El Yo humano, las Potencias Adversas y Micael
Sabemos que la evolución Terrestre se ha desarrollado gradualmente a partir de la evolución de Saturno; la cual fue seguida por la evolución Solar, ésta a su vez por la evolución Lunar, y de la cual, finalmente llegamos a la evolución de la Tierra. Y en la paulatina evolución experimentada a lo largo de tales cadenas planetarias por los diversos vehículos que componen el equipo inferior del hombre, incluídos sus correspondientes manvantaras y pralayas interplanetarios (o fases o estados intermedios), y los períodos o eras raciales ocurridas en esta nuestra tierra, en la actualidad, en esta fase postatlante o aria, pasamos por la llamada Epoca de la Consciencia o del Alma Consciente, donde, una vez instituídos en esas anteriores cadenas los principios correspondientes de los cuerpos físico, etérico y astral del ser humano y desarrollados durante el curso de las diversas razas, el objetivo del plan evolutivo consistiría, y ahí coinciden esoteristas orientales, teósofos, rosacruces cristianos y antropósofos, en la emergencia del Yo humano, el pensamiento consciente, individualizado e independiente, el desarrollo y emancipación del yo autoconsciente.
Los poderes “adversos” o espíritus caídos
Los seres que no alcanzaron su meta de desarrollo en Saturno, Sol y Luna quedaron rezagados en su grado evolutivo, y al intentar recuperar el ritmo que habían perdido se convirtieron en potencias adversas que continuamente sobrepasaban los límites de su actuación legítima y con ello inducían al mal a los seres que a su vez cumplían los designios y logros de su desarrollo legítimo prevenido por los seres espirituales superiores dentro del Plan Evolutivo general, y dada su mayor inteligencia y astucia parasitaban a dichos seres, que fueron y son los seres humanos actuales. A tales seres rezagados se les ha llamado “angeles caídos”, o demonios, en la terminología común y simplista de las distintas religiones e iglesias. Nosotros les llamamos “Potencias adversas”, a causa de su labor diabólica y tentadora, a la vez que catapultadora del desarrollo y progreso del ser humano.
Y así la Antroposofía distingue entre los espíritus llamados Luciferes, que son los ángeles rezagados de la antigua Luna, los espíritus Ahrimánicos, que son los Arcángeles rezagados del antiguo Sol, y los Archai o Asuras, que serían los atrasados o rezagados del antiguo Saturno. Y en su intento de retomar su nivel perdido de evolución y facultades los Luciferes intentan penetrar para su desarrollo en el cuerpo astral humano (en el alma sensible en Lemuria, en el alma racional en la Atlántida y el alma consciente en nuestros días postatlantes), mientras que los Ahrimanes intentan penetrar las fuerzas del cuerpo etérico del hombre para recuperar las facultades que descuidaron en su momento, y los Asuras van a dominar las partes suprasensoriales del cuerpo físico humano. La venida del Cristo hace dos mil años vino a redimir el cuerpo humano “caído” influenciado por tales potencias adversas, por medio de la adjudicación al hombre del llamado cuerpo de Resurrección o Espiritual, lo cual supuso el punto crucial esencial de cambio en la evolución de la Tierra y de la Humanidad en su conjunto.
La encarnación de seres espirituales en los cuerpos y vehículos humanos abrieron nuevas posibilidades al hombre, al dotarle de toda una serie de nuevas facultades, pero con sus consiguientes lastres y revulsivos que tanto aceleraban como retraían el progreso y desenvolvimiento del hombre. Y así por ejemplo Lucifer aceleró exponencialmente el desarrollo de los órganos del intelecto autoconsciente, así como los Ahrimanes intentaron incorporar una nueva capacidad humana: el oscuro cerebro semiinconsciente en el cuerpo etérico humano, de manera que, en vez de disolverse en los días posteriores a la muerte y ascender a las regiones superiores para purificarse y prepararse eventualmente para volver a la tierra, el materialismo ahrimánico endurecía ese cuerpo etérico para que no se disolviera y permaneciera en la tierra sirviendo a Ahriman.
Así como la influencia ahrimánica en la Humanidad aportaría una mayor implicación en la materia, en el individualismo y en el intelecto, para así llegar hasta el punto de máxima enraización en la materia que permitiría posteriormente su ascensión paulatina en el camino hacia el Espíritu y el origen monádico divino, el peligro podría ser la sumisión absoluta del ser humano a los poderes materialistas antiespirituales de tales seres ahrimánicos, en que la Tierra se volvería tan endurecida que no se podría pasar a la siguiente fase o cadena de evolución diseñada para Júpiter dentro del Plan Divino. En una especie de tierra similar a la antigua Luna los humanos se convertirían en criaturas listas, animalizadas y fantasmales, provistos de una consciencia estrictamente egoísta y terrenal, en vez de la consciencia cósmica del Yo espiritual individualizado proyectada para el hombre por las Jerarquías Superiores que permitiría elevarse finalmente al ser humano al rango de Espíritus de Libertad y Amor, de acuerdo con su diseño original divino.
El nuevo advenimiento crístico y la aparición de Ahriman
Autores antroposóficos tales como Robert S. Mason 1 o Sergei Prokofieff 2 advierten de la posible encarnación de Ahriman en el próximo futuro en los Estados Unidos, debido a la fuerte influencia ahrimánica, tanto por razón de la violencia y el duro materialismo que impregnan toda la cultura y sociedad norteamericana, como por causa de su ubicación geográfica, ya que allí especialmente desde el centro de la tierra asciende una radiación electromagnética que fortalece a la entidad conocida por el “doble humano” o “Doppleganger” (véase el artículo referido a tal figura –el Doble Humano- del mismo autor de este artículo en el nº 6 de esta revista), que es un ser precisamente ahrimánico provisto de inteligencia y voluntad, pero sin yo individual espiritual, que tiende a ligar el alma humana al cuerpo (en realidad todos los seres humanos tienen incorporado un Doppelganger que como fuerza adversa vive en sus impulsos nerviosos, infundiendo en sus almas toda clase de degradaciones, depresiones y enfermedades internas). Y es por ello, afirma el citado Prokofieff ratificando lo que ya anunció Rudolf Steiner en su momento hace ya ochenta años, que en nuestra 5ª época (postatlante o también llamada “europea”) cuando Cristo ha de volver a aparecer en el plano etérico, en una especie de renovación del Misterio del Gólgota, pues la vivencia del mal y esas fuerzas tentadoras en el interior del alma humana promoverá la venida del Cristo, al igual que apareció para sacrificarse con su muerte en la cruz en la 4ª época grecolatina.
Para Steiner la encarnación física del Cristo y el acontecimiento del Gólgota solo tendrá lugar una vez a lo largo de toda la historia de la tierra y de la humanidad. Pero es en la región etérica de la tierra (el etérico es el físico superior, no limitado por las leyes del espacio material) donde ya está ocurriendo la 2ª venida del Cristo, y es por tanto única y exclusivamente en ese nivel etérico, que conforma el cuerpo de fuerzas formativas de la tierra (que se manifiestan sobre todo en toda clase de fenómenos atmosféricos como pueda ser la formación de las nubes), donde se producirá el advenimiento del Cristo, y no en el nivel físico donde sí surgirá Ahriman, pues como ya se anunció hace dos mil años “surgirán falsos cristos y falsos profetas, y mostrarán grandes señales y prodigios….”
Sorat, Demonio solar
Sin embargo la entidad demoníaca o adversa más poderosa, que se sirve de las tres entidades opositoras menores ya referenciadas (las luciféricas, las ahrimánicas y las asúricas o archai) para penetrar en el desenvolvimiento evolutivo terrestre, no pertenece al desarrollo de la tierra, sino que es anterior a la 1ª cadena de Saturno. Se la denomina tradicionalmente en los escritos y textos bíblicos y evangélicos la “Bestia” que proviene del abismo, aquel ente señalado en el Apocalipsis de San Juan con la cifra 666: Sorat, el Demonio Solar, antagonista principal del Cristo en el desarrollo de nuestro cosmos, y adversario a cualquier clase de yo humano (del cual el valedor, promotor y protector es el Cristo).
Para Sergei Prokofieff, a partir de 1998 (666 x 3), hay tres tipos de grupos de presión o iniciadores de carácter intensamente anticristianos, que son las sociedades ocultas angloamericanas (que paralizan cualquier desarrollo de las fuerzas individuales y del alma consciente), los jesuitas (al someter al hombre a la autoridad externa de la Iglesia católica y del Papa) y el bolchevismo-leninismo (por su obvio odio y oposición a la libertad del alma y a la autoconciencia), más una cuarta corriente que reaparece en toda la humanidad: el nacionalismo, de índole luciférica y contrario al verdadero espíritu cristiano. Desde el punto de vista oculto dichos grupos solapadamente luchan contra el desarrollo libre y consciente del Yo individual humano. Aunque formalmente dichos grupos respetan la libertad y el libre desarrollo de los valores humanos, su acción es intrínsecamente adversa y termina produciendo unos efectos similares a los producidos históricamente por las atrocidades del bolchevismo y el nacionalsocialismo, que básicamente tuvieron su raíz en el hecho de que por primera vez, ante el advenimiento de la época del alma consciente, aparecieron por vez primera los ya mencionados asuras que tomaron la dirección de las tres fuerzas adversas menores mencionadas. El mal asúrico es más profundo e intenso que el de las potencias satánico-ahrimánicas de la época atlante y que el de los espíritus luciféricos de la época lemúrica, y de ahí las terribles consecuencias del nazismo hasta entonces desconocidas, como fueron los campos de concentración y las cámaras de gas.
La modernidad, la permisividad y la inmoralidad asúricas
Para Mason y Prokoffief todo viene a indicar que la civilización moderna y occidental tiende a la debilitación del yo individual, en medio de dos perniciosas polaridades: el miedo paranoico generalizado y la inseguridad por un lado y la búsqueda permanente de la diversión y hedonismo lúdico por el otro, todo ello a través del bombardeo continuo de la publicidad y el consumismo, la proliferación del consumo de drogas, la excesiva libertad sexual, la violencia en el cine, la televisión y en todos los medios, así como la extraña y peculiar regresión al cultivo de los antiguos ocultismos atávicos y demoníacos. Y ello es la consecuencia directa del despliegue definitivo de la acción generalizada de las fuerzas de Sorat, que tienden a destruir la unión entre el Yo humano y el mundo espiritual etérico colindante en torno a la tierra y para obstruir con ello las capacidades suprasensibles que conducen a una vivencia consciente del Cristo etérico.
Las fuerzas de Sorat extirpan y anulan las capacidades suprasensoriales humanas en el sentido de que capacidades preconizadas por filósofos, y sobre todo por antropósofos como esenciales para el desarrollo espiritual de la psiqué y el yo humanos, desaparecen bajo la influencia de la modernidad y los medios técnicos de la llamada globalización. Y así podemos observar como la capacidad de la imaginación, fundamento del desarrollo posible del alma racional, queda aniquilada con la TV, el cine y la publicidad, los juegos de ordenador y la realidad virtual; ocurre algo similar con la capacidad de la inspiración, arruinada y postergada por una gran parte de la música rock, de tanta influencia sobre la juventud occidental; y asimismo sucede con la capacidad para la intuición negada y aplastada por el casi absoluto permisivismo sexual. Mediante la acción libre e indiscriminada de las fuerzas asúricas, principales adversarias del desarrollo y progreso del yo humano, éste es paulatinamente triturado por poderes animales y subhumanos que no conocen moral, consciencia, ni compasión. Van atrapando ese yo pedazo a pedazo, instalándose en el alma consciente, de forma que el hombre tendrá que dejar en la tierra trozos de su existencia, y lo que ahora pierde así será irrecuperable. El hombre, convencido de que proviene del animal (según la teoría darviniana predominante y el materialismo científico ahrimánico proveniente del siglo XIX) y bajo los asuras terminará asumiendo sus bajas pasiones como intrínsecamente humanas y acabará viviendo como un animal con pasiones, instintos e impulsos abierta y ostensiblemente animales.
Evidentemente no es ésta una teoría vendible o asumible por la mayoria sociológica y los poderes que la rigen, fundamentalmente en Occidente, en estos tiempos de total relajación de moral y costumbres y de falta de sacrificio y voluntad, y sus autores son tildados de catastrofistas y soñadores. Pero comparemos los tiempos actuales con la ética y sacralidad de tiempos pasados y de las culturas que nos han precedido y veremos el terreno que ya han ganado las fuerzas asúricas en este permanente descenso a la materia y al mental alienado, hasta tocar y transcender los fondos del llamado Kali Yuga. Sorat, en su lucha permanente con el yo humano, y mediante sus potencias demoníacas, intenta intercambiar ese yo por un ser sometido a él, abriéndole a sus influencias mediante fuerzas instintivas movidas por una voluntad animal, lo que podrá determinar el fortalecimiento de su reino demoníaco a través de la sustancia robada al yo humano.
Lo que persigue Sorat es sustraerle al yo humano la capacidad de acercarse al mundo espiritual en el que hoy se encuentra el Cristo, desde donde puede y quiere ayudar a los hombres. La intención actual de ese demonio solar y de sus espíritus asúricos es despertar un odio salvaje hacia el mundo espiritual y hacia el principio del yo, y no podemos olvidar que la separación del hombre de su yo conduce inevitablemente a la llamada “segunda muerte” de la que habla San Juan en el Apocalipsis. Es notablemente patente el ateísmo-escepticismo espiritual de nuestras gentes, sobre todo en Occidente, hasta el punto de considerarse regresiva y supersticiosa toda fe o creencia espiritual. Y no hay, como insistentemente repetía Steiner, ninguna otra forma de frenar y recuperar a los hombres ya poseídos por los demonios de Sorat -que ya han perdido lo único que convierte al hombre en ser humano que es su yo individual-, que la ciencia espiritual, es decir, que retomar el fundamento espiritual de su vidas. El hombre actual se mueve sin saberlo en la alternativa entre entregarse del todo al mal o volverse conscientemente hacia el mundo espiritual, y solo reflejándose en el “Yo Soy” del Cristo, y tomando consciencia de su naturaleza espiritual originaria, podrá eventualmente convertirse en vencedor de la gran prueba final en su desarrollo terrestre. Pues es en esto precisamente en lo que consiste el misterio divino del yo humano: ejercer su libertad venciendo al mal cuando estaba prácticamente sometido a su poder, ya que al fin y a la postre solamente el yo lleva dentro de sí el supremo poder de vencer al mal.
La Era del Alma Consciente
Steiner, a principios del siglo XX, ya hablaba de la encarnación de Ahriman en estos comienzos del siglo XXI, como una de las pruebas más significativas de la madurez espiritual general de la Humanidad dentro de esta época del Alma Consciente. Y como solamente los hombres pueden adquirir los conocimientos secretos de los demonios, al incorporarlos y vivenciarlos en su encarnación terrestre, los dioses (las Jerarquías espirituales superiores) están esperando a que los hombres les lleven esos secretos y misterios arrancados a los demonios, para que un día pueda volver a iluminarse lo que ahora es oscuridad.
Para poder cumplir esta tarea, cuando en la presente época del Alma Consciente el hombre alcanza por primera vez la madurez interna y la plena libertad, tiene que escoger conscientemente durante su encarnación entre el camino al que le tienta e incita Ahriman y el camino que señalan las escuelas de misterios (sean antropósofos, rosacruces o teósofos), y mediante una verdadera comprensión de los misterios cósmicos terrestres del Cristo vivo, llegar a un encuentro real con El en la esfera etérica y colaborar con El y las Jerarquías a su servicio en la lucha contra el ilegítimo “Príncipe de este Mundo”. Los hombres que ya han hecho su elección entre Cristo y Ahriman tendrán que preparar a la humanidad para la llegada a la tierra de esa entidad anticrística, mediante la expansión y difusión del saber oculto y de la ciencia espiritual, a través de una iniciación cristiana moderna que resista y transcienda todas las tendencias anticrísticas en la vida social. En este sentido es la iniciación rosacruz y antroposófica la que mejor promueve y la que fomenta especialmente ese yo que conforma el Alma Consciente, pues ayuda a entrar en el mundo espiritual de una manera consciente y libre, y desarrolla el principio de la voluntad de una manera esencial al reconocer plenamente la libertad humana y la inviolabilidad de la voluntad del otro como lo más sagrado del ser humano.
El impulso micaélico
Tal y como nos dicen los ya mencionados autores antropósofos (Mason y Prokofieff) el impulso de Micael (San Miguel) es el principal promotor y protector del Yo humano individual (no de sus otras envolturas corporales) y del Alma Consciente, y por ello es contrario a todos los tipos de nacionalismo y racismo. Se sabe que alrededor del año 1879 sostuvo una dura lucha con los espíritus ahrimánicos de la oscuridad, principales inspiradores de los nacionalismos presentes, a los que en esa fecha arrojó de las esferas superiores a la tierra, cuando fue designado Espíritu del Tiempo y Espíritu regente de toda la humanidad.
La sabiduría y fuerza de la moderna Ciencia del Grial en nuestra era del Alma Consciente, es la resultante de la fuerza hacia el bien que se desarrolla del encuentro y lucha con el mal, y consecuentemente es la fuerza que une al ser humano con la fuente de todas las fuerzas del bien, que es precisamente el reino suprasensible del Cristo cósmico y el verdadero Shamballa. Para que esta lucha tenga éxito en el mundo exterior hay que enfrentarse activamente a los tres tipos de seres demoníacos menores en el propio alma: a) La superación de las fuerzas luciféricas en el alma sensible dependerá de la búsqueda del autoconocimiento y el trabajo sobre sí mismo a través del esfuerzo de transformación del orgullo y de las pasiones más bajas y amorales. b) Para vencer a Ahriman en el alma racional habrá que crear nuevas relaciones sociales, evitar toda propensión a la mentira que caracteriza a esos espíritus de las tinieblas, vencer el temor que ellos se encargan de imprimir en el alma y superar la inclinación al materialismo. c) Para vencer a Asur en el alma consciente el ser humano ha de comenzar el camino de la iniciación cristiana, pues para resistir las tentaciones asúricas el Yo humano individual ha de obtener la fuerza interior necesaria, mediante un severo discipulado espiritual. d) Y para vencer al adversario cósmico del Cristo (el Yo Soy divino de nuestro Cosmos),que es el demonio Solar Sorat, será necesaria una relación directa con el Cristo, es decir, la unión con El desde el alma consciente y con plena consciencia y libertad, mediante un conocimiento concreto de los misterios del Cristo y la iniciación cristiano-rosacruz. El encuentro con el Guardián Mayor del Umbral, en cuya figura se revela el mismo Cristo, supondrá que el iniciado habrá empleado todas sus fuerzas al servicio de la liberación y redención del mundo y del género humano, y mediante la asunción de la frase “No yo, sino Cristo en mí” se significará que a partir de ese momento las fuerzas adversarias habrán perdido todo su poder sobre él, pues por fin ya no tendrán acceso a su Yo, ya lleno y pleno del Cristo.
El Cristo, Espíritu Solar, vs. Sorat, demonio solar
Tal y como hemos expresado ya, solo las entidades rezagadas de la 3ª jerarquía espiritual pueden acceder al interior del alma del hombre, convirtiéndose en los tentadores morales más poderosos y seductores del hombre: los espíritus luciféricos le inducen al orgullo y a la soberbia, los ahrimánicos a la mentira y al temor, y los asúricos al odio a los humanos y a la crueldad absurda y gratuita.
Los espíritus rezagados de la 2ª jerarquía no pueden acercarse al hombre como tentadores morales, por que su ámbito de acción es la naturaleza exterior (terremotos, erupciones volcánicas, inundaciones, incendios y otros cataclismos naturales), ocasionando gran sufrimiento humano, desgracia, destrucción y muerte. No será hasta la cadena de Júpiter que el hombre participe conscientemente en el combate con las fuerzas del mal que proceden de las dos jerarquías más elevadas (la 1ª y la 2ª).
De Sorat, el Demonio Solar adversario del Cordero (el Cristo), se sabe que pertenece a una Jerarquía superior al Sol, y que sus fuerzas están enfrentadas a las del Sol, luego por ello no actúa directamente contra el hombre sino contra el Espíritu Solar más elevado: el Cristo. El Sol es residencia de la 2ª jerarquía, como Jerarquía Solar a la que se llama “Espíritus de Luz”, de manera que Sorat es, por el contrario, el Espíritu de las tinieblas absolutas, el Demonio Solar por antonomasia.
El único y verdadero nombre del Cristo es “Yo Soy”, lo cual supone una afirmación total del principio del Yo, así como el Demonio Solar es la negación más radical del principio del Yo (Anticristo significa literalmente “Negador del Yo”). Como el centro y principal razón de la Era terrestre actual es el desarrollo del Yo humano, la actividad anticrística de Sorat está dirigida contra ese Yo, pero también contra sus creadores, es decir, contra todos los espíritus jerárquicos que dieron al hombre su Yo individual. Por ello Sorat es el adversario principal de los Elohim solares o Espíritus de la Forma, que son los verdaderos Padres celestiales del hombre como entidad provista del Yo.
Será en un futuro lejano cuando tendrá lugar la lucha definitiva contra Sorat, en el momento en que la humanidad disponga por completo de las fuerzas espirituales para poder emplearlas a favor del Cristo o a favor de su adversario, en una batalla entre los hombres que usarán la magia blanca y los que practicarán la magia negra. Será la separación anunciada entre buenos y malos, donde quedará establecida la humanidad rezagada de la tierra que habrá escogido el sendero negro y que llevará el sello del número de la Bestia: 666, Sorat. Y en ese momento, profetizado en el Apocalipsis, solo será posible resistirse a Sorat desde las fuerzas de la auténtica “magia blanca”, cuya fuente será el Logos Solar que entró en la tierra cuando tuvo lugar el Misterio del Gólgota: el Cristo.
Steiner se refirió siempre más a las entidades luciféricas y ahrimánicas (y a Cristo como centro y equilibrio entre ambos en el grupo escultórico del Goetheanum) que a las asúricas y a Sorat, y ello es debido a que el hombre solo podrá avanzar en su desarrollo espiritual tras haber alcanzado ese equilibrio, ya que para tener acceso al reino de Cristo ha de establecerse previamente un balance armónico y consolidado entre esas potencias adversas. Pero para resistir las tentaciones de las potencias asúricas, mucho más poderosas que aquéllas, que presionan cada vez más al hombre, y para poder enfrentarse, con posterioridad al año 1998 (666 x 3), con el Demonio Solar Sorat, el hombre necesita la ayuda de Cristo. La diferencia es que Lucifer y Ahriman quieren seducir al hombre para subyugarlo y utilizarlo para sus propias metas, llevándolo a su reino, que es la llamada “octava esfera”, mientras que los espíritus asúricos y los demonios de Sorat no intentan subyugar al hombre, sino destruirlo completamente como Yo humano.
El corazón del hombre y la inteligencia cósmica de Micael
Desde 1879, en que Micael fue nombrado Espíritu del Tiempo y regente actual de la Humanidad, la misión prioritaria de la época micaélica en que ya el hombre es el creador de sus propios pensamientos, consiste en espiritualizar su pensamiento con la ayuda de la ciencia espiritual y también en devolver a Micael la inteligencia cósmica así hecha terrestre, lo cual constituirá el comienzo de la cooperación espiritual directa entre el hombre y Micael.
Para Steiner el hombre puede seguir desarrollando su inteligencia –que es la inteligencia cósmica de Micael hecha terrestre- para espiritualizarla hasta poder transportarla al mundo astral o ámbito espiritual, para convertirse en nueva “clarividencia intelectual” (o capacidad de visión imaginativa penetrada por los pensamientos) que le conducirá a la vivencia consciente del Cristo etérico, que se mostrará y manifestará así cada vez en mayor grado. Es de enorme importancia un desarrollo y espiritualización del pensar y una comprensión del Cristo, para construir una morada para Micael y para el Cristo en los corazones humanos. Así como Cristo está presente en cada corazón humano gracias a su sangre etérica desde el Misterio del Gólgota, Micael quiere entrar en el corazón del hombre en su período actual de regencia, porque solamente así podrá cumplir su cometido sobre la tierra. Mediante los pensamientos espiritualizados del hombre, que es lo que significa la inteligencia “ascendida” de Micael, éste entra en su corazón y libera los pensamientos del ámbito de la cabeza abriéndoles el camino hacia el corazón.
Este es el comienzo de la Era de Micael en el cosmos y en el corazón humano -como nueva morada de Micael-. Los corazones empiezan a tener pensamientos, y se convierten en un nuevo órgano de percepción para el Cristo-Micael, pues el pensar es absolutamente necesario para el Alma Consciente llegada a su madurez. En el momento en que el corazón humano despierto al conocimiento tiene la vivencia de las palabras “No yo, sino el Cristo en mí”, se dará un cambio definitivo, que resultará en que si los espíritus luciféricos y ahrimánicos quisieran penetrar es el espacio interno del corazón, se encontrarán en él con Micael y con Cristo, lo cual supondrá el principio de la redención para esos espíritus.
Por tanto el destino de Micael en nuestra época es convertirse cada vez más en la entidad que sirve a Cristo. Micael lleva por delante la luz del conocimiento espiritual, y detrás Cristo lleva las exigencias del amor universal al ser humano, y ambos han de ser realizados en el espacio interno del corazón de cada ser humano.. Este espacio del corazón no es accesible a las fuerzas del mal, y el hombre ha de establecer en su alma esta morada donde vivenciar conscientemente la Presencia de Cristo-Micael, para ser capaz de comenzar con la transformación del mal en bien. Mediante la formación un nuevo espacio moral alrededor de su corazón con la ayuda del pensar espiritualizado, el hombre contará con una fuente de fuerzas en su enfrentamiento con el mal, que conformará la llama del impulso crístico de su alma.
Emilio Sáinz
Sociedad Biosófica
1 Textos consultados de Robert S. Mason: “The Advent of Ahriman” y “Ahriman conciousness”.
2 Textos consultados de Sergei O. Prokofieff: “El encuentro con el Mal y su superación en la ciencia espiritual”, “El significado oculto del Perdón” y “The East in the Light of the West”.
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