista filosófico, es absolutamente insostenible, como lo son la mayor parte de los presupuestos de las ideologías que han dado lugar a esta cosmovisión. Esto también es un aspecto que podemos considerar, aunque sea de una manera breve. Es importante hacer un análisis paralelo, que es el preguntarnos por qué en determinados momentos han regido esas cosmovisiones vitales, vivas, íntegradoras; y por qué, en otro determinado momento, y de una forma considerablemente artificiosa -como podremos ver- se escoge una cosmovisión absolutamente muerta, en la cual el ser humano carece de ninguna clase de sentido. Y, por lo tanto se le está convirtiendo en un ser vacío, en una especie de "cosa". No hay una diferencia sustancial entre lo vivo e inteligente y lo muerto e inanimado; que -a su vez- puede ser dotado de unas características de pseudo-inteligencia. El ser humano cada vez tiene menos sentido, menos razón de ser, y menos características aparentemente diferenciadoras de la realidad inmediata, en la cual se le ha confinado como en una especie de destierro ideológico y sensorial, pero sobre todo filosófico. ¿Qué hay detrás del establecimiento, del mantenimiento y del florecimiento de las antiguas cosmovisiones? ¿Qué hay detrás de la destrucción de las antiguas cosmovisiones? y…, ¿qué hay detrás de la implantación actual, extraordinariamente férrea, dictatorial, de la cosmovisión material reduccionista, y que, -esto es muy importante tenerlo en cuenta- ningún país del mundo, sea cual sea su supuesta ideología política en estos momentos se atreve a discutir, siendo -como hemos dicho-, absolutamente insostenible desde un punto de vista filosófico, e incluso científico, si éste último es honrado, cosa que, normalmente, no suele ocurrir? ¿Por qué existe ese acuerdo tan absolutamente total?. Esto es algo que conviene tener presente.
La naturaleza de las Cosmovisiones Antiguas
En las antiguas culturas, podemos establecer una trayectoria a partir de la antigua India. Luego el camino que ha recorrido la civilización, simplificándolo, sería a través de Egipto, Grecia, Roma… Estas antiguas culturas eran -como decíamos- un "todo" absolutamente integrado y armonioso. Lo que en terminología psicológica actual se podría denominar como una "gestalt completa". Entendían una forma total -en la cual- cada parte tenía una significación perfectamente justificada y perfectamente armonizada con el conjunto. Allí, las tres formas fundamentales, en las cuales el ser humano se relaciona con la realidad a la cual él pertenece, que podrían ser la religión, la ciencia y el arte, estaban perfectamente integradas entre sí. Debido a la naturaleza de la sensibilidad que poseía el ser humano en aquellos tiempos, la índole de sus facultades y sus percepciones, y a la clase de su pensamiento; este ser humano era -fundamentalmente- un ser sensible más que pensante, (lo cual no quiere decir que no pensara). Se relacionaba sensiblemente, afectivamente, con la realidad en la que -y esto es muy importante tenerlo siempre presente- él no creía, ni hipotetizaba, sino que percibía y vivía como una realidad inherente. La idea de que las cosas que nos rodean están muertas e inanimadas, es históricamente bastante reciente, pero en la antigüedad no había ninguna cosa que se considerara inanimada. Todas las cosas estaban dotadas de una cierta clase de vida, más o menos presente, más o menos manifiesta. Esto todavía hoy en día se puede percibir -de alguna manera- en los sistemas de creencias de algunos pueblos primitivos que todavía existen. Lo que los etnólogos y antropólogos denominan "animismo", con un enfoque generalmente peyorativo y paternalista.
En aquellos tiempos, el ser humano poseía -como decíamos- una vivencia fundamentalmente religiosa. No en la acepción supersticiosa y dogmática -que nosotros de alguna manera hemos podido experimentar a través de la educación que se nos ha dado, por lo menos los que ahora tenemos más de treinta años, (la religión nos ha llegado a nosotros tan muerta -o más- que nuestro concepto de realidad)-, sino de una forma absolutamente vital y directa. En el mundo preclásico, la religión era una especie de conjunto de normas de urbanidad, según las cuales el ser humano se relacionaba con otros órdenes de seres que se diferenciaban de él -fundamentalmente- en que sus cuerpos no eran tan sólidos como lo son los nuestros, pero que no por eso dejaban de tener una existencia y una influencia muy directa sobre él. Fundamentalmente a través de los elementos, de los fenómenos meteorológicos y naturales; todo eso era –y él lo percibía– el resultado de la acción de determinados órdenes de inteligencias y conciencias que, de alguna forma, se relacionaban con él. Esa relación, la ordenación de esas relaciones, es lo que constituía la religión -en su parte del culto- y los rituales. Los rituales no han sido nunca, como el lenguaje por ejemplo tampoco ha sido nunca, en las antiguas culturas, el resultado de ninguna clase de convención, de un acuerdo cultural, ni nada que respondiera al azar. Era una sistematización de una serie de experiencias, que marcaban cuál podía ser la forma más apropiada de hacer determinada cosa; que en el caso del lenguaje era designar una realidad en concreto. La designación no implicaba una definición, sino una conexión, una conexión con esa realidad. Un nombre implicaba que -de alguna forma- el ser, el individuo, la persona que pronunciaba ese nombre, estaba incidiendo sobre la cosa designada, y tenía un poder específico sobre esa cosa, y en los distintos ritos existía siempre una funcionalidad.
Estos ritos, nos llevan al concepto de arte. El arte, en la antigüedad, no tenía absolutamente nada que ver con el concepto que nosotros tenemos actualmente, sino que se trataba de una representación materializada de realidades de naturaleza no tangible, de naturaleza espiritual, cuya representación no era gratuita, sino que tenía una finalidad. Esa finalidad consistía en alguna clase de incidencia sobre la realidad representada, y siempre invariablemente, con una perspectiva y una finalidad de tipo religioso. La ciencia era simplemente la sistematización o la representación teórica, de esa vivencia y experiencia religiosa, que el ser humano de las antiguas culturas poseía.
Hay que tener también presente, que la clase de organización política que existía en esas antiguas culturas, tenía también un significado absolutamente diferente de la actual. Esa organización política, tenía unas finalidades de orden, de sistematización, de procurar el funcionamiento de una sociedad de una manera armoniosa, con una finalidad que estaba por encima de cualquier otra, que era que esa comunidad pudiera cumplir con una serie de objetivos de naturaleza espiritual. Esto, por supuesto, se ha procurado desvirtuar al máximo en el análisis histórico, con unas presentaciones absolutamente opuestas, falseadas, y, desde luego, totalmente imposibles, teniendo en cuenta cuál era la naturaleza de la conciencia del ser humano hace unos cuantos miles de años. Por ejemplo, los actuales -o relativamente actuales- análisis marxistas o materialistas de la historia, dicen que la motivación del ser humano ha sido siempre de naturaleza económica. Eso es una cosa absolutamente absurda, siempre que dispongamos de un mínimo de conocimiento sobre cuál ha sido la evolución de la naturaleza fisiológica-orgánica y de la conciencia del ser humano.
Entonces -como decíamos- en estas organizaciones poíticas, que estaban integradas por castas (que no eran escogidas de una manera caprichosa, sino que tenían unas razones muy específicas y muy concretas para que se establecieran, y que eran presididas y regidas por reyes-sacerdotes, por faraones, por grandes iniciados) siempre las clases dirigentes estaban al servicio de la comunidad, la cual -como conjunto- tenía un objetivo espiritual que cumplir, establecido por el Espíritu dirigente del pueblo. Esto era el presupuesto ideológico. Otra cosa es que luego ese presupuesto se pudiera tergiversar, pudiera falsearse, no cumplirse, o se pudiera distorsionar, pero el principio era ése. Un principio que nadie discutía, con el que todo ciudadano o todo integrante de aquella cultura estaba absolutamente acorde, y su incumplimiento fácilmente podía costarle la vida a la persona que incidiera en él. Es fácil comprender que la cosmovisión y la organización política estaban absolutamente identificadas y eran absolutamente acordes, y ambas estaban de acuerdo en que su objetivo era la realización, humana y espiritual, del pueblo que ellos estaban controlando o supervisando. Esto es su característica más distintiva, y más opuesta a lo que es la realidad en los momentos presentes.
Por eso, en las antiguas civilizaciones era absolutamente impensable una manipulación sobre este tipo de concepciones culturales, que no lo eran en un sentido actual, sino en uno religioso fundamentalmente; hasta el punto de que cualquier posible amenaza de distorsión sobre ellas era extraordinariamente perseguida, porque se entendía -y en cierto sentido se entendía bien- que en función de la naturaleza de esa visión y de estos planteamientos filosóficos y religiosos, las posibilidades de realización de la persona iban a ser mayores o menores. Para ellos esa realización espiritual era la finalidad primera.
La pérdida de la trascendencia
Este tipo de condiciones, sujetas al deterioro de los siglos, se van manteniendo, en una medida, hasta llegar al imperio romano, en el cual, nos encontramos con una especie de "sequedad" con respecto a lo que es el área vivencial de estas antiguas realidades. Sólo quedan restos de las antiguas cosmovisiones, bajo presentaciones fundamentalmente mitológicas, que ya empiezan a estar muy desprovistas de sentido. Porque el ser humano ha ido evolucionando, ha ido enriqueciéndose en el área del pensamiento, y ha ido, correlativamente, perdiendo en el área del sentimiento y en la de la percepción primaria o instintiva. Hay que tener siempre presente que en el ser humano, y -en general- en la naturaleza material, en la naturaleza manifestada, se producen siempre crecimientos evolutivos, y que estos crecimientos evolutivos están implicando la transformación de unas cualidades, cambios y transiciones. Los cambios suponen que unas facultades son sustituidas por otras: hay algo que se pierde, a cambio de algo que se gana. En Roma, lo que se ha perdido, es la facultad de percepción sensible; la capacidad de relacionarse, en cierto sentido, afectivamente con la realidad. Y esta clase de relación no era caprichosa, ni subjetiva, ni desprovista de sentido, sino absolutamente real. Digamos que el ser humano se relacionaba amorosamente con la realidad entendido de una manera metafórica, pero importante y auténtica. Y, a partir de ese momento, de relacionarse de una forma simpática con la realidad, va a pasar a relacionarse de una forma antipática con ella, a través del pensamiento. Distancia la realidad, para poderla entender. Una cosa es vivir la realidad afectivamente y otra cosa es entenderla. En ese momento -que es un momento de caos, puesto que se produce una desconexión, una desconexión vital y sensorial- hay algo que viene a rellenar ese hueco, algo que podríamos considerar una ideología, pero que (de hecho) es muchísimo más: se trata de una energía y una clave. Es la única clave para la compresión de lo que es la verdadera naturaleza del ser humano: es el Cristianismo. El Cristianismo es algo extraordinariamente difícil de valorar y de comprender; y lo es mucho más si utilizamos como puntos de referencia los valores o conceptos que se nos han transmitido por parte de la Iglesia, que son lo más anticristiano que uno pueda imaginarse. De hecho es algo que se ha creado para destruir el Cristianismo[2]. Ahora, nosotros podríamos intentar decir que el Cristo es, de alguna forma, una realidad viviente, que se ha incorporado a la evolución del Planeta en un momento determinado. Que anteriormente no tenía prácticamente ninguna vinculación ni con nuestro Planeta, ni con los seres que en él se desenvuelven, y que, a partir de ese momento, está absolutamente ligado, absolutamente vinculado, a este campo de desenvolvimiento biológico y de conciencia que es nuestro mundo, y que -como realidad viviente- hace posible -siempre y cuando el individuo escoja identificarse con ella primero, lo que es la realización individual, y luego lo que es la auténtica comprensión del papel del ser humano dentro del Cosmos. Una energía que es la clave del principio de individuación. Es la concepción o la realidad esotérica más profunda que ha existido nunca, la más difícil de comprender, y, lo que es más importante, la más difícil de vivir; pero también la más necesaria y la más insustituible en estos momentos históricos específicos. Es el resultado del trabajo y -sobre todo- del sacrificio de un Ser Cósmico, de una parte de la Divinidad, que en un momento determinado, hace algo que nunca se ha hecho: que es reducirse a los confines de un cuerpo físico humano y hacerlo hasta el límite aunque eso sea sólo por un espacio muy breve de tiempo- de la extinción o de la supresión temporal de sus condiciones de naturaleza divina, para confinarse estrictamente a los límites de una naturaleza humana, (eso sí, una naturaleza perfecta). Esto tiene muchísimas implicaciones de todos los órdenes, e incluso de carácter cósmico, pero ahora no podemos extendernos sobre este punto. Baste decir que ese impulso es vital, energético, de conciencia, es un impulso ideológico, y, para nuestra consideración, cultural, religioso-esotérico, que viene a cumplir un papel de una importancia extraordinaria y coyuntural, puesto que, como decíamos, el ser humano en aquel momento estaba sometido, en su cultura, a una carencia, como consecuencia de su desvinculación de la realidad. Este impulso viene a rellenar este hueco. Evidentemente, no es demasiado difícil comprender las cualidades absolutamente revolucionarias que semejante impulso podría implicar. Un ser humano realizado, un ser humano en el cual ese impulso se hubiera hecho real, es decir, los Iniciados en el primitivo cristianismo, se encontraban -en muchos aspectos como los que lo han sido posteriormente- al margen de las limitaciones, de las restricciones, y, por supuesto, del control de cualquier clase de dirigente, digamos político, que persiga finalidades distintas de la antigua finalidad de conseguir la realización espiritual del ser humano. Por supuesto eso ya en Roma -y también bastante antes- había dejado de ser la norma, para pasar a ser una excepción. La antigua Roma, es un poder político absolutamente totalitario y dictatorial, y opuesto a toda realidad de naturaleza mínimamente espiritual. Su panteón de dioses reúne seres absolutamente muertos y desprovistos de cualquier clase de sentido, y les convenía que las cosas estuvieran así y se mantuvieran de esa manera. Para ellos el Cristianismo es un impulso absolutamente desestabilizador y revolucionario, y lo persiguen con la crueldad que todos conocemos; hasta que llega un momento en el que -misteriosamente y según pretende la Iglesia a través de una "iluminación súbita"- hay un emperador que se "convierte" (cosa que es bastante difícil de creer, y con muy dudoso respaldo histórico).
La realidad de los hechos es que se produce una manipulación muy hábil, de tipo político, en la cual los gérmenes de la Iglesia primitiva son infiltrados por parte de un grupo de individuos dotados de amplios recursos y gran habilidad y astucia, que van, poco a poco, minando las bases de esa organización incipiente. Van haciéndose con el control, desplazando a los verdaderos Iniciados y asumiendo papeles de dirección, hasta que cuentan con una organización suficientemente falseada como para poder llegar a una serie de compromisos con el poder político. Ese es el momento en el que la Iglesia Cristiana deja de ser Cristiana, y se convierte en esa cosa extraña que ahora designan como "Católica". Evidentemente, la de esos años es una historia de luchas internas dentro de la Iglesia y de persecuciones extraordinariamente sanguinarias y crueles, en las cuales los restos del primitivo conocimiento cristiano son absolutamente destruidos, y así ha seguido siendo, prácticamente, hasta nuestros días.
La génesis del Secretismo
Tenemos -pues- que esa antigua unión de la religión, la ciencia y el arte, ahora se encuentra en manos de la Iglesia Católica (para lo que se refiere a todo el mundo occidental, que es el que va a marcar, de alguna manera, las pautas del desenvolvimiento histórico). Y el principal papel de la Iglesia es la destrucción de los restos mínimos que pudieran quedar del antiguo conocimiento, (lo que designan como paganismo) lo cual -como reacción- da lugar, por parte de los adherentes al antiguo conocimiento tradicional, al establecimiento de unos resortes que puedan mantener, de alguna forma, los contenidos de esas antiguas culturas, de esas antiguas presentaciones, incluyendo lo que es verdaderamente el impulso Crístico. Todas ellas -por supuesto- tienen que ser iniciativas escondidas, porque son consideradas como subversivas. Más desde un punto de vista político que desde ningún otro (desde el punto de vista del poder). Así se establecen las escuelas o las asociaciones esotéricas, ocultas, las "Sociedades Secretas", y así se mantienen, casi también hasta la actualidad.
Hay una evolución dentro de la conciencia del individuo y también hay una evolución dentro del poder, y digamos que hay cambios en lo que son las clases sociales que se encuentran al frente de este "manejo" de lo que es la realidad social. En la medida que se van perdiendo los antiguos valores (porque se van extinguiendo como consecuencia de esa "vaciedad" a la que antes hemos aludido), unas clases sociales van sustituyendo a otras en lo que es esa manipulación del entramado social. Con lo cual, en definitiva, no se gana ni se pierde gran cosa, porque las circunstancias no varían mucho en su significación profunda. Digamos que durante un tiempo se pretende cubrir las apariencias, por decirlo así. Se pretende mantener unas formas absolutamente falsas, desprovistas de sentido, cuya realidad y significación se está tergiversando totalmente, pero que son interesantes como formas, porque todavía quedan unos pequeños restos de sensibilidad dentro de las personas que exigen, cuanto menos, el mantenimiento de esas apariencias externas. En ese sentido, las monarquías y la aristocracia que se congregaba en derredor de dichas monarquías, ejercían de alguna forma, junto con la Iglesia, la función de las antiguas castas sacerdotales y las antiguas castas directivas religiosas; (y se habla de la teoría del origen divino del poder y del origen divino de la monarquía etc.,…). Pero esa realidad, con el tiempo va perdiéndose, porque -como ya hemos visto- no tiene raíces, para ser sustituida por otras que van más de acuerdo con la naturaleza temporal de la realidad, de ese cambio evolutivo del ser humano.
El punto de inflexión de la conciencia humana
Cuando el ser humano está desprovisto de sentido y se le han quitado sus puntos de referencia, poco a poco, la trama que manipula su desenvolvimiento se va disimulando menos, por decirlo así. Se va haciendo -en cierto sentido- más evidente, y no requiere unas justificaciones de una naturaleza supuestamente religiosa. Esto marca el traspaso del poder de la monarquía y la aristocracia a una nueva clase social, que es la burguesía, cosa que se implanta de una manera definitiva con el hecho de la revolución industrial, a finales del siglo XVII, XVIII, y XIX sobre todo; y con hechos tales como la Revolución Francesa y todo el impacto cultural que se desenvuelve en torno de ella. Hay un punto de transición que es el Renacimiento.
Este punto de transición tiene una importancia muy considerable porque -como todas las cosas- puede tener un sentido positivo y un sentido negativo. Esto depende en gran medida de cómo el ser humano sea capaz de hacerle frente. Cuando el ser humano, sensorialmente y en función de la evolución de sus percepciones y de su conciencia, se ha desvinculado de la realidad en la cual está inserto entonces se encuentra sólo, abandonado, sin sentido, y no comprende muy bien la clase de interacción que él puede tener con esa realidad, que fundamentalmente se le aparece como hostil, como enemiga. En ese momento, hay una serie de pensadores que se plantean la necesidad de renovar las antiguas cosmovisiones, que no son operativas para esta clase de conciencia. Esta conciencia, lo que realmente ha experimentado ha sido una especie de redimensionamiento. Si anteriormente el ser humano, de una manera afectiva, se relacionaba con una realidad muy amplia, en estos momentos, de una manera pensante, se relaciona con una realidad muy limitada. Lo que él está perdiendo en amplitud y en intensidad sensorial, lo está ganando en precisión de enfoque, en posibilidades de comprensión, pero con pérdida del campo contemplado. Es lo mismo que sucede con las leyes de la óptica: si queremos tener una gran amplitud de campo, perdemos enfoque; y si ganamos nitidez perdemos la amplitud.
Es así como el ser humano pierde, por decirlo así, en el número de dimensiones con las cuales él se relaciona sensorialmente y gana en conciencia con respecto a un único ámbito de la realidad que es el de las tres dimensiones. Es en ese espacio geométrico de tres dimensiones en el que el ser humano tiene una conciencia vigílica en estos momentos, y a partir de los siglos XIII y XIV. Entonces surgen estos pensadores del Renacimiento, que quieren establecer una cosmovisión que sea utilizable para esa clase nueva de conciencia, que el ser humano disfruta en estos momentos y que no poseía antes -y esto es algo muy importante de tener en cuenta-. El ser humano, según nos vayamos remontando a tiempos más remotos, tenía una conciencia absolutamente diferente de la presente y, si nos alejamos lo suficiente, llegaríamos a un momento en el cual él no tendría prácticamente ninguna clase de conciencia del mundo físico, que es el único que nosotros percibimos. Esta evolución de la conciencia -aparte de ser fundamentalmente dialéctica- es indispensable, si queremos tener un conocimiento mínimamente real de lo que ha sido la evolución del ser humano. Es la única manera de entender la evolución de sus cosmovisiones.
Como decíamos, pensadores como Copérnico, como Kepler, como Galileo, están intentando hacer una transición entre lo que era una antigua cosmovisión, de dimensiones casi ilimitadas, y lo que es una cosmovisión actual en tres dimensiones. Es muy importante tener en cuenta que estos tres hombres: Copérnico, Kepler y Galileo, eran personalidades, -contando con que dos de ellos eran sacerdotes- extraordinariamente religiosas y esto es algo que no debemos perder de vista, porque hoy en día, en base a esta extraordinaria manipulación de la realidad que se nos hace, se nos ofrecen unas visiones muy distorsionadas y muy parciales de los hechos. En ningún sentido se puede pensar que ni Copérnico, ni Kepler, ni Galileo, fueran materialistas, en la acepción que hoy en día se da a ese término. La finalidad que ellos tenían, como la tenían Newton, o Descartes, por ejemplo, era la de que (a través de un análisis de las características mecánicas que existen en la realidad física de tres dimensiones y ciertamente en esa realidad existen unas características mecánicas) en función de la perfección absoluta de esa clase de mecanismos, se podría deducir lógicamente ,y eso es un hecho de pura evidencia, un punto de vista de metodología filosófica, la perfección absoluta del artífice de la máquina.
Lo que a ninguna persona que piense de manera sana se le puede llegar a ocurrir, es que una máquina se construya sola. Eso no se podía pensar en el siglo XV, eso sólo se puede pensar en el siglo XX, en el cual el ser humano ha sufrido unas distorsiones muy considerables en su funcionalidad cerebral.
Digamos que, para justificar y demostrar, hasta el límite más amplio considerable, la perfección del “Gran Artífice del Universo”, tal como ellos lo designaban, es por lo que analizan y demuestran las características mecánicas, en ningún momento debidas al azar porque la mecánica siempre va provista de un propósito (lo que, en lugar de debilitar, refuerza la concepción teológica de la naturaleza) que están presentes en este universo de tres dimensiones y en todas las leyes naturales, físicas (entendido en el sentido de espacio tridimensional). Como nota característica podríamos decir, por ejemplo, que Newton era alquimista, cosa que normalmente no se suele difundir, y que Descartes fue siempre un gran buscador de la RosaCruz que, en determinado momento, llegó a establecer unos contactos efectivos. Y él dedica algunas de sus obras expresamente a los Rosacruces, o sea que mentalidad materialista no hay por ninguna parte en estos autores.
La institucionalización del Sinsentido
Lo que nos encontramos es -no por el propósito que había detrás de estos grandes pensadores, pero sí por la manipulación que se hace de sus exposiciones- el principio de una ruptura en ese bloque cultural que anteriormente ha existido entre religión, ciencia y arte. La religión se va a ver privada primero del arte, y posteriormente de la ciencia, a lo largo del Renacimiento; y eso llega hasta un extremo en el cual la religión se destruye absolutamente y de una manera muy deliberada; ahora vamos a ver más o menos el cómo. Porque al poder que está manejando a la Humanidad, (que se manifiesta a través del poder político) no le interesa que exista ni la más mínima huella que pueda dar el más pequeño atisbo de inspiración sobre cuál pueda ser la naturaleza real del ser humano. Porque ese poder sabe que el ser humano, en función de su propia evolución, está llegando a unos momentos en los cuales, con un estímulo no excesivamente grande, podría llegar a establecer ese contacto con esa realidad viviente que es la Energía Crística. En ese momento, sería un ser humano en vías de auténtica realización y entonces se convertiría en absolutamente imposible de manipular. Ahí es cuando se da el golpe definitivo a cualquier tipo de ideología -por más muerta que pudiera estar- de naturaleza mínimamente religiosa. Recurriremos a unos cuantos nombres que podemos escoger -así un poco rápidamente- para ver cuál ha sido esta trayectoria de destrucción de los ideales religiosos. Una vez más, -y esto en el ámbito filosófico- vamos a ver cómo se ha llevado a cabo una manipulación de las ideologías, e incluso de estas personalidades, que no coinciden ni mucho menos con lo que estrictamente eran sus móviles. Tomemos a Kant, a Compte y a De la Mettrie. Con Kant sabemos que se establece una cosa absolutamente indemostrable -por supuesto- que es la limitación del conocimiento por parte del ser humano. Digamos que ésta es una afirmación que hace Kant, que es válida dentro de unos ciertos límites. Es cierto que, a través de su facultad pensante, tal como se encuentra estructurada, como decíamos, a partir de los siglos XIV, XV, con esa clase de pensamiento que se atiene únicamente a las condiciones tridimensionales, no puede llegar al conocimiento de una realidad que no sea tridimensional. Eso es absolutamente cierto. Lo que no es cierto es que no exista una posibilidad de convertir ese pensamiento en un instrumento (cuando se sabe la forma apropiada y la necesaria metodología) para percibir y comprender realidades que están más allá de tres dimensiones, porque precisamente la naturaleza esencial del pensamiento es la comprensión y la unificación con la realidad espiritual; realidad que tiene precisamente su misma esencia.
Kant -indirecta e involuntariamente- impone una cierta clase de materialismo, aun siendo un hombre extraordinariamente religioso y, sobre todo, extraordinariamente moral; impone una cierta clase de materialismo por limitación. Si se supone que el ser humano -a través de sus fuerzas de conocimiento naturales- es incapaz de trascender una realidad material, evidentemente aunque existan otras realidades -y Kant afirmaba que existían realidades de índole espiritual- en función de esa imposibilidad de entrar en contacto con ellas, el ser humano, poco a poco, se va reduciendo a los confines de su mundo material.
Dentro del siglo XVIII, tenemos dos pensadores franceses, a los cuales se les ha utilizado para asentar las bases de lo que es el pensamiento materialista actual, que son: Compte, con su Positivismo, y De la Mettrie con el Materialismo. Analizar la vida de Compte (el creador de la -por él designada- "Religión del Positivismo") es muy interesante porque se ve, precisamente, la presencia tan tangible de esa manipulación. Compte fue una persona mentalmente perturbada, que estuvo ingresado en un manicomio durante bastante tiempo. Normalmente, las autoridades científicas actuales parecería ser que muestran muchos reparos respecto al rigor en su razonamiento, pero no lo han tenido para considerar al Positivismo como la filosofía punto de partida de todas las aceptables en la actualidad. Por otra parte, este señor no fue, desde un punto vista social, nada demasiado importante: aspirante a una cátedra de matemáticas que no consiguió en toda su vida, lo único que obtuvo, siendo una persona inteligente como era, fue la categoría de profesor auxiliar. Y eso sí, escribió muchísimas obras. De hecho era un esquizofrénico, y tenía una monomanía que era la de divinizar la ciencia. Constituyó una Iglesia, de la cual él era el supremo sacerdote: la Iglesia Positivista, y fue buscando sacerdotisas que le fueran complementando en sus funciones, a lo largo de su vida. Todo esto no nos sugiere el perfil de un personaje extraordinariamente fiable, o un buen punto de referencia, en función de las coordenadas que exigen los planteamientos científicos actuales. Este es, por una parte, el creador del Positivismo. Por otra parte, tenemos el Materialismo de De la Mettrie -autor de la famosa obra "El hombre máquina"- que igualmente que sucede con el Positivismo, desde un punto de vista de lógica filosófica es absolutamente insostenible. Sus planteamientos contienen una cantidad de sofismas impresionantes, y establece una serie de postulados, como hace el Positivismo, que como punto de partida, son absolutamente inaceptables desde todos los puntos de vista. Por cierto, De la Mettrie fue una persona de una gran integridad moral, que tuvo muchos problemas en su tiempo para que sus ideas fueran -no aceptadas, porque en su época no lo fueron- digamos mínimamente respetadas- O sea, que una cosa no quita la otra. No tengo nada que criticarles a esas personas como pensadores, a parte de la imperfección de sus razonamientos. Algo muy distinto es que hayan sido precisamente estas corrientes filosóficas extraordinariamente sospechosas en su gestación y que en su momento histórico no tuvieron ningún eco- las que se hayan desempolvado un buen día y adoptado como únicas válidas en determinado momento histórico, y para lo sucesivo. Desde un punto de vista científico, aquí tenemos otro ejemplo también un poco anecdótico: hay dos personalidades absolutamente paralelas y coincidentes en el tiempo, coetáneas y además también pertenecen al mismo país, y por demás íntimos amigos, que son: Descartes, por una parte, y por otra Desargues. Tienen casi el mismo apellido.
Descartes[3] tiene una visión de la realidad y hace unos planteamientos que, aunque sus convicciones intimas son netamente metafísicas, van a dar lugar a una serie de concepciones científicas, que más o menos nosotros conocemos bastante restrictivas porque se centra mucho en lo que es la realidad tridimensional. Desargues[4], por otra parte, era un extraordinario matemático (especialmente en el área de la Geometría) y de él parte todo lo que actualmente se considera la Geometría Proyectiva; Geometría que estudia espacios de más de tres dimensiones. Sin embargo, la mayor parte de la gente ni ha oído hablar de esta persona y todo el mundo ha oído hablar de Descartes. Ahí ha habido una selectividad, una manipulación del conocimiento.
Sabemos que, prácticamente contemporáneos -y algunos posteriores a estas ideas- han ido surgiendo grandes pensadores, fundamentalmente en Alemania, con toda la corriente del Idealismo Alemán, que desde un punto de vista de estructuración filosófica presentan una grandeza absolutamente incuestionable, y una perfección en la lógica de sus razonamientos que ni remotísimamente alcanzan ninguna de estas filosofías restrictivas materialistas. Sin embargo, en la práctica, nunca ha habido ninguna posibilidad de arraigo de esas ideologías idealistas. No solamente eso, sino que -en la mayor parte de las ocasiones- ha existido una persecución, y, en el caso de algunas personalidades vinculadas a este movimiento -como en el de Schiller- parece incluso que se ha recurrido al asesinato para conseguir que estas visiones alternativas, no pudieran mínimamente difundirse y obtener alguna clase de aceptación.
Por consiguiente, vemos que la clase dirigente está definiendo qué clase de ideología le interesa imponer a la Humanidad, para desarraigarla totalmente de sus posibles claves de autocomprensión y de autorrealización. Claves que permiten al individuo ser un ente autónomo, suficiente en sí mismo, en el sentido correcto del término. Suficientemente fuerte como para saber cuál es su papel dentro de la realidad, cuál debe ser la naturaleza de sus relaciones con esta realidad, y cómo puede impulsarse a sí mismo y a la realidad al mismo tiempo; e impulsar a los otros seres humanos a esta autorrealización. Esto es lo que desde hace mucho tiempo se persigue más que ninguna otra cosa. Ese es el principal crimen que se puede realizar, y el hecho revolucionario más importante que se puede llevar a cabo, frente a los poderes humanos establecidos.
La crisis de las pseudocosmovisiones
Y así, llegamos al momento actual. El momento cultural actual, es uno -como decíamos al principio- de absoluta manipulación. Las concepciones científicas que se están manejando en las instituciones, no tienen en absoluto nada que ver con lo que se está exponiendo al público. La mayor parte de las veces son diametralmente opuestas en sus planteamientos, y muchísimo más en sus realizaciones. Y, por supuesto, tienen muchísimo más que ver con las antiguas cosmovisiones, que con la que ellos están presentando como única válida en estos momentos. Hasta el punto de que -como metodología teórica- se valen muchas veces de parte de estas cosmovisiones, como puedan ser las teorías[5] Platónicas, o las Pitagóricas, muy utilizadas actualmente en todo el campo de la Física de Partículas.
Hasta el punto de que no se podrían haber realizado los avances que se están llevando a cabo en estos terrenos, si no fuera a partir de, precisamente, estos planteamientos teóricos, que son los únicos que les han permitido tener una comprensión de esos niveles de realidad que están más allá de las tres dimensiones. (El campo de las partículas -como está absolutamente demostrado- es algo que se encuentra precisamente en el borde del ámbito de tres dimensiones). Por lo tanto, en él no son válidas, no funcionan, las leyes de Newton. Lo mismo sucede en el ámbito de la Astrofísica, que por la magnitud de su dimensión, por decirlo así, también se sustrae de las condiciones de lo tridimensional. Esto nos llevaría, por una parte, a planteamientos de Física Cuántica, y por el otro lado, a los planteamientos de la Relatividad de Einstein. Sobre todo a la Teoría General de la Relatividad que -y ahí hay otra manipulación- como sucede con la teoría del Campo Unificado, no son divulgadas en absoluto. Siempre que se habla de la Teoría de la Relatividad, se habla de la Teoría Especial, que es la relativa a las interacciones entre el espacio y el tiempo, y que no afecta demasiado sustancialmente a lo que es la concepción materialista. Mientras que la concepción General, lo que es la Teoría General de la Relatividad, destruye totalmente la concepción estática materialista de la realidad de tres dimensiones. Y todavía más lo hace la Teoría del Campo Unificado, lo que ocurre es que no está acabada de trabajar desde el punto de vista matemático, pero sí lo está desde el punto de vista teórico.
Como resumen, vamos a decir que, en la actualidad, en los laboratorios de investigación de las grandes entidades en todo el mundo -y en el mundo occidental por lo que a nosotros nos concierne- se está trabajando con concepciones que tienen muchísimo más que ver con las antiguas cosmovisiones, que con la visión materialista. Gracias a eso, se están consiguiendo realizaciones impresionantes y -muchas veces- siniestras para nosotros, que de otra manera no se habrían podido alcanzar.
Saber todo esto, nos permite tener una idea, más o menos aproximada, de la clase de manipulación de la que estamos siendo objeto. De la que lo hemos sido en el pasado, y de la que lo continuaremos siendo -prevísiblemente- en el futuro.
Pedro Quiñones Vesperinas
APÉNDICE
Algunos planteamientos de la ciencia de investigación avanzada, con respecto a las posibilidades de los sistemas de conocimiento.
Ernst Mach: Físico, que influyó en la Teoría General de la Relatividad de Einstein: "Los objetos materiales están relacionados -en su comportamiento físico- con la globalidad del universo. La inercia de los cuerpos materiales se debe a su interacción con el resto de materia en el universo. Cualquier movimiento que afecta a una porción material del universo, altera la inercia de la materia existente". (Principio de Mach).
llya Prigogine: Químico Belga, Premio Nobel en 1977 por su elaboración de la Teoría de las Estructuras Dísipativas:
"La Naturaleza es parte de nosotros, igual que nosotros somos parte de ella. En la descripción que hacemos de ella, podemos reconocernos a nosotros mismos" "La materia no es inerte. Está viva y es activa. La vida siempre cambia, de un modo u otro, en su búsqueda de equilibrio".
Un esquema extremadamente escueto de tos planteamientos de Prigogine, incluiría los siguientes conceptos: la Biología estudia las excepciones de la Segunda Ley de la Termodinámica. La vida es un alejarse del equilibrio entrópico. Aunque la Segunda Ley es válida para el universo global, falla en su aplicación a regiones locales, que pueden ser progresivamente más distantes del equilibrio. Fluctuaciones locales pueden hacer surgir formas cada vez más complejas. Las configuraciones naturales resultantes se comportan como Estructuras Disipativas: en su interacción con el entorno local, absorben de éste energía, y devuelven los subproductos generados por su utilización. El flujo energético dentro de la estructura puede, si es violento, ocasionar perturbaciones. Cuanto más compleja es la estructura, mayor es el flujo energético, y mayores pueden ser las perturbaciones. La fragilidad de la estructura es el factor que permite las perturbaciones o crisis, que pueden desembocar en una reorganización repentina y un acceso a un orden más elevado. Las moléculas muestran un comportamiento coherente con las necesidades del organismo al que pertenecen.
David Bohm: Físico.
"Las partículas están en conexión inmediata entre sí: sus relaciones dinámicas dependen del estado del sistema global (hasta el universo entero). Principio de Globalidad sin Fracturas.
"Todo el universo es un todo indivisible, no susceptible de análisis en partes separadas. La relación entre partes distantes es no-local y no-causal. En cada parte del universo se contiene la totalidad de la información de todo el Cosmos, como si se tratase de un holograma". Teoría del Orden Implicado.
"Todo está vivo. Decir que algo está muerto es una abstracción".
"La energía vital pertenece al orden implicado, a la totalidad invisible que subyace al mundo exterior de las cosas y los fenómenos (orden explicado), y en donde se asienta el cimiento de todo cuanto existe. La salud es el resultado de la armoniosa interacción entre las diversas partes del orden explicado: células, tejidos, sistemas orgánicos y cuerpos físicos enteros, y el mundo exterior. Es armonía, totalidad del orden implicado y no las cosas del orden explicado.
John S. Bell: Físico 1964:
"No es compatible la existencia de un universo objetivo y la teoría de la causalidad local". Eugene Wigner: Físico, Premio Nobel. En su obra Symmetries & Reflections, 1979: "Los objetos físicos y los valores espirituales pertenecen a un orden de realidad muy semejante".
Kurt Godel: Matemático Austríaco, 1931.
Teoremas de Godel:
Primer Teorema: Cualquier sistema lógico, lo suficientemente complejo como para incluir aritmética sencilla, puede expresar afirmaciones verdaderas, que no pueden deducirse de sus propios axiomas".
Segundo Teorema: Los axiomas que encierran un sistema semejante -conlleve o no verdades adicionales- no puede demostrar de antemano que estén libres de alguna contradicción oculta".
Expresado en términos sencillos: cualquier sistema lógico mínimamente complejo, es, por necesidad estructural, incompleto e indemostrable en una verificación rigurosa.
Los matemáticos Turing en Inglaterra y Church en Estados Unidos, afirman que: "Es imposible establecer un procedimiento mecánico capaz de verificar todas las afirmaciones que encierra un sistema lógico, y de demostrar en un número finito de pasos que es verdadero o falso". Es decir, es imposible verificar un sistema lógico, de forma totalmente exhaustiva.
En 1936, en Polonia, Alfred Tarski demuestra que un lenguaje preciso universal es imposible: "Todo lenguaje formal que contenga una riqueza, semejante -al menos- al de la aritmética, extraña contenidos significativos de los que no puede afirmar que sean verdaderos o falsos". Con respecto a los teoremas previamente citados, no ha podido, hasta el momento, demostrarse su falsedad.
Según Bronowski, en su obra "A Sense of the Future":
"Si las leyes de la naturaleza tienen alguna consistencia, su formulación interna debe ser de una especie totalmente distinta a cuanto conocemos; y hasta la fecha no tenemos la menor idea de cómo concebirla".
John A. Wheeler. Físico:
"El principio cuántico destruye la noción del mundo como algo diferente y separado del observador…
El término observador hay que sustituirlo por el de participante. El universo es un universo participativo".
Un poco como resumen de todo lo anterior, se pueden aportar las siguientes conclusiones: A partir del nivel molecular, el comportamiento de la realidad es menos mecánico, resulta impredecible.
1) No se puede extraer datos de la naturaleza sin interferir en ella: no hay datos objetivos. (Bell, Clauser, Stapp).
2) Las limitaciones de la lógica implican que hay una dificultad en el manejo de los datos adquiridos: No es posible pensar sobre los datos de forma lógicamente consistente y carente de ambigüedades.
[1] Es un conocimiento básico en psicología que la percepción es selectiva; y esa selectividad viene dada por el sistema de valores de la cultura a la que se pertenece. De acuerdo a ese esquema, se ordenan las percepciones, pudiendo llegar a hacerse totalmente inconscientes, si carecen de referentes significativos en la cultura propia. A eso se le denomina "Sensibilización Perceptiva".
[2] En tiempos de Cesar Augusto, se crea en Roma un "Colegio Oculto", cuya finalidad consiste en eliminar de la superficie cultural, el conocimiento de los Misterios de los diversos pueblos. Este colegio o asociación, se infiltró entre las primeras comunidades cristianas, destruyendo sus finalidades originales y convirtiéndose en la iglesia constituida tras el pacto con Constantino.
[3] Rene Descartes, (1596, 1650): Filósofo que residió en Paria la mayor parte de su vida. Consideraba la capacidad de juicio de su amigo Desargues hasta tal punto, que fue él la persona a quien recurrió para la revisión y crítica de su obra "Meditaciones Metafísicas". Desarrolló la Geometría Analítica, por medio de sus sistemas de coordenadas.
[4] Girard Desargues, (1593, 1662): Arquitecto, residente en Lyon. Desarrolló las bases de la geometría Proyectiva y, con ello, de las Geometrías Euclidianas, que se encuentran en la base de la Física avanzada del presente siglo. Su trabajo pasó totalmente inadvertido en su época, y – al menos durante dos siglos más.
[5] Ver, a este respecto, el epígrafe "La confirmación del Antiguo Conocimiento por la Ciencia Avanzada" del trabajo titulado: "Qué es el Esoterismo".
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